Ríver «descubrió» el lugar para ganar un superclásico

Los "pibes" millonarios vencieron a Boca en el amistoso en Bariloche. Asencio se ubicó en la galería de los mejores.

BARILOCHE (AB).- La rica historia del superclásico sumó desde ayer un capítulo barilochense y fue con triunfo de River por 1 a 0 a Boca en un amistoso que convocó a una importante cantidad de público en el estadio municipal.

El partido sólo quedó en deuda en materia de goles. Por lo demás tuvo de todo. Hubo alternancia en el dominio, individualidades interesantes y hasta rispideces varias con expulsiones incluidas.

El gol fue conseguido por el cordobés Juan Torres, un marcador de punta que fue la figura del encuentro. Pero todos siguieron con especial interés la actuación de Martín Asencio, el barilochense que está a las puertas de la primera de River y ayer demostró que tiene con qué. Fue de lo mejor en el ataque, por movilidad, por pedir siempre la pelota y por la entrega en los minutos finales como eje del equipo.

Pero tanto a Asencio como a los otros habilidosos de ambos bandos les costó mucho jugar con precisión por el pésimo estado de la cancha. Un déficit entendible ante la arriesgada apuesta de ofrecer fútbol invernal en Bariloche. Con todo, el espectáculo resultó atractivo. El público disfrutó de ver a equipos de los más convocantes del país y adivinar en muchos de ellos a quienes serán tal vez las grandes figuras en un futuro próximo.

En los primeros minutos, River se plantó mejor en el medio, gracias al trajinar indeclinable de Ahumada. Pero las acciones de mayor riesgo fueron protagonizadas por hombres de Boca. Sobre los 13 probó Fabbro desde lejos y se fue apenas arriba y cuatro minutos después Mareco dominó en el área pero su disparo fue cruzado y afuera.

Más tarde llegó la hora de Ludueña, un diez clásico que trata la pelota con vistosa prolijidad y recuerda mucho a su padre, el «Hacha», quien formó una dupla inolvidable con José Daniel Valencia en el Talleres de los «70.

El «Hachita» tuvo la más clara a los 29 cuando recibió tras gran jugada de Torres y remató sobre Dulcich, que desvió al córner. Cuando ya parecía que el cero sería difícil de quebrar, a los 44 el mismo Torres ganó terreno por su callejón y sacó desde afuera del área un derechazo letal que entró pegado al poste izquierdo. «¡Golazo!», reconocieron hasta los plateístas con gorro azul y oro.

En el complemento, Boca se lanzó a buscar el empate y River trató de lastimar con réplicas. A los 37 el xeneize Bazzi desvió un cabezazo de cara al arco, pero enseguida Romero se perdió dos mano a mano, el segundo tras genial doble pared con Asencio.

Al final el clásico se puso caliente. Se acentuaron las piernas fuertes y Biscay se acordó tarde de encarrilar las cosas. La tarde gris y los cerros nevados fueron los testigos de la victoria que los chicos de River ofrendaron a su gente como sueñan hacerlo algún día en el Monumental repleto.


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