River y Boca, una apuesta por el fútbol
EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES
El fútbol es pasión, negocio y política. Pero también es juego. Y, como en todo juego, hay que arriesgar. River, insólito en el equipo más veces campeón del fútbol argentino, inicia el Apertura con riesgo de descenso. Y Boca, también insólito si retrocedemos apenas unos años, tiene que recuperar el protagonismo perdido. Sin embargo, ni Boca ni River apostaron a lo “seguro”. El lugar común indicaría que “lo seguro” hubiese sido un DT con antecedentes exitosos en casa, querido por los hinchas y, ante todo, de esquema cauto. Es decir, de esos que suelen ganar especulando más al error rival. Pues bien, los dos hicieron todo lo contrario. Borghi es apuesta audaz de Boca porque la única vez que probó en Argentina en un equipo grande (Independiente) no le fue bien. Porque no apela a la “sanata”, como lo demostró cuando fue al Rojo y no tuvo ningún problema para recordar que era hincha de Racing, casi una afrenta en el fútbol argentino, que suele confundir la lealtad con la estupidez. Y porque no es de los que ganan de cualquier modo, como a veces parece exigirlo un código tácito cuando se juega en Boca. El club del “huevo, huevo, huevo” eligió a un ex talentoso número 9 o 10, que hasta ayer jueves esperaba, sin desesperarse, porque no es su costumbre, que Juan Román Riquelme firmara de una vez por todas su nuevo contrato. La apuesta de River parece aún mayor. Porque River, en serio, tiene esta vez que mirar la tabla de los promedios del descenso. Pero apuesta a mirar la tabla del campeonato. Angel Cappa, acaso aún más que Borghi, no entiende el fútbol si su equipo no es el que propone. Borghi viene de demostrar con Argentinos que su prédica de buen fútbol se condice con el éxito. Cappa también lo hizo con Huracán, porque todo el mundo del fútbol sabe que aquella derrota con Vélez que lo dejó sin la corona fue irregular. Más lo sabe aún el árbitro de ese partido, que todavía sigue sin dirigir. Si Borghi es un nombre ajeno para Boca, aún más lo es Cappa en River. Pocos hubiesen pensado que el “guerrero” Passarella, hoy presidente, apostaría a un DT como Cappa, que genera amores pero también odios en el fútbol argentino. Un fútbol que disfrutó de dos DT campeones mundiales, pero pareció quedarse más con “lo seguro” (Bilardo) que con “lo lírico” (Menotti). Menotti, “el mejor técnico del mundo”, según coincidieron Cappa y Borghi en una hermosa entrevista conjunta que publicó en su último número el El Gráfico, sigue a su vez asesorando a Independiente. Bilardo, expuesto y aferrado al poder, no puede esconder el desgaste y aún los que más admiraron su trabajo sienten hoy cierta pena por el presente. Borghi y Cappa fueron decisiones previas al Mundial. Caso contrario, podría inferirse que River y Boca los designaron influenciados por Sudáfrica 2010. En el último Mundial dominó el juego de equipo, que apuesta al protagonismo ofensivo. Un estilo que tiene poco que ver con el de la Italia campeona en Alemania 2006. Un estilo, el de Sudáfrica 2010, que le haría bien recuperar a los campeonatos argentinos.
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