Río Negro Online / opinión

Seguramente sus proyectistas nunca imaginaron las multifacéticas funciones que esta vía de comunicación iría a desempeñar a lo largo del Alto Valle del río Negro y Neuquén. Se ha convertido en columna vertebral. En colaboración con un sistema de calles rurales transversales que la cruzan cada kilómetro y le imprimen evidente flexibilidad, encauza el flujo productivo, suministrando sustento a las chacras y recibiendo anualmente el fruto de su trabajo. Tiene acceso por sus laterales en forma directa a una infinidad de chacras, industrias y comercios. Está transitada por todo tipo de vehículos: grandes, chicos, nuevos, viejos, veloces y lentos, motocicletas, y sus banquinas son recorridas por tractores, bicicletas, curadoras y peatones. Sirve además como espacio físico para las paradas de ómnibus de media distancia. Tampoco pensaron que se convertiría en corredor turístico, como sus carteles lo indican. Supuestamente el turista debiera recorrerla lentamente para gozar de la belleza de su entorno en las distintas épocas del año, con sus colores y perfumes, tentándolo además a detenerse para visitar algún emprendimiento productivo. Menos se imaginaron que iba a quedar prematuramente encerrada dentro de la expansión urbana de algunas localidades, aprisionándola y convirtiéndola en una calle más o a lo sumo una multivía con semáforos. El incremento del tránsito y una multiplicidad de funciones la convirtieron en una “vía insegura” . Durante estos últimos años distintos organismos han opinado y propuesto diferentes soluciones a este tema. Varias alternativas fueron planteadas, como por ejemplo la de convertirla en una autopista de cuatro carriles, acompañada por colectoras laterales y con tramos a sobrenivel con cruces cada cinco kilómetros. Otras de parecidas características proponen adicionar a la cinta asfáltica existente dos carriles, con cruces a nivel cada 2 ó 3 km, sin colectoras laterales y con las banquinas asfaltadas. También se han planteado alternativas con trazas complementarias, sobre las bardas, por el lado norte y por el lado sur. Las propuestas de solución que tienden a aumentar la cantidad de carriles de la actual traza, para convertirla en una autopista o multivía, hecho que indiscutiblemente mejoraría en cierta forma su seguridad de tránsito, generarían otra barrera más a lo largo del valle, que adicionada a las ya existentes, llámense vías del ferrocarril y canal grande, condicionarían aún más su integración. Por considerarse a este tipo de proyectos viales de impacto con relevante efecto sobre el entorno, sugeriría realizar antes una profunda evaluación, para luego someterla a la opinión pública. Contemplaría, entre otros factores, el corrimiento de todas las líneas de servicios, energía eléctrica, teléfono, fibra óptica, la ampliación, modificación o reconstrucción de las obras hidráulicas existentes, la ampliación o reconstrucción de puentes y alcantarillas, la invasión de zona productiva con su problemática expropiación, el aumento del gasto de movilidad debido a la mayor distancia de cruce, el comportamiento del tránsito durante la ejecución de la obra, por la cantidad de desviaciones por calles rurales que habrá que ir habilitando, realizando planes de mitigación de importancia para no afectar la producción. Indudablemente podríamos llegar a incurrir en una obra de relevante magnitud solamente para llegar más rápido a Neuquén, encontrándose el tránsito pasante con un tapón de semáforos y congestión, lo que se traduciría en definitiva en tiempo perdido y mayor gasto. La propuesta de solución que contempla una ruta complementaria sobre la barda norte, conservando la traza actual sus características, respondería con mejor perfil a la problemática en cuestión. La traza por la barda norte serviría para quienes deseen trasladarse rápidamente entre las distintas localidades valletanas, o proseguir juntamente con el tránsito pasante, sin perder tiempo en la multivía de la vecina ciudad. Este tránsito norte tendría la posibilidad de recorrer una cinta asfáltica de dos carriles (uno en cada sentido) a la velocidad máxima reglamentaria de 110 y 80 km/h respectivamente, con accesos en cada localidad mediante rotondas bien conformadas. Cruzaría el río Neuquén sobre un nuevo puente, dejando al sur la ciudad capital, reunificándose con la traza Valle al pasar la ciudad de Senillosa. Corredor que también tendría su propia belleza, ofreciendo un panorama distinto del valle. Cumpliría además la función de vía colectora de salida de emergencia, ante distintas hipótesis de desastre. A su vez la actual traza limitaría su velocidad máxima a 80 km/h para todo tipo de vehículos. Se pavimentarían sus banquinas para circulación de bicicletas, motos, transportes agrícolas, los que de esta forma no se verían tentados a invadir las cintas de mayor velocidad. Favorecida por un tránsito lento, ayudaría al turismo a decidirse por este corredor para contemplar sus bellezas participando del hermoso entorno valletano. Dispondría de todos los derivadores y/o rotondas necesarios en cada localidad para el ordenamiento, seguridad en los cruces y embellecimiento de los mismos. Se actualizarían las señalizaciones verticales y horizontales, manteniéndolas apropiadamente conservadas. Presumiendo esta alternativa de un amplio ahorro, y utilizando parte del mismo para pavimentar una calle rural en la dirección este-oeste, intermedia entre la traza actual y el río, con conexiones pavimentadas a esta cinta asfáltica cada 5 km, se generaría, juntamente con la ruta provincial 65 adecuadamente atendida en sus requerimientos básicos, alternativas intermedias de tránsito, que contribuirían indudablemente a mejorar el esquema de seguridad y producción. (*) Ingeniero


Seguramente sus proyectistas nunca imaginaron las multifacéticas funciones que esta vía de comunicación iría a desempeñar a lo largo del Alto Valle del río Negro y Neuquén. Se ha convertido en columna vertebral. En colaboración con un sistema de calles rurales transversales que la cruzan cada kilómetro y le imprimen evidente flexibilidad, encauza el flujo productivo, suministrando sustento a las chacras y recibiendo anualmente el fruto de su trabajo. Tiene acceso por sus laterales en forma directa a una infinidad de chacras, industrias y comercios. Está transitada por todo tipo de vehículos: grandes, chicos, nuevos, viejos, veloces y lentos, motocicletas, y sus banquinas son recorridas por tractores, bicicletas, curadoras y peatones. Sirve además como espacio físico para las paradas de ómnibus de media distancia. Tampoco pensaron que se convertiría en corredor turístico, como sus carteles lo indican. Supuestamente el turista debiera recorrerla lentamente para gozar de la belleza de su entorno en las distintas épocas del año, con sus colores y perfumes, tentándolo además a detenerse para visitar algún emprendimiento productivo. Menos se imaginaron que iba a quedar prematuramente encerrada dentro de la expansión urbana de algunas localidades, aprisionándola y convirtiéndola en una calle más o a lo sumo una multivía con semáforos. El incremento del tránsito y una multiplicidad de funciones la convirtieron en una “vía insegura” . Durante estos últimos años distintos organismos han opinado y propuesto diferentes soluciones a este tema. Varias alternativas fueron planteadas, como por ejemplo la de convertirla en una autopista de cuatro carriles, acompañada por colectoras laterales y con tramos a sobrenivel con cruces cada cinco kilómetros. Otras de parecidas características proponen adicionar a la cinta asfáltica existente dos carriles, con cruces a nivel cada 2 ó 3 km, sin colectoras laterales y con las banquinas asfaltadas. También se han planteado alternativas con trazas complementarias, sobre las bardas, por el lado norte y por el lado sur. Las propuestas de solución que tienden a aumentar la cantidad de carriles de la actual traza, para convertirla en una autopista o multivía, hecho que indiscutiblemente mejoraría en cierta forma su seguridad de tránsito, generarían otra barrera más a lo largo del valle, que adicionada a las ya existentes, llámense vías del ferrocarril y canal grande, condicionarían aún más su integración. Por considerarse a este tipo de proyectos viales de impacto con relevante efecto sobre el entorno, sugeriría realizar antes una profunda evaluación, para luego someterla a la opinión pública. Contemplaría, entre otros factores, el corrimiento de todas las líneas de servicios, energía eléctrica, teléfono, fibra óptica, la ampliación, modificación o reconstrucción de las obras hidráulicas existentes, la ampliación o reconstrucción de puentes y alcantarillas, la invasión de zona productiva con su problemática expropiación, el aumento del gasto de movilidad debido a la mayor distancia de cruce, el comportamiento del tránsito durante la ejecución de la obra, por la cantidad de desviaciones por calles rurales que habrá que ir habilitando, realizando planes de mitigación de importancia para no afectar la producción. Indudablemente podríamos llegar a incurrir en una obra de relevante magnitud solamente para llegar más rápido a Neuquén, encontrándose el tránsito pasante con un tapón de semáforos y congestión, lo que se traduciría en definitiva en tiempo perdido y mayor gasto. La propuesta de solución que contempla una ruta complementaria sobre la barda norte, conservando la traza actual sus características, respondería con mejor perfil a la problemática en cuestión. La traza por la barda norte serviría para quienes deseen trasladarse rápidamente entre las distintas localidades valletanas, o proseguir juntamente con el tránsito pasante, sin perder tiempo en la multivía de la vecina ciudad. Este tránsito norte tendría la posibilidad de recorrer una cinta asfáltica de dos carriles (uno en cada sentido) a la velocidad máxima reglamentaria de 110 y 80 km/h respectivamente, con accesos en cada localidad mediante rotondas bien conformadas. Cruzaría el río Neuquén sobre un nuevo puente, dejando al sur la ciudad capital, reunificándose con la traza Valle al pasar la ciudad de Senillosa. Corredor que también tendría su propia belleza, ofreciendo un panorama distinto del valle. Cumpliría además la función de vía colectora de salida de emergencia, ante distintas hipótesis de desastre. A su vez la actual traza limitaría su velocidad máxima a 80 km/h para todo tipo de vehículos. Se pavimentarían sus banquinas para circulación de bicicletas, motos, transportes agrícolas, los que de esta forma no se verían tentados a invadir las cintas de mayor velocidad. Favorecida por un tránsito lento, ayudaría al turismo a decidirse por este corredor para contemplar sus bellezas participando del hermoso entorno valletano. Dispondría de todos los derivadores y/o rotondas necesarios en cada localidad para el ordenamiento, seguridad en los cruces y embellecimiento de los mismos. Se actualizarían las señalizaciones verticales y horizontales, manteniéndolas apropiadamente conservadas. Presumiendo esta alternativa de un amplio ahorro, y utilizando parte del mismo para pavimentar una calle rural en la dirección este-oeste, intermedia entre la traza actual y el río, con conexiones pavimentadas a esta cinta asfáltica cada 5 km, se generaría, juntamente con la ruta provincial 65 adecuadamente atendida en sus requerimientos básicos, alternativas intermedias de tránsito, que contribuirían indudablemente a mejorar el esquema de seguridad y producción. (*) Ingeniero

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