Revelan 10 “cocinas” narco con protección política
La “zona liberada” financia a jueces, fiscales y partidos, dijo.
El País
En el Bajo Flores hay zonas donde las fuerzas de seguridad no ingresan y mandan los narcos, aseguran.
BUENOS AIRES (DyN) – Jorge Rodríguez, exasesor del Ministerio de Seguridad que conducía Nilda Garré, ratificó ayer su denuncia sobre la existencia de diez laboratorios de producción de cocaína en la villa 1-11-14 del Bajo Flores, que gozan de “custodia militar” y planteó que hay “fuertes evidencias” que “toda la política nacional se financia con dinero del narcotráfico”.
Si bien dijo “exculpar” a la presidenta Cristina Fernández de esta denuncia por entender que la mandataria “hay muchas cosas de las que no tiene idea” y puntualizó la pasividad de la oposición, Rodríguez afirmó que los narcos de esa villa “han pasado de dominar una casa y una cuadra, a tener 15 manzanas”.
Colaborador del legislador porteño y presidente de la ONG La Alameda, Gustavo Vera, quien ayer hizo público estos datos en la Legislatura, Rodríguez confirmó por Cadena ECO las conclusiones de su investigación y admitió tener “miedo” por su vida.
“Soy o fui ‘bomba’ durante muchos años, denuncié a varias comisarías como vecino, tuve custodia policial durante años, soy humano como todo el mundo y tengo miedo”, reconoció. “He tomado algunos recaudos: ahora trabajo en una organización y después de este salto a los 15 minutos de fama, creo que se les va a hacer un poco más difícil matarme”.
Vera, relacionado con el papa Francisco, presentó ayer un informe –que ya fue elevado a la Justicia– en el que denunció que en Bajo Flores la actividad de narcotraficantes es protegida por unos “300 soldados” con armas de todo tipo. “La situación es muy grave, la Argentina produce desde hace 10 años y exporta cocaína”, alertó Rodríguez y precisó que “esto ha sido encubierto por las autoridades políticas, por los jueces y fiscales federales y hasta incluso por la oposición, que sabe lo que pasa y nadie habla nada”. El exasesor del ministerio de Seguridad en tiempos de Garré reiteró: “No le estoy tirando todo el fardo a este gobierno” pero “la política nacional se está financiando con esto”.
Consultado sobre si se había “infiltrado” en ese barrio carenciado para investigar sobre las actividades relacionadas con el narcotráfico, Rodríguez evitó definirse en esos términos. “’Infiltrado’ es una palabra un poco complicada hasta penalmente”, señaló y explicó: “Me metí en el lugar varias veces; con vecinos que, lamentablemente, son adictos”. Añadió que la zona donde él y otros compraban cocaína está a “cien metros de la avenida Riestra y Bonorino. Allí, había tres retenes militares, donde me palpaban de armas”. “Estimo que sigue habiendo 300 soldados peruanos fuertemente armados con fusiles, FAL, ametralladoras, todo tipo de armas de puño”, detalló. Rodríguez recordó que, años atrás, ese aparato militar comenzó “a custodiar tres laboratorios” y que “la situación fue evolucionado con un modelo de crecimiento calcado de lo que fue el Senderismo, de crecimiento y acumulación”.
El País
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