Estos referentes propagan el deporte en los barrios de Roca

Principalmente el fútbol nace en los barrios alejados del centro y funciona como contención familiar. Los vecinos se organizan y trabajan todos los días para crear un espacio.

Con la pelota entre los pies y junto a las amistades

El club Deportivo Fiske Menuco contiene a una franja etaria que va de los 5 a los 17 años.

Acompañar el desarrollo integral de los niños y niñas

Continuar un proyecto para contener gente del barrio

Fomentar el compañerismo y el respeto entre ellos es el fin principal de los clubes de barrio de General Roca.

Desde el club llevaron adelante una jornada de plantación de árboles en distintos puntos del barrio.

Datos

El deporte barrial es una de las salidas comunitarias que nacen en los barrios más alejados de la ciudad para contener a niños y niñas. La mayoría son proyectos que surgen desde los mismos vecinos que viven diferentes realidades vulneradas y con necesidades económicas, sociales y culturales. En este sentido los más pequeños son los principales afectados, que por diferentes causas, no encuentran la contención familiar y social necesaria.
Barrio Nuevo es uno de los espacios que tiene varios clubes barriales. Rodrigo Abadía lleva adelante un proyecto que pensó hace cuatro años aproximadamente. La idea la empezó a implementar con sus pares, con los amigos con quienes jugaba al fútbol. “Empecé a convocarlos a determinados horarios, siempre teniendo en cuenta quién faltaba para reemplazarlo y poder armar triangulares”, expresó el referente de Cruz de las Bardas.
De a poco comenzaron a asomar los más chiquitos con la intención de integrar los equipos. “En eso llegó Gonza que se dedicó a trabajar con las inferiores”.
Entre amigos y con un mar de ideas para hacer, se conformó el club de Barrio Nuevo que actualmente cuenta con doce organizadores y alrededor de 100 jugadores y jugadoras.
El club funciona en el playón municipal ubicado en Calle Pública y Cipolletti, y con el tiempo acondicionaron al lado una cancha más grande con ayuda municipal y de la sociedad. “Nosotros el nexo con la sociedad lo hacemos difundiendo las actividades del club y quiénes somos”, expresó el joven.
También contó que el mantenimiento del predio y del playón lo hacen los organizadores junto con sus jugadores, “en un primer momento nosotros conseguimos las máquinas para aplanar la cancha grande, el municipio sólo nos dio el permiso” y añadió “también nos encargamos de los yuyos y de pintar el espacio, con donaciones o con las ventas que hacemos desde el club logramos esas cosas”.
El referente del club comentó que en el norte de la ciudad no hay lugares para los chicos, los espacios que hay exigen una cuota o quedan lejos de los hogares, “nosotros funcionamos como una casa para los chicos”.
Desde la organización intentan transmitir diferentes valores a los chicos, y uno de ellos es el respeto entre ellos. “Intentamos que los apodos que hacen referencia a la condición física o las mallas palabras no se reproduzcan porque tienen consecuencias”, aseguró.
Frente a determinadas situaciones que no se aceptan en el lugar, se suspende a los jugadores por una o dos fechas o se los aparta del entrenamiento para dialogar.
Según comentó el joven a “La Comuna”, algunos ya tienen valores desde la casa y otros que no, pero “refrescamos esos valores todo el tiempo”.
El sueño de Cruz de las Bardas es poder “tener un lugar digno para que puedan desarrollarse los chicos del barrio e incluso creo que debería ser algo que esté subsidiado de por vida” comentó y añadió “que siga siendo un proyecto social, que no dependa de una cuota y que se considere una necesidad básica”.
En el club están todo el año las inscripciones y las puertas abiertas para quienes quieran sumarse a esta familia.
El club Deportivo Fiske Menuco contiene a una franja etaria que va de los 5 a los 17 años.
A pocos metros del asfalto surge la Barda Norte. Con los años el espacio comenzó a tomar forma de barrio y el asentamiento le fue ganando un lugar a la barda. El tiempo y el trabajo fueron consolidando un barrio. Es así que surgió Fiske Menuco, un lugar con varias necesidades y que en la actualidad contiene a un número importante de familias.
Dentro de esas necesidades surgió la iniciativa de llevar adelante un proyecto para brindar contención social y deportiva a los niñas y niños del barrio. La contención es necesaria entre los mismos vecinos que buscan una salida a la problemática ante la ausencia del estado.
En este contexto es que nació el club Deportivo Fiske Menuco.
“Nosotros continuamos con una tarea que iniciaron el Colectivo Trans y personas vinculadas al Roca Rugby Club en el aspecto social. Comenzamos hace cuatro años como un equipo de fútbol y a partir de ahí empezamos a crecer y a entender la necesidad de articular y tener vínculos con otros equipos y clubes de barrio. Por eso es que llevamos adelante actividades deportivas y recreativas”, cuenta David Morales, uno de los iniciadores del club Fiske Menuco.
“Nos encontramos con un panorama bastante complejo. Había un hábito en los chicos que era jugar con la pelota pinchada y nos llevó un tiempo cambiar esa perspectiva porque los chicos estaban acostumbrados así. Le dábamos una pelota inflada y había resistencia a usarla. Hasta que se fueron acostumbrando como parte del proceso”, afirmó.
La organización y planificación son importantes. “El criterio nuestro es hacer encuentros. Te encontrás con cosas nuevas, vas aprendiendo y esto nos permitió organizarnos por categorías. Está la idea del entrenamiento. No estamos muy de acuerdo con ese concepto pero tratamos de hacerlo en forma recreativa porque tampoco estamos capacitados para brindar un entrenamiento específico”, aseguró.
Con el tiempo los padres comenzaron a acompañar a sus hijos en las actividades y en los torneos en los que participa el club. El compromiso es mayor en estos tiempos y muchos se involucran en las actividades.
Se realizan eventos solidarios deportivos para recaudar fondos a través del grupo Barda Norte y reciben donaciones. El club pudo armar un botinero comunitario para cubrir las distintas necesidades. La escuela 317 también cedió el SUM para que los chicos y chicas tengan un espacio cerrado en invierno.
“No vamos a poder transformar la realidad social porque es muy profunda, pero podemos acompañar. La familia, la escuela y el club van a ayudar al desarrollo integral de los niños y niñas”, concluyó Morales.
Paola Sosa junto a su marido trabajan en el “Club Social y Deportivo de Gigantes” del barrio Villa Obrera. Nació con esta denominación hace aproximadamente cuatro años en el oeste del centro de Roca y tiene equipos de fútbol femenino y masculino.
La particularidad del lugar es que van a jugar niños y niñas, chicos y chicas del barrio Mosconi, de Barrio Nuevo, de Paso Cordoba, y de Malvinas. Reúne diversos puntos de la ciudad y también diversas problemáticas. “Algunos tienen problemas con la droga, otros tienen los padres separados u otras cosas”, expresó Paola.
Una de las cosas a destacar es que “cuando vienen acá dejan de lado sus problemas y se comportan bien, no nos faltan el respeto”, destacó la mujer.
Además agregó que es un aprendizaje mutuo el que se comparte en la cancha, “para algunos somos como su familia”. El club de barrio se convierte e una segunda casa para los más pequeños, un lugar en donde alejarse de las complicaciones familiares y sociales sin correr graves riesgos.
La pareja hace cuatro años que trabaja en el club. Paola tiene a cargo dos categorías de fútbol femenino y su marido de cinco categorías masculinas. En este contexto trabajan la contención de los jugadores y jugadoras que atraviesan por diversas problemáticas en el seno familiar y social.
Ahora a fin de año realizan un cierre en donde hacen un reconocimiento a diferentes figuras de los equipos. También despiden a las últimas categorías que pasan a formar parte del grupo “libres”, que lo conforman los mayores de edad.
Para el próximo año tienen como objetivo realizar los trámites para lograr la personalidad jurídica del club y también desean poder visitar otra cancha de otro equipo de la primera nacional.
El pasado 28 de noviembre 43 chicos y chicas de las categorías 2001 a 2004 viajaron a Buenos Aires a conocer al Club de Estudiantes de La Plata. En esta oportunidad, los chicos pudieron ver el entrenamiento de los jugadores del equipo de primera, presenciar un partido de mujeres con las chicas de Estudiantes de La Plata que son las últimas campeonas, y además el “pincha” les regaló las entradas para que puedan participar del partido de primera división entre Estudiantes contra Lanús.
En este caso, Gigantes hace poco tiempo recibe ayuda de la provincia y el municipio les provee una vez al año algunos elementos como camisetas o pelotas. Por su parte, desde el club realizan rifas para recaudar fondos.
Fomentar el compañerismo y el respeto entre ellos es el fin principal de los clubes de barrio de General Roca.
Desde el club llevaron adelante una jornada de plantación de árboles en distintos puntos del barrio.

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