Roca, el progresista
A 167 años de su nacimiento
héctor landolfi (*)
Días pasados al hablar con un amigo argentino radicado en México –el Dr. Carlos Federico Bunge, científico investigador de la UNAM e hijo del Dr. Mario Bunge– le recordé que a fines de la década del 50 del siglo pasado viajé en ferrocarril con mis padres desde la ciudad de La Paz, en Bolivia, hasta la estación Retiro en Buenos Aires. Debo aclarar que el viaje lo hicimos en un vagón argentino integrado a una formación de ese país, la que nos llevó desde la capital boliviana hasta la ciudad de Villazón, en la frontera con la Argentina, pegada a la jujeña ciudad de La Quiaca. Allí nuestro vagón fue incorporado a un tren del ferrocarril “del Estado”, luego llamado “el Belgrano”, que nos llevaría hasta Retiro, en nuestra capital. Al añorar esas épocas y lamentar que hoy nuestro ferrocarril llega sólo hasta Tucumán, mi amigo recordó –memorista implacable como el padre– que nuestros trenes podían llegar, vía Bolivia, hasta Perú. Luego de mi conversación no pude menos que pensar en el general Julio Argentino Roca, el que casi triplicó la red ferroviaria durante sus presidencias. Cosa tan cierta como que el ferrocarril es el mejor transporte público –para personas y cargas–, tanto el de superficie como el subterráneo. La destrucción de buena parte de esta notable red ferroviaria trajo como consecuencia el excesivo desarrollo del camión. Este medio de transporte tiene características inversas al ferrocarril. El vehículo se desvaloriza rápidamente, su servicio es caro en relación al tren, contamina el medio ambiente, destruye velozmente la red caminera, produce más accidentes que el ferrocarril y, como corolario, origina una inquietante hipertrofia sindical. En el interregno de sus dos presidencias Roca viaja a Europa y observa, especialmente en París, una creciente efervescencia social protagonizada por demandas obreras de mejores condiciones de trabajo y vida. Hacia el final de su segunda presidencia, la inmigración europea que había traído las ideas socialistas y anarquistas plantea también entre nosotros claras acciones reivindicatorias en el plano social. Ante esta situación Roca ordena a Juan Bialet Massé un estudio sobre las condiciones laborales de los operarios locales. El resultado de ese trabajo fue “El estado de las clases obreras argentinas”, informe que puede considerarse la génesis del código laboral argentino. Juan Bialet Massé debería ser considerado patrono de los laboralistas argentinos. El Partido Socialista creador de la cooperativa El Hogar Obrero también generó su instrumento financiero al que llamó Banco Roca en homenaje al lúcido presidente. Ambas instituciones, hoy lamentablemente desaparecidas. El impulso que Roca dio a la educación pública no tuvo precedentes ni emulaciones posteriores. El Consejo Pedagógico de 1882 donde se gestó la ley 1.420, la más democrática y eficaz ley de enseñanza primaria. El Consejo Nacional de Educación en 1884 y luego el “secundario”, copia del baccalauréat francés, la envidia de Europa le decían. Y en 1885 la “ley de Avellaneda” sobre el funcionamiento de las universidades nacionales. Este virtuoso círculo educativo posibilitó que el hijo de un inmigrante analfabeto pudiera recibirse de médico, abogado y hasta de ingeniero; un verdadero milagro social para la época. En las primeras décadas del siglo pasado la Argentina logró índices de alfabetización ubicados entre los más altos del mundo. Este indicador era más alto aún en los hombres, pues el servicio militar obligatorio creado por el general Pablo Ricchieri, también ministro de Roca, enseñaba a leer y escribir a los solda-dos analfabetos que ingresaban en él. Ese nivel educativo y cultural es el que permitió a la Argentina tener tres premios Nobel de ciencias: Houssay en 1947, Leloir en 1970 y Milstein en 1984. El impulso que dio a la salud pública no fue menor. Algunos ejemplos: los hospitales Ramos Mejía, 1883, Pirovano, 1896, y Argerich, 1897. Durante su primera presidencia se fundó la ciudad de La Plata, concebida con el más estricto sentido urbanístico. Y en 1884 se inauguró el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, fundado por Francisco P. Moreno. Creó el Registro Civil y el matrimonio civil y, en 1886, el Banco Hipotecario Nacional que permitiría a millones de argentinos tener casa propia. Durante su presidencia se ejercitó por primera vez la libertad de prensa. Se publicaron doscientos diarios en el país; cien en la capital federal. Es necesario reconocer que Roca tenía una ventaja evidente sobre los progresistas actuales: no tenía la sesgada visión ideológica que los caracteriza. (*) Ex directivo de la industria editorial y gráfica
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