Rige el pase de boletas en la UCR de Bariloche
La aplastante derrota del domingo alienta la búsqueda de culpables. El veranismo, en el centro de los cuestionamientos. La responsabilidad se extiende incluso al ex presidente De la Rúa.
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Tras el desastre electoral del domingo, el radicalismo local comenzó a exhibir con mayor claridad las profundas divisiones que acompañaron el fracaso de la gestión de Atilio Feudal y signaron el derrumbe de su último candidato, Guillermo Jáuregui.
El arco opositor interno -integrado por el MAR, los blancos (mendioristas) y algunos rojiblancos (veranistas) desencantados- descargó responsabilidades sobre la máxima conducción partidaria que lidera el senador Luis Falcó. Comenzó también a elaborar una propuesta para desplazar a las viejas estructuras y «refundar» el partido «desde el llano» en las próximas internas.
En tanto que el presidente del comité local, el veranista Hugo Castañón, repartió las causas del revés electoral entre los fracasos de De la Rúa, Feudal y la eterna crisis provincial.
En las elecciones para intendente el radicalismo ocupó un insólito séptimo lugar, con apenas el 4,7%. Castañón admitió que «seguramente fueron muchos» los votos radicales que se fugaron a otras fuerzas.
Recordó que él había sido partidario de que se renovaran todos los cargos municipales o que la UCR no se presentara a la elección. Pero luego aceptó apoyar a Jáuregui, quien proviene de la minúscula línea «Violeta».
También cuestionó al resto de los dirigentes del partido que no acompañaron a Jáuregui y los invitó a confrontar en la elección de autoridades partidarias, cuyo cierre de listas vence en pocos días.
Castañón anticipó también que darán «todo el apoyo» al intendente electo Alberto Icare y se comprometió a trabajar en Viedma para conseguir «que la coparticipación se pague al día».
A la hora de evaluar la derrota, el presidente de la UCR opinó que las gestiones de gobierno del partido tuvieron mucho que ver. «No le cumplimos en nada a la gente en el municipio y tienen razón en castigarnos», dijo. Y acotó: «También pesó lo ocurrido con De la Rúa y la provincia, que no da respuesta con la salud y la educación».
Por su parte, el concejal y referente del sector Azul, Ricardo Spoturno, recordó que ellos postulaban al médico Javier Alaniz, quien finalmente no se candidateó porque rehusó ir a internas.
«Era el perfil de vecino con trayectoria local que quería la gente, como ocurrió con Icare y Caram», argumentó.
El desencanto y dispersión de los afiliados radicales abroqueló rápidamente a la disidencia partidaria en torno de un frente común. Pero en el diagnóstico de lo sucedido y el trazado de las futuras líneas de acción persisten las diferencias.
En nombre del MAR, el dirigente de los «azules» Oscar Cárdenas planteó la «refundación del radicalismo» para avanzar desde Bariloche hacia la provincia exigiendo el alejamiento de la máxima conducción rionegrina, a la que responsabiliza del vaciamiento partidario.
«El veranismo se encargó de aniquilar el partido para vendérselo al mejor postor», sentenció.
Cárdenas no acepta términos medios, «si el veranismo no da un paso al costado le vamos a plantear una interna descarnada» aseguró, aun consciente de no contar con más armas que un reducido grupo de «radicales de buena fe».
Su sector rechaza tanto la postulación de Daniel Sartor como la de Miguel Saiz para sustituir a Falcó.
En una postura cercana se ubica la legisladora Noemí Sosa -referente de los blancos-, quien admitió que «el radicalismo no tiene más opción para definiciones intermedias» y acordó con una renovación dirigencial aun a costa de su propia participación.
La nota discordante la dio el máximo referente del mendiorismo, Iván Lázzeri, quien pidió «no demonizar a nadie» en la búsqueda de una salida y vio en Saiz una figura más adecuada para «encontrar un consenso» a la hora de renovar autoridades. Diferencias al margen, Lázzeri se encargó de enfatizar «la vocación» de los sectores disidentes de «ir a internas todos juntos».
En fin, como nunca: «Calma radicales».
Jáuregui, de acompañado a traicionado
Guillermo Jáuregui no terminó de digerir aún que su nombre quede asociado con la peor elección de la historia para el radicalismo de Bariloche y atribuyó el resultado a «la traición de algunos dirigentes», que se negó a identificar.
Dijo haberse sentido «acompañado» por el presidente del comité, Hugo Castañón, pero no por la oposición interna y tampoco por la conducción provincial. «Desde Viedma también faltó entusiasmo y apoyo», se quejó.
Hay datos que son elocuentes para describir el desastre: el partido tiene en Bariloche unos 6.000 afiliados, pero Jáuregui sacó sólo 1.650 votos, un puñado más de los 1.300 que cosechó hace dos años en la interna abierta que perdió por lejos con Atilio Feudal.
El candidato radical se preocupó en «agradecer especialmente» a la gente que lo votó y prefirió esperar unos días para el análisis «objetivo». Pero aun así consideró que hubo «una traición que está a la vista y un triunfo de la antipolítica».
Cuestionó a sus correligionarios «que jugaron a la interna en la general», en alusión al traspaso de votos que habrían apoyado masivamente al ganador, Alberto Icare. Dijo creer también que tenía posibilidades de hacer un mejor papel a pesar de la crisis de la salud y la educación, que la gente identifica con los errores del gobierno radical.
Durante la campaña la imagen de Jáuregui quedó muy mellada cuando se hizo público que cobraba un sueldo en la policía y otro en la Legislatura realizando supuestas tareas de difícil comprobación. Por esta situación, incluso, una fiscal inició de oficio una investigación penal.
Jáuregui asumió «haber cometido algunos errores en cuanto a las aclaraciones» que se imponían y que no supo dar. Pero insistió en que «hubo otras cosas que jugaron» en el fracaso y las relacionó con una porción importante del partido, «que jugó a la derrota». (AB)
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Tras el desastre electoral del domingo, el radicalismo local comenzó a exhibir con mayor claridad las profundas divisiones que acompañaron el fracaso de la gestión de Atilio Feudal y signaron el derrumbe de su último candidato, Guillermo Jáuregui.
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