Revelan fragmentos de una de las cartas

"Estoy cansado de luchar", escribió a sus sobrinos. Pedía al periodismo que lo trate con piedad.

BUENOS AIRES (DyN).- «Estoy cansado de luchar, galopando contra el viento», fue una de las frases con que el cardiocirujano René Favaloro justificó su suicidio, ocurrido el sábado pasado, según se desprende del fragmento de una carta que fue difundido ayer, en el que también pidió que se lo recuerde como a un «médico rural» y que no se haga «una comedia de su muerte».

El fragmento que sus familiares decidieron hacer público figura en una de las siete cartas que Favaloro dejó a sus sobrinos, amigos y autoridades, y de las cuales se desprende, según reveló ayer el fiscal Claudio Soca que interviene en la causa, que la crisis financiera por la que atravesaba su Fundación fue una de las causas de la determinación que tomó el cardiocirujano.

En la primera transcripción textual que se conoce de una de esas cartas, Favaloro afirmó: «Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía Don Ata (en alusión al folklorista Atahualpa Yupanqui). No puedo cambiar. No ha sido una decisión fácil pero sí meditada. No se hable de debilidad ni de valentía».

«El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano. Sólo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco de piedad», expresó Favaloro, en el fragmento de la carta transcripto ayer. A través de un breve fax remitido a la redacción de DyN, los sobrinos de Favaloro justificaron el silencio mantenido hasta ahora en «el profundo dolor que nos causa la desaparición física de René» que «no nos ha permitido expresar públicamente algún mensaje que aliviara el dolor que los argentinos estamos sintiendo».

En tanto, el fiscal Soca quien leyó las siete cartas legadas por Favaloro junto al juez de instrucción número 41 Daniel Turano, expresó que «el venía luchando por subsanar los problemas económicos y como no podía, optó por esta decisión».

Por otra parte, Soca aclaró a radio Mitre que «el juez (Turano) investigará si esos fueron los motivos o hubo otros conexos, pero que fue un suicidio, no hay duda» aunque añadió que «no» se desprende otra motivación que la carencia de dinero.

Sobre la nota dirigida «A las autoridades competentes», fechada el último sábado, día de su deceso, confió que «es una nota muy presentable, clara perfectamente» realizada en computadora, y que en los otros casos «algunas están manuscritas y otras (realizadas) a máquina».

Además, en la carta que dirigió a sus sobrinos, el cardiocirujano expresó su voluntad de ser cremado y prohibió que se realizaran «ceremonias religiosas o civiles en su nombre».

Opina Alfonsín

El ex presidente Raúl Alfonsín, tras calificar a Favaloro como el mejor médico de la Argentina, pidió que no se carguen las culpas sobre el Estado, al buscar las causas del suicidio del cardiocirujano.

«Parece que hubiera una psicosis generalizada en el sentido de imputarle al Estado el problema. La reacción, a mi entender, es equivocada porque prácticamente parece que lo matara el Estado», opinó Alfonsín en declaraciones al canal 7. Si bien reconoció que había «una deuda muy grande» con la Fundación Favaloro, recordó que tanto en su gobierno como en el de Carlos Menem «le dimos un aval muy fuerte» para que recibiera créditos del BID, así como subsidios.

Mientras tanto, el interventor del PAMI, Horacio Rodríguez Larreta, consideró ayer que ese organismo «no tiene una deuda verificada» con la Fundación Favaloro y que «lo que hay es un viejo reclamo de facturas entre el año «93 y «95» que no figuran en los libros contables».

En declaraciones a radio Mitre, el funcionario aclaró que no es que se pensara que las prestaciones no se efectuaron, ni que no se debieran. «Las 195 facturas de entre 1993 y 1995 no figuran -dijo el funcionario-. Lo que dijimos es que en ninguno de los libros contables del PAMI figura esa prestación, ni figura esa deuda».

«Lo que le comunica Felgueras a Favaloro en la última reunión que tuvo, es que la única alternativa que queda y que está prevista en esta conciliación obligatoria, es ir a verificar caso por caso a ver si los servicios efectivamente se dieron», explicó. (Télam, DyN)

«Fatiga y desencanto» en nota a De la Rúa

BUENOS AIRES (DyN).- El secretario privado de la Presidencia, Ricardo Ostuni, quien leyó el viernes una carta que René Favaloro le remitió al presidente Fernando de la Rúa, consideró ayer que, en el texto, el cardiocirujano trasuntaba «desencanto, fatiga y cansancio», pero que de ninguna manera había indicios que hicieran presagiar un final tan trágico.

Además, según Ostuni, el lunes último, sólo dos días después del suicidio de Favaloro, De la Rúa tenía previsto dar curso a su pedido de intercesión ante importantes empresarios para que ayudaran a la Fundación a lograr los fondos que necesitaba. También para ese mismo día, autoridades del PAMI habían programado la primera reunión para revisar factura por factura los reclamos de pagos de Favaloro y determinar si se podía pagar algo de la deuda de dos millones de dólares que mantenía esa obra social con la Fundación, aseguró ayer el interventor del Instituto, Horacio Rodríguez Larreta.

Ostuni explicó que después de haber recibido el viernes la misiva de Favaloro, al día siguiente, cuando se encontró con De la Rúa en el acto de inauguración de la Exposición Rural, le anticipó el contenido con el pedido de intercesión ante «tres o cuatro empresarios». El secretario de De la Rúa señaló que el tono de la carta, si bien era «grave», también era amistoso, ya que estaba dirigida a «Fernando», y lo tuteaba.

Favaloro le pedía a De la Rúa que intercediera «ante los peces gordos» que nombraba -tres o cuatro conocidos empresarios- para que donaran dinero, reveló Ostuni.

Sin embargo, aseguró el secretario que «si bien la carta está escrita en un tono de seriedad y gravedad, no preanuncia de ninguna manera un desenlace de semejante naturaleza».

Por otra parte, el jefe de Relaciones Públicas de la Fundación Favaloro, Carlos Penelas, justificó ayer que el diario La Nación no haya publicado en su momento una carta del cardiocirujano, ya que se trataba de una «secreta confesión».


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