Respetar al país deudor
Una alternativa al enfoque tradicional sobre la resolución de crisis de deuda pública.
El catedrático de Economía de la Universidad de Viena, Austria, Kunibert Raffer visitó la Argentina este mes para exponer en unas jornadas organizadas por la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA acerca de la inserción de América Latina en el escenario internacional. El académico es reconocido por su idea de “insolvencia soberana”, que propone un mecanismo transparente de arbitraje para la determinación del monto que un país debe pagarles a sus acreedores. Dos de los aspectos más interesantes del trabajo de Rafferponen el énfasis en “la protección de la soberanía del deudor” y en el derecho de los habitantes de un país a “expresar su opinión y ser oídos”. “En la escena internacional no es posible escuchar a cada ciudadano, por lo cual debieran ser representados por ONG, asociaciones de empresas, de trabajadores, etcétera”, declaró el economista en una conversación telefónica mantenida con este medio. Y agregó que “estas garantías mínimas hoy no existen en ningún lugar”. La propuesta de Raffer consiste básicamente en adaptar el así llamado capítulo 9 del Código Civil de Estados Unidos, que se refiere a la insolvencia de deudores públicos tales como los municipios. La adopción de este mecanismo posibilitaría, entre otras cosas, que no existieran los fondos buitre o holdouts. En este sentido, el catedrático explicó que “bajo un procedimiento de insolvencia soberana, una vez que la disputa está resuelta no se puede volver a reclamar, debido a que después del proceso no se puede llevar a la corte al deudor nunca más; en otras palabras, la insolvencia concluye el problema”. Asimismo, enfatizó que“en una situación en la que el país no puede hacer frente a sus obligaciones, es decir, de insolvencia, obligadamente se debe hallar una solución con los acreedores y cuanto más rápido sea mejor para todos, incluso para el deudor”. Continuó agregando que “ésta debe basarse en el Estado de derecho, por lo que ningún acreedor puede ser el juez en esta negociación. Esto se aleja bastante de las propuestas del FMI, donde éste determina las políticas económicas del deudor, lo que en inglés jurídico se denomina ‘el plan’”. Para Raffer, el que un acreedor determine prácticamente los puntos esenciales de un acuerdo está en contra del concepto de Estado de derecho. “En el caso de la Argentina, no hubo otra alternativa hace poco más de diez años, cuando no existía un procedimiento legal normal que salvaguardara los derechos humanos del deudor. En el caso de uno que está en bancarrota, no se le puede exigir que pague la totalidad de la deuda sin que con ello se perjudique la dignidad humana y se genere más pobreza. Entonces, ante la falta de un procedimiento internacional al Estado deudor no le queda otra posibilidad que decir ‘yo no pago’. De manera unilateral decide cuánto les va a poder pagar a los acreedores”. En este punto debe entenderse que, si bien en términos generales ésta no constituye la mejor solución, se la puede considerar como tal dadas las circunstancias. ¿Cómo resolver una disputa? “Desde mi punto de vista, se debería formar un panel de arbitraje integrado por tres o cinco personas, donde una o dos sean nominadas por el deudor y una o dos, por el acreedor. Luego éstos deberán escoger una tercera o quinta persona, según corresponda, para que el número total de miembros del panel sea impar. Ésta es una forma de que arbitren totalmente desinteresados y que puedan asumir la función que tenga la corte para expedirse sobre el caso”, explicó el especialista austríaco. En relación con la crisis de Grecia, consideró que una reducción de la deuda es inevitable y que a causa de los créditos oficiales por parte de la comisión de los países miembros y de créditos bilaterales del FMI, el país cuna de las Olimpíadas terminó con un mayor stock de deuda. Esta situación se ve reflejada en el salto que dio el ratio deuda/PBI que, de acuerdo con Raffer, pasó de aproximadamente el 120% en el momento en que estalló la crisis al 180% actualmente. “Resulta totalmente increíble que después de ser ayudado la situación del deudor no sea mejor que antes”, reflexionó al respecto el profesor Raffer. Por último, manifestó su temor de que, como consecuencia de la situación actual, la economía helena termine por ingresar en un período de estancamiento similar al que atravesó América Latina luego de la crisis de la deuda que se inició con el default de México en 1982 y que se conoce como la “década perdida”. (Redacción Central)
Una mirada diferente sobre la insolvencia soberana
El catedrático de Economía de la Universidad de Viena, Austria, Kunibert Raffer visitó la Argentina este mes para exponer en unas jornadas organizadas por la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA acerca de la inserción de América Latina en el escenario internacional. El académico es reconocido por su idea de “insolvencia soberana”, que propone un mecanismo transparente de arbitraje para la determinación del monto que un país debe pagarles a sus acreedores. Dos de los aspectos más interesantes del trabajo de Rafferponen el énfasis en “la protección de la soberanía del deudor” y en el derecho de los habitantes de un país a “expresar su opinión y ser oídos”. “En la escena internacional no es posible escuchar a cada ciudadano, por lo cual debieran ser representados por ONG, asociaciones de empresas, de trabajadores, etcétera”, declaró el economista en una conversación telefónica mantenida con este medio. Y agregó que “estas garantías mínimas hoy no existen en ningún lugar”. La propuesta de Raffer consiste básicamente en adaptar el así llamado capítulo 9 del Código Civil de Estados Unidos, que se refiere a la insolvencia de deudores públicos tales como los municipios. La adopción de este mecanismo posibilitaría, entre otras cosas, que no existieran los fondos buitre o holdouts. En este sentido, el catedrático explicó que “bajo un procedimiento de insolvencia soberana, una vez que la disputa está resuelta no se puede volver a reclamar, debido a que después del proceso no se puede llevar a la corte al deudor nunca más; en otras palabras, la insolvencia concluye el problema”. Asimismo, enfatizó que“en una situación en la que el país no puede hacer frente a sus obligaciones, es decir, de insolvencia, obligadamente se debe hallar una solución con los acreedores y cuanto más rápido sea mejor para todos, incluso para el deudor”. Continuó agregando que “ésta debe basarse en el Estado de derecho, por lo que ningún acreedor puede ser el juez en esta negociación. Esto se aleja bastante de las propuestas del FMI, donde éste determina las políticas económicas del deudor, lo que en inglés jurídico se denomina ‘el plan’”. Para Raffer, el que un acreedor determine prácticamente los puntos esenciales de un acuerdo está en contra del concepto de Estado de derecho. “En el caso de la Argentina, no hubo otra alternativa hace poco más de diez años, cuando no existía un procedimiento legal normal que salvaguardara los derechos humanos del deudor. En el caso de uno que está en bancarrota, no se le puede exigir que pague la totalidad de la deuda sin que con ello se perjudique la dignidad humana y se genere más pobreza. Entonces, ante la falta de un procedimiento internacional al Estado deudor no le queda otra posibilidad que decir ‘yo no pago’. De manera unilateral decide cuánto les va a poder pagar a los acreedores”. En este punto debe entenderse que, si bien en términos generales ésta no constituye la mejor solución, se la puede considerar como tal dadas las circunstancias. ¿Cómo resolver una disputa? “Desde mi punto de vista, se debería formar un panel de arbitraje integrado por tres o cinco personas, donde una o dos sean nominadas por el deudor y una o dos, por el acreedor. Luego éstos deberán escoger una tercera o quinta persona, según corresponda, para que el número total de miembros del panel sea impar. Ésta es una forma de que arbitren totalmente desinteresados y que puedan asumir la función que tenga la corte para expedirse sobre el caso”, explicó el especialista austríaco. En relación con la crisis de Grecia, consideró que una reducción de la deuda es inevitable y que a causa de los créditos oficiales por parte de la comisión de los países miembros y de créditos bilaterales del FMI, el país cuna de las Olimpíadas terminó con un mayor stock de deuda. Esta situación se ve reflejada en el salto que dio el ratio deuda/PBI que, de acuerdo con Raffer, pasó de aproximadamente el 120% en el momento en que estalló la crisis al 180% actualmente. “Resulta totalmente increíble que después de ser ayudado la situación del deudor no sea mejor que antes”, reflexionó al respecto el profesor Raffer. Por último, manifestó su temor de que, como consecuencia de la situación actual, la economía helena termine por ingresar en un período de estancamiento similar al que atravesó América Latina luego de la crisis de la deuda que se inició con el default de México en 1982 y que se conoce como la “década perdida”. (Redacción Central)
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