Río Negro Online / opinión

A rnold Schwarzenegger conquistó California como un torbellino. Apenas dos meses después de que la estrella de Hollywood anunciara en un programa de televisión que se iba a sumar a la campaña para reemplazar al gobernador Gray Davis, logró triunfar el martes como el “Terminator” de sus películas de acción. Logró vencer a sus enemigos y se convirtió en héroe. Pero el triunfo de Schwarzenegger fue evaluado por los comentaristas de los canales de televisión estadounidenses como “histórico” por otros motivos. La victoria del austríaco de nacimiento en el Estado más poblado y más fuerte económicamente de Estados Unidos podría tener varias consecuencias para la política y la cultura política actual de Estados Unidos. El presidente George W. Bush obtendrá sus ganancias del triunfo de su compañero del Partido Republicano en el bastión demócrata de California, cuando faltan 13 meses para las elecciones presidenciales. Al menos, según los republicanos, cuentan ahora con un gobernador popular allí. La recolección de fondos para la campaña será más fácil con una estrella a la cabeza de California. Al fin y al cabo, Schwarzenegger logró según los primeros análisis conquistar a varios electores de clase media en la liberal y tolerante California. La mayor preocupación de Bush es, en todo caso, que Schwarzenegger cumpla con sus promesas electorales. En primer lugar, el actor deberá enfrentarse a la crítica de que no tiene un plan político para sus ambiciosos objetivos. Pronto podría demostrarse que con buenas intenciones y una voluntad de hierro se puede ser ‘Mister Universo’, pero convertir la altamente endeudada California en un Estado floreciente con más puestos de trabajo, mejores escuelas o bajos impuestos podría ser mucho más difícil. Un Schwarzenegger fracasado o golpeado podría convertirse más bien en una carga, que en una ayuda para Bush en la campaña para las elecciones del 2004. Más preocupante podría ser incluso para Bush el destino político del derrotado gobernador Gray Davis. Su caso demuestra en qué poco tiempo los electores pierden la paciencia con los gobernantes en la democracia moderna. Hace apenas 11 meses, Davis había ganado las elecciones. Pocos meses después, fue echado del cargo por los californianos. Las elecciones del martes también guardan otro mensaje: las campañas de difamación suelen tener menos efectos de los esperados por quienes las inician. A pesar de que apenas casi una semana antes de las elecciones varias mujeres salieron a acusar al actor de acoso sexual, esto apenas tuvo consecuencias. La mayoría de las mujeres votó -según los primeros análisis de las elecciones- por Schwarzenegger. Este ni siquiera había rechazado las acusaciones, sino que las confirmó indirectamente con un pedido de disculpas general. En esto lo ayudó también su esposa Maria Shriver, miembro de la muy reconocida y por muchos venerada familia Kennedy en Estados Unidos. Cuando dé comienzo a la fase más caliente de la campaña presidencial, el conservador Bush no podrá contar con el apoyo completo de Schwarzenegger a causa del clan Kennedy. (DPA)


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