River mostró más fútbol y Boca su amor propio

El 'millonario' estuvo más cerca de la victoria.

Estaba todo a pedir de River. Jugaba bien, llegaba con profundidad y generaba peligro en el arco rival. Pero sobre el final casi pierde todo ante la reacción de Boca, que salió a salvar el honor y estuvo cerca de quedarse con la victoria. Conclusión: el primer superclásico del año terminó 0-0 y con una alta cuota de emociones.

A los tres minutos llegó la primera acción de riesgo de la noche cuando Gandolfi intentó salir jugando desde el fondo y Vargas se la quitó. El colombiano enseguida tocó para el mellizo, quien levantó la cabeza y sacó el centro pasado para Palermo; la pelota sobró a Costanzo y el delantero, que alcanzó a pegarle de zurda, sacudió el travesaño.

El llamado de atención para el fondo de River sirvió para que el equipo reaccionara y tuviera a los 15 su primera gran chance ante Abbondanzieri: Sand desbordó por la derecha, frenó de golpe y sacó el centro bajo que no

pudo tomar Sambueza en el medio del área grande, pero sí Domínguez, quien le dio con alma y vida con dirección a las manos del «Pato».

A partir de ahí fue un monólogo de River. Desbordaba por los dos lados, se metía en el área como si estuviera en su casa, probó de afuera, de adentro, por arriba y de abajo. Siempre ayudado por la quietud de la defensa de Boca, que metía mucha gente en su área, pero no se movía. Así fue que tanto Schiavi como Traverso vieron cómo Patiño se perdió la apertura del marcador solo frente al arco.

«La Gata» Fernández y Sand fueron incontrolables en sus desbordes y por los pies de Sambueza nacían casi todos los centros. Ellos tres fueron los más incisivos de River y la noche marplatense.

Boca era más lucha que fútbol, sobretodo en el mediocampo, donde se acercaba el mellizo para tomar contacto con la pelota y se 'raspaba'

con Mascherano hasta que el '5' de River vio la amarilla.

Aquella pelota en el travesaño de Palermo fue lo único que ofreció el equipo del 'Chino' Benítez. En definitiva, poco, muy poco ante un rival que se lo vio más ordenado y amigo de la pelota.

River siguió mostrando una clara superioridad en el segundo tiempo, adelantó aún más sus líneas y pobló el terreno rival con sus hombres.

Entonces, Sambueza, Fernández y Patiño tuvieron la oportunidad de cambiar la historia, pero la falta de puntería y las buenas intervenciones de Abbondanzieri, dejaron todo en cero. Y sobre el final, Boca puso en aprietos a River, con las entradas de Palermo y las llegadas del «Chelo» Delgado, lo que hubiese sido demasiado premio.

Notas asociadas: El 'Tecla' y la 'banda' El Mundialista, a pleno  

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