Robó 79 pesos y pasará seis años en prisión

VIEDMA (AV).- Por el delito de robo calificado por el uso de arma, un joven de 27 años fue condenado a seis años de prisión.

Se trata de Claudio Fabián Larena, a quien el Tribunal integrado por Eduardo Giménez, Jorge Bustamante y Liliana Piccinini, lo responsabilizó de haber protagonizado un asalto a mano armada el 22 de diciembre de 2003.

Para la aplicación de la pena, los jueces ponderaron la lesión que el imputado le causó dolosamente a la víctima para que no mirara, cuando la misma ya se encontraba reducida.

También tuvieron en cuenta la juventud de Larena, el hecho de registrar antecedentes, de «delinquir a pesar de tener una ocupación y de manejarse con plata grande». Sostuvieron que no se trató de una mera portación del arma sino que se la utilizó para el logro del ilícito y que puso en peligro la vida de la víctima.

La condena dictada por el Tribunal coincidió con el pedido de la fiscal de Cámara, Adriana Zaratiegui. En tanto la defensora oficial Marta Gianni pidió la absolución del imputado, fundamentando que los elementos de prueba reunidos no alcanzaban para constituir la certeza necesaria para fundar una sentencia condenatoria.

El fallo sostuvo que Larena, acompañado por otra persona que no pudo ser individualizada y esgrimiendo un arma de fuego, ingresó en un negocio ubicado en Schieroni y Guido del barrio Mitre de Viedma.

«Se enloquecieron»

Encapuchados y con guantes redujeron y golpearon a uno de los propietarios del local para apoderarse ilegítimamente de los 60 pesos que se encontraban en la caja y de los 19 pesos que la víctima tenía en el bolsillo que se los entregó «porque al no encontrar plata se enloquecieron», recordó.

El imputado y su acompañante se dieron a la fuga por los patios vecinos en coincidencia con la aparición de la Policía. En la huida tiraron el arma en las inmediaciones del lugar, un buzo y un guante.

La víctima declaró en el debate que fue sorprendido de atrás, actitud que en principio adjudicó a una broma de su cuñado hasta que uno de los asaltantes le ordenó que se quedara quieto bajo la amenaza de pegarle un tiro.