Río Negro Online / Opinión

Se lanzó al ruedo el desafío de tomar posición sobre la obra Chihuido II, y paradójicamente nos toca (como siempre nos pasa) pararnos del lado más peligroso, o sea dar nuestro apoyo a este emprendimiento. Callarnos sería más simple y quizá más seguro para nuestros «prestigios personales». La otra sería decir «no sé de qué se trata, pero me opongo». Opción Federal, que está libre de compromisos espurios y que puede mostrar un accionar transparente en la política, apoya decididamente esta iniciativa, con los riesgos que esto conlleva (el de quedar pegados), pero al menos quedaremos embretados del lado del trabajo, del desafío y del progreso. La diputada Sapag calificó a esta obra como «faraónica», intentando justificar ante la opinión pública su oposición, y en realidad no entendemos claramente qué quiso decir, ya que al manifestar su voto negativo en la sesión legislativa (2/11/00) no esgrimió argumento alguno. Por otro lado, Egipto es mundialmente conocido por las grandiosas obras realizadas por sus faraones. Escuchar voces contrarias a los grandes emprendimientos no es nuevo, lo que sí es falso es suponer que las obras hidráulicas no generan ganancias. Empecemos por el modesto y anciano dique Ballester, que posibilitó el mayor regadío artificial de América y la existencia misma del valle; El Chocón, merecedor de miles de críticas, algunas válidas y otras infundadas, pero sin él los neuquinos seguiríamos peregrinando hasta General Roca por un teléfono o una ferretería. La central térmica Alto Valle fue considerada, en su momento, un despropósito por su gran tamaño (¿?). Sin embargo, fue la obra que posibilitó el desarrollo de la industria frigorífica y por supuesto la posterior construcción de El Chocón. También deberíamos recordar los sobresaltos que ocasionan erogaciones superiores a los 500 m3/seg. por el río Neuquén; el solo control de crecidas justifica la inversión, basta como ejemplo el valor que han adquirido las tierras aledañas al Limay en Neuquén capital a partir del control que proveen sus cinco centrales hidroeléctricas. Chihuido es la pieza faltante sobre el Neuquén . Nuestra lucha local debería centrarse en reclamar a la Nación el aporte de los setenta millones de dólares, que el Estado recuperaría, la mitad durante la obra y el resto en quince años sólo en concepto de IVA. En esto Opción Federal compromete el apoyo del futuro presidente Carlos S. Menem para lograr los anhelados y necesarios diez mil puestos de trabajo que esta obra significa. (*) P/Equipos Técnicos de Opción Federal


Se lanzó al ruedo el desafío de tomar posición sobre la obra Chihuido II, y paradójicamente nos toca (como siempre nos pasa) pararnos del lado más peligroso, o sea dar nuestro apoyo a este emprendimiento. Callarnos sería más simple y quizá más seguro para nuestros "prestigios personales". La otra sería decir "no sé de qué se trata, pero me opongo". Opción Federal, que está libre de compromisos espurios y que puede mostrar un accionar transparente en la política, apoya decididamente esta iniciativa, con los riesgos que esto conlleva (el de quedar pegados), pero al menos quedaremos embretados del lado del trabajo, del desafío y del progreso. La diputada Sapag calificó a esta obra como "faraónica", intentando justificar ante la opinión pública su oposición, y en realidad no entendemos claramente qué quiso decir, ya que al manifestar su voto negativo en la sesión legislativa (2/11/00) no esgrimió argumento alguno. Por otro lado, Egipto es mundialmente conocido por las grandiosas obras realizadas por sus faraones. Escuchar voces contrarias a los grandes emprendimientos no es nuevo, lo que sí es falso es suponer que las obras hidráulicas no generan ganancias. Empecemos por el modesto y anciano dique Ballester, que posibilitó el mayor regadío artificial de América y la existencia misma del valle; El Chocón, merecedor de miles de críticas, algunas válidas y otras infundadas, pero sin él los neuquinos seguiríamos peregrinando hasta General Roca por un teléfono o una ferretería. La central térmica Alto Valle fue considerada, en su momento, un despropósito por su gran tamaño (¿?). Sin embargo, fue la obra que posibilitó el desarrollo de la industria frigorífica y por supuesto la posterior construcción de El Chocón. También deberíamos recordar los sobresaltos que ocasionan erogaciones superiores a los 500 m3/seg. por el río Neuquén; el solo control de crecidas justifica la inversión, basta como ejemplo el valor que han adquirido las tierras aledañas al Limay en Neuquén capital a partir del control que proveen sus cinco centrales hidroeléctricas. Chihuido es la pieza faltante sobre el Neuquén . Nuestra lucha local debería centrarse en reclamar a la Nación el aporte de los setenta millones de dólares, que el Estado recuperaría, la mitad durante la obra y el resto en quince años sólo en concepto de IVA. En esto Opción Federal compromete el apoyo del futuro presidente Carlos S. Menem para lograr los anhelados y necesarios diez mil puestos de trabajo que esta obra significa. (*) P/Equipos Técnicos de Opción Federal

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Comentarios