Reticentes, los policías de los grupos especiales aportaron poco

NEUQUÉN (AN)- Muy reticentes, por momentos desmemoriados o con respuestas que parecían haber sido facturadas en la misma matriz, cinco policías de los grupos especiales aportaron poco en la décima jornada del juicio oral contra el cabo primero José Darío Poblete por el asesinato de Carlos Fuentealba. Para hoy están citados otros seis y son mínimas las esperanzas de que se presenten con otra tónica.

«Eso que usted me pregunta no lo vi, y si lo vi no me acuerdo», llegó a decir uno de los policías al responder al interrogatorio de la acusación. Además todos los efectivos se preocuparon por dejar en claro que no hicieron nada sin que se los ordenara alguno de sus jefes, y al que más mencionaron fue al subcomisario Aquiles «Cobra» González, jefe de la Despo e imputado en la causa Fuentealba II. Es el que dio la orden «paren a ese auto» cuando el Fiat 147 en el que viajaba el docente asesinado lo atropelló. La poca predisposición de los policías hizo naufragar las expectativas de la querella y del gremio docente, que ayer convocó a un retiro y se movilizó en buen número hacia la vieja Legislatura para observar estas declaraciones. «Hay un fuerte espíritu de cuerpo que impide que desde la misma policía surja cuál fue la estrategia y el plan para desarrollar la represión de Arroyito», dijo Marcelo Guagliardo (ver aparte).

La audiencia de ayer tuvo entre el público al abogado de la Jefatura, Gustavo Lucero, quien defiende a varios ex jefes. Aprovechó la presencia de los medios de prensa para anunciar que había pedido que citen a declarar al ex gobernador Jorge Sobisch como testigo en la causa Fuentealba II (ver aparte).

Sobisch también podría ser citado como testigo en el juicio contra Poblete, aunque primero debe decidirse a pedirlo el querellante Gustavo Palmieri quien representa a la viuda Sandra Rodríguez. El defensor Ladislao Simon, quien en una época estuvo interesado en el mismo objetivo, ayer declaró que en su opinión el ex gobernador sólo puede comparecer como acusado.

El juicio oral se acerca a su etapa final. En teoría quedan dos audiencias, pero ayer la fiscalía solicitó un testigo nuevo y mañana la querella pedirá otros, por lo que difícilmente los alegatos se realicen el lunes como estaba previsto.

En la jornada de ayer el suboficial Adrián Espinoz, del GEOP Cutral Co, declaró que cuando se acercaron los manifestantes para recriminarles que habían herido a Fuentealba tuvo temor de que lo lastimaran, pese a que estaban todos desarmados y él en cambio llevaba una escopeta, casco y equipo especial. Tampoco fue capaz de dar los nombres de los otros policías que estaban cerca suyo porque «con uniforme negro son todos iguales y no los puedo identificar».

Espinoz dijo primero que a Poblete lo conocía «de vista» pero luego admitió que había

trabajado tres años con él. Se redimió con un modesto aporte: afirmó que el imputado, que pertenecía al grupo de Zapala, no tenía nada que hacer en el móvil de Cutral Co, al cual se subió luego de que Fuentealba resultara herido.

El sargento ayudante Elisardo Muñoz, que lleva 17 años en grupos especiales, fue otro de los que no pudo decir a quién tenía a su lado porque «en ese momento de tensión uno no presta atención».

El sargento primero Ricardo Bascur, con 17 años en la Despo, fue el autor de la frase «si lo vi no me acuerdo». También afirmó, preguntado por la defensa, que una granada de gas disparada por escopeta tiene la misma fuerza al salir que al caer. El querellante le preguntó si conocía de cinética, y Bascur admitió: «lo que aprendí en la secundaria, nada más».

A Juan Sobarzo, sargento de la Despo, le preguntaron por qué disparó contra manifestantes que estaban lejos de la ruta. «No sé, yo recibí la orden», respondió. Y el sargento Jorge Beroiza dijo que Aquiles González le ordenó que tirara granadas sobre un sector pero el comisario Jorge Garrido dijo que no lo hiciera.