Retrato de un gentilhombre

Está a punto de dejar su cargo como entrenador de Las Leonas.

Sergio Vigil se ubica en una posición de inusual prestigio, en un pedestal de indiscutido, de paladín de la moralidad deportiva. El técnico de Las Leonas fatiga sus últimos metros como entrenador, pero no abandona su enfática oralidad, esa que lo hace expresarse como un optimista exce- sivo. Vigil no pierde su mirada crítica, tan lúcida como lapidaria. «Más que decir, hay que hacer. El ejemplo lo tiene que dar el que está en mejor situación, hay que cambiar el enfoque», sostiene en una larga charla con «Río Negro».

– ¿Cómo ve el deporte argentino?

– Creo que hay dividirlo en dos. El de conjunto ha podido paliar dificultades estructurales, tecnológicas, económico-financieras, porque da más oportuni- dades; se pueden minimizar erro-res y potenciar virtudes. El individual está en una situación más difícil porque necesita una estruc- tura más grande desde que el deportista nace. Y los otros países del mundo hacen la diferencia en esos aspectos. A todo esto, el espíritu del entrenador y del deportista argentino es muy bueno. El deseo es grande, el sueño es de todos los días…

– Pero lo que falta es…

– El problema entre los que dirigen y no hablo sólo de las federaciones, sino de la gran dirigencia-país. No hay una política estratégica para el deporte como no la hay para la salud, la ciencia, la educación… Comparándonos con países que tienen tantas o más dificultades, estamos por debajo. No puede ser qu Cuba, con todas sus dificultades , termine 9º en un Juego Olímpico y que Argentina esté en el puesto 37.

– ¿Qué significa eso?

– Que Cuba tiene una política deportiva muy importante. Las estrategias deben tener una continuidad a través del tiempo. No puede ser que se ataque al deporte específicamente cuando falta año para un Juego Olímpico, que a la seguridad se la mire cuando hay secuestros y así en todas las áreas. Eso debe ser un bien ganancial del país. Y no es una estrategia de una gestión sino de años y años de gestiones.

– En el hockey se logró una continuidad que no se consi

guió en otras áreas, ¿Será porque no hay tanto dinero en el medio?

– (Hace un silencio, suspira) No quisiera ni imaginar eso. A ver: yo lo manejo partiendo de la base. ¿Cómo se efectúa un elección presidencial? Hay cinco o seis partidos que quieren llegar a ganar. Eso es lógico y tiene que ser así. Pero una vez que se terminó esa etapa, los que perdieron pasan a ser opositores. El compromiso para todos los que se postularon para dirigir un país, es contribuir al crecimiento del país. La oposición puede criticar pero no poner piedras en el camino a la conducción.

– ¿Por qué no hay continuidad entonces?

– Porque cada uno trabaja para su gestión. Quieren que en sus seis años de conducción sean espectaculares pero no importa como dejo el país, el equipo, la empresa o lo que sea. Uno cuando dirige no tiene que pensar en uno sino en lo que dirige. Si es el hockey, es ese deporte el que debe que triunfar. Con el país pasa lo mismo. Para mí, el momento más difícil va a empezar cuando deje de ser el técnico de la selección.

– ¿Por qué?

– Ahí diré: 'por favor, que siga creciendo'. Si eso pasa, quiere de-cir que el trabajo y la huella que hemos dejado fue muy grande. Si de hoy para mañana el equipo pierde los valores, el espíritu, el sentido de pertenencia por la camiseta, las ganas de entrenar… entonces voy a decir: 'Pucha, ¿qué dejé?' También puede haber descuidos y los que lleguen destruyan lo anterior. Eso ya no depende de uno.

Juan Ignacio Pereyra (ABA)

Ese horizonte llamado Bielsa

– En un momento el fút-bol, básquet, rugby y ho-ckey coincidieron prestigiosos entrenadores.

– (Sonríe) Pero nos fui-mos contagiando uno de otro. Magnano tiene en su grupo a personas que cobran millones y el espíritu de ese equipo es increíble. Ahí se ve la conducción. Lo mismo cuando Bielsa dirigía al fútbol.

-¿Cómo vio lo de Bielsa?

– Uno siempre quiere que las personas como Marcelo estén como conductores nacionales. Porque son un ejemplo de vida, no sólo de deporte. Él dejó un legado. Se está armando una revolución de valores… No va a pasar mucho tiem-po y habrá una transformación muy grande de los valores actuales, esos que privilegian el tener versus el ser. En el mundo se corre detrás del tener o de aparentar. Porque eso da po-der.

«La permanente conquista de uno mismo»

«No hará otro igual», coinciden quienes estuvieron a su lado y comienzan a sentir nostalgia, porque Vigil dejará de ser el entrenador cuando finalice el Trofeo de Campeones, que se jugará en Rosario a partir del 6 de noviembre. Jugadoras que acompañaron a Las Leonas durante años y luego les tocó quedar afuera de los Juegos Olímpicos, por ejemplo, cuentan que «Cachito» les transmitió esa decisión con lágrimas.

– ¿Qué va a pasar cuando ya no esté con Las Leonas? ¿Habrá un retroceso?

– En el hockey tengo plena confianza que no va a ocurrir. Se puede perder o ganar un torneo, pero lo que no se va a perder es la huella de los valores esenciales. Para eso debe haber cambio de personas y que la que venga encuentre una mejor estructura. En nuestro país nunca se deja una mejor estructura y si eso pasa, el que llega la voltea. Porque las bases de toda campaña son de agresión contra lo que se hizo anteriormente. Por egoísmo y falta de inteligencia, en Argentina siempre se empieza de cero.

– ¿Cómo debería ser el entrenador que lo reemplace?

– El que va a venir puede cambiar la táctica del equipo. Lo que no puede cambiar son los valores fundamentales: esfuerzo, humildad, solidaridad, espíritu de lucha, perseverancia, autosuperación. Al contrario, si ve que algún valor no está bien lo tiene que estimular.

– Esos valores no abundan en el día a día…

– No escasean en la gente ¿Sabés cuántos campeones de la vida hay que no salen en televisión o en revistas? José Ingenieros lo decía: «Es un país que tiene dones pero no tiene méritos». El argentino es pícaro pero no inteligente. Y si lo es, lo utiliza para su autodestrucción. Pensamos que somos inteligentes jorobando al otro.

– La realidad, ¿no lo desmotiva?

– Me puede angustiar o entristecer pero no quitar la energía sublime, que no depende de lo externo. Ese es otro gran problema que tenemos: «No puedo hacer esto porque en nuestro país es imposible». Nada es imposible. La energía es actitud, es el motor, y no se detiene ante la adversidad. En todos los aspectos, profesional o humano, la oportunidad de ser mejor que el día anterior no hay que dejarla pasar. El camino de lucha es difícil. Pero todas las adversidades no pueden frenar nuestra búsqueda ni quitarnos los valores. Habrá que buscar otras alternativas para no escoger un camino más directo hacia un objetivo.

– Ese camino nunca es derecho.

– Nooo, nunca. Jamás. En cuanto uno lo acortó por picardía, se alejó totalmente de la meta. ¿Qué es el éxito? Una permanente conquista de nosotros mismos.


Sergio Vigil se ubica en una posición de inusual prestigio, en un pedestal de indiscutido, de paladín de la moralidad deportiva. El técnico de Las Leonas fatiga sus últimos metros como entrenador, pero no abandona su enfática oralidad, esa que lo hace expresarse como un optimista exce- sivo. Vigil no pierde su mirada crítica, tan lúcida como lapidaria. "Más que decir, hay que hacer. El ejemplo lo tiene que dar el que está en mejor situación, hay que cambiar el enfoque", sostiene en una larga charla con "Río Negro".

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