Rincón de los Sauces teme por otro gran alud

RINCÓN DE LOS SAUCES (ARS).- Todos los trabajos que se realizaron para encauzar los desagües aluvionales después de una histórica tormenta que literalmente sepultó a la mitad de ésta ciudad, hoy muestran claras señales de debilitamiento y falta de control.

El pasado 28 de febrero, un alud de agua y barro bajó por los dos cañadones que flanquean a Rincón de los Sauces, manifestándose con violentos desbordes a la altura de la ruta provincial 6.

Los dos Parques Industriales y cuatro barrios sufrieron las consecuencias de la tempestad, quedando enterrados bajo un metro de barro que ingresó a viviendas, escuelas, empresas y vehículos.

Las causas del fenómeno no sólo fueron climáticas, ya que los cañadones que debían transportar el agu desde las bardas cercanas hasta la margen derecha del río Colorado, estaban tapados de basura y hacía años que ninguna autoridad ordenaba pasar máquinas viales para mantenerlos.

La situación fue catastrófica y los daños en aquella ocasión se calcularon en aproximadamente en seis millones de pesos, según datos brindados por el gobierno , y ocho millones, según entes privados.

En la oportunidad, el gobernador Jorge Sobisch recorrió los lugares afectados y se comprometió a construir al menos cien viviendas para las personas que viven en la zona de peligro, además de reponer cerca de un millón de pesos que gastó la municipalidad para cubrir la emergencia, casi al momento en que se produjo el trágico hecho.

Las promesas fueron incumplidas en su totalidad y hasta el momento, la localidad no recibió ni un centavo del dinero que llegaría «e pocos días», según prometía el anuncio.

Los únicos trabajos en este sentido que se realizaron financiados por el gobierno provincial fueron ejecutados por Recursos Hídricos.

Desde esa área, se dispuso un intenso operativo de máquinas viales para darle profundidad y caudal suficiente a los cañadones que mantienen traza sobre la zona urbana.

Sin embargo, las últimas lluvias caídas en Rincón, que apenas alcanzan un pequeño porcentaje de la histórica tormenta, estuvieron a punto de desbordar nuevamente el cañadón cercano al ingreso de la ciudad.

Las aguas que bajan con rapidez sólo son mantenidas en su curso por paredes de arena , ya que en ningún tramo de los cañadones se aplicó una capa de cemento para darle suficiente fuerza a las contenciones.

Varios transeúntes quedaron varados en ambas orillas de los desagües naturales observando con nerviosismo el progresivo avance de agua y barro sobre la ruta provincial 6.

Los vecinos que hace nueve meses fueron afectados por el alud en la Zona Costa, aún permanecen dentro de sus precarias viviendas ya que el gobierno ni siquiera dio muestras de obra para edificar viviendas en lotes más elevados.

Pero no solamente en la zona poblada se manifestó el inconveniente. En los yacimientos petroleros distantes a 15 kilómetros de la ciudad, una larga hilera de vehículos conformaba la típica espera de los petroleros cuando los cañadones cortan la ruta.