Rígido perfil turístico de Bariloche se convierte hoy en su talón de Aquiles

La situación generada por la erupción del volcán Puyehue puso en evidencia la necesidad de buscar alternativas económicas a los ingresos que proporciona el turismo y, dentro de este segmento, el riesgo que significa apuntar a un solo segmento de la actividad como lo es el de más altos recursos. Hoy “salvan las papas” los contingentes de estudiantes y el turismo “gasolero”.

La crisis provocada por la erupción del volcán Puyehue confirmó la necesidad de generar diferentes opciones económicas en la ciudad; no depender exclusivamente del turismo y menos de un solo segmento turístico.

La crisis económica y social, que lentamente comienza a expandirse en Bariloche, permitió no obstante generar mayor conciencia y solidaridad, un valor social escaso en Bariloche. Quedó en evidencia que, ante los desastres, en conjunto se logran las soluciones.

Por otra parte, se ha demostrado que el criticado y despreciado turismo estudiantil es el único que aparenta no tener bajas tan significativas. Los grupos que llegaron a esta ciudad muestran sentirse a gusto, mientras tengan garantizada la diversión (hasta el volcán parece un atractivo más para su estadía).

También llegaron algunos jubilados y grupos de turismo social, antes desechados por quienes privilegian al visitante internacional. Es cierto que su poder de gasto es notablemente inferior, pero suma a la economía. Y es el único sector que gasta en la actualidad.

También hay mayor consenso en que una ciudad tan grande no puede basar su economía en lo que pase en unos meses de temporada turística. Hace falta pensar en desarrollar otros emprendimientos e industrias, no contaminantes claro. Y diversificar la oferta para el turismo. Urgen imaginativas alternativas para los visitantes. Y, de un una vez por todas, un centro de congresos y convenciones.

Para una ciudad turística es vital tener buenos accesos aéreos y terrestres. Está el aeropuerto internacional (hoy cerrado por tiempo indefinido) y también se construye la demandada Ruta 23, una lejana esperanza, pero que terminará siendo un segundo acceso terrestre desde el Atlántico y desde el Valle, con la unión con las rutas 6 y 8.

Es comprensible la angustia de pobladores de La Angostura que buscan impedir más polución, para lo cual exigen mantener cerrado Paso Cardenal Samoré. Pero debe considerarse que hoy se trata, tal vez, de la única puerta para reactivar la economía con el turismo chileno y de otros países. Sería deseable buscar alguna alternativa que no se circunscriba al paso Pérez Rosales, opción interesante pero insuficiente.

También cabe preguntarse si un aeropuerto en El Bolsón no aliviaría la situación actual de Bariloche, ya que sin duda podría operar antes que el local. En su momento Joe Lewis propuso construir uno, para aterrizar con su avión. Fuera de discusiones ideológicas, si tal aeropuerto existiese, hoy habría otra alternativa.

Los contingentes de turismo estudiantil no han mermado su presencia en Bariloche y hoy son muy bienvenidos en la ciudad.

Toncek Arko

bariloche@rionegro.com.ar

ERUPCIÓN DEL PUYEHUE


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