Rumbo a la Casa Blanca: Los candidatos ya quemaron las últimas cartas en un final inquietante
Los planes de campaña de Gore y Bush fueron repetidos casi hasta el hartazgo en las últimas horas para atrapar a los últimos indecisos. Lo que promete cada uno a los electores estadounidenses.
Washington.- Los dos principales candidatos a la presidencia de los Estados Unidos ya explicaron hasta el mínimo detalle sus propuestas sobre seguridad social, educación e impuestos, los grandes temas que pueden decidir en las últimas horas el resultado de las elecciones de mañana (ver infograma).
Según lo que reflejan las últimas encuestas, el final será electrizante, propio del cabeza a cabeza en un hipódromo. Si bien el republicano George Bush mantiene una mínima ventaja en las encuestas, sigue siendo insuficiente para darle el triunfo (ver abajo).
Pero, casi al final de la guerra de números e ideas, sus efectos electorales no están claros después de que cada uno se empeñó en detallar en qué se gastará el país el posible superávit fiscal de 4,6 billones de dólares de la próxima década.
Los sondeos de opinión coinciden en que el demócrata Albert Gore está más capacitado que el republicano George W. Bush para dirigir el país y en que prefieren su visión sobre la economía, la seguridad social y la educación.
No obstante, Bush, a quien los electores le elogian su plan de reducción de impuestos, sigue ligeramente al frente en las encuestas, quizá más interesados en alternar el control del poder que en su programa de gobierno. Las contradicciones de la personalidad de Gore es lo que plantea más dudas a los votantes que se sienten más confortables con el carácter de Bush (Ver perfiles)
La mayoría del superávit fiscal lo destinaría Bush a una gigantesca reducción de impuestos, que totalizaría 1,3 billones de dólares en una década, y que los demócratas critican porque beneficiará, principalmente, al 1% más acaudalado de los contribuyentes.
Gore, cuya propuesta de reducción de impuestos sumaría 480.000 millones, asegura que la iniciativa tributaria de Bush confirma la defensa de los republicanos en favor de los «más poderosos» y «las grandes empresas».
Para Bush, que, por un lado ataca duramente «la cultura de Washington D.C.» y por el otro se proclama capaz de «unir a demócratas y republicanos», Gore quiere dividir a los estadounidenses, entre ricos y pobres.
También están enfrentados en el tema de la seguridad social, pues Gore acusa a Bush de poner en peligro el futuro de ese programa con la iniciativa que permitiría su privatización parcial.
La propuesta de Bush establecería un mecanismo para destinar el 15% del pago a la seguridad social para abrir cuentas individuales que puedan ser invertidas por el trabajador en el mercado de valores. «No se puede arriesgar el programa que es la piedra angular de la seguridad para el retiro de millones estadounidenses», afirma Gore, quien utilizaría la mayor parte del superávit fiscal para financiar el programa de seguridad social y pagar la deuda pública.
Las diferencias sobre la educación han acaparado gran parte del debate entre los dos candidatos, aunque, al final, está centrado en las pugnas de siempre sobre el papel del gobierno.
Los republicanos quieren limitar la mano del gobierno sobre los asuntos que afectan al ciudadano común, mientras los demócratas creen el Estado benefactor.
Para Gore, el gobierno federal debe establecer la política educativa y velar por el desarrollo de los programas de instrucción, desde la construcción de escuelas, el reclutamiento de maestros y hasta el número de estudiantes por salón de clases.
Bush, cuyo partido propuso en 1996 eliminar el Departamento de Educación federal, promete un mayor control local del sistema y el otorgamiento de ayudas a los padres que quieran sacar a sus hijos de malas escuelas públicas y matricularlos en instituciones privadas.
Con el apoyo de su candidato a la vicepresidencia, el ex secretario de Defensa Richard Cheney, Bush busca sacar partido al debate sobre la seguridad nacional y el estado de preparación de las fuerzas militares estadounidenses. (EFE y Reuters)
Florida y Pennsylvania, los estados de la última batalla
Los estados de Florida y Pennsylvania se convirtieron ayer en el centro de la batalla que por cada voto que libran los dos principales candidatos a la Presidencia de EE. UU.
Aunque los equipos de campaña del demócrata Albert Gore y el republicano George W. Bush reconocen que la clave de las próximas horas será la capacidad de movilizar electores a las urnas de votación, no han dejado de centrarse en los estados indecisos.
Para ganar una contienda que se pronostica tan reñida, coinciden los estrategas demócratas y republicanos, Gore y Bush tienen que entusiasmar principalmente a su base política, que se encargará de llevar a muchos electores a los colegios de votación.
La dura batalla por el control de la Casa Blanca, en la elección más reñida desde 1960, queda demostrada por el hecho de que Bush pasó ayer el día en Florida, cuyos 25 votos electorales se proyectan claves para decidir el ganador de mañana.
Estrategas republicanos indicaron que George Bush puede necesitar a Florida para asegurar la mayoría de los 538 votos electorales distribuidos por los 50 estados y la capital estadounidense.
Su hermano Jeb, gobernador de Florida, encabezó ayer los debates en los programas de televisión y dijo que fue una premisa equivocada considerar que Florida era un territorio seguro para su hermano George W..
«Es una elección muy cerrada y extraña. De todas formas, la mayoría de las encuestas indica que mi hermano va a ganar Florida», sostuvo Jeb Bush, mientras George W. hacía un recorrido por varias ciudades del estado.
La campaña de Gore, por su parte, centró su mensaje en Pennsylvania, Michigan y Wisconsin, tres estados, de alrededor de una quincena, que se consideran indecisos y por ende claves para decidir quién será el próximo inquilino de la Casa Blanca.
«La pregunta en esta elección se centra en cómo continuar nuestra era de prosperidad económica», sostuvo Gore en Filadelfia, ciudad que los demócratas esperan le ayude a conseguir la victoria en el estado de Pennsylvania y así obtener sus 23 votos de diferencia.
El presidente de su campaña, William Daley, acudió a varios programas de televisión para intentar aclarar expresiones hechas el sábado por Gore en el sentido de que en esta elección los estadounidenses elegirán «entre el bien y el mal».
Daley afirmó que Gore se refería a los «problemas generales del país» y no pretendió describir a Bush como un representante del mal.
«Me siento confiado de que vamos a ganar», dijo Gore a bordo de su avión y en momentos en que iniciaba un calendario maratoniano que lo mantendrá casi sin dormir durante los próximos dos días.
Los sondeos no definen un ganador
La reñida contienda por la presidencia de EEUU evita que a sólo una jornada de las elecciones las encuestas permitan predecir quién va a ser el ganador entre el demócrata Albert Gore o el republicano George W. Bush.
Aunque Bush mantiene una ligera ventaja en las encuestas, sigue siendo insuficiente para garantizarle la mayoría de los votos del colegio electoral estadounidense, que en última instancia decidirá el ganador de las presidenciales del próximo martes.
Contrario a otros países, el voto popular a nivel nacional no decide el ganador, sino la acumulación de los 538 «votos electorales» distribuidos a través de los 50 estados y la capital estadounidense.
Es evidente que el tercer candidato, Ralph Nader, del Partido Verde, no va a ganar, pero el porcentaje que obtenga puede ser decisivo en estados como Washington, Oregon, Maine y Michigan.
Las encuestas más recientes a nivel nacional son las siguientes:
• Gallup (CNN-USA Today): Bush, 47 por ciento; Gore, 43; Nader, 5.
La encuesta Gallup fue hecha entre el 1 y el 3 de noviembre, por medio de 2.222 entrevistas, y tiene un margen de error del 2 por ciento.
Zogby (MSNBC-Reuters): Bush, 46 por ciento; Gore, 44; Nader , 5.
La encuesta Zogby se hizo entre el 1 y el 3 de noviembre, con un margen de error del 3 por ciento.
The Washington Post: Bush, 48 por ciento; Gore, 46; Nader, 3.
El estudio de opinión del periódico The Washington Post y ABCNews se realizó entre el 1 y el 3 de noviembre, a través de 1.567 entrevistas. Tiene un margen de error del 3 por ciento.
Los sondeos también intentan adivinar la situación con respecto al colegio electoral. Un candidato necesita ganar 270 de los 538 votos del colegio electoral para convertirse en el nuevo presidente. Aquí, la ventaja también es para Bush. (EFE)
Washington.- Los dos principales candidatos a la presidencia de los Estados Unidos ya explicaron hasta el mínimo detalle sus propuestas sobre seguridad social, educación e impuestos, los grandes temas que pueden decidir en las últimas horas el resultado de las elecciones de mañana (ver infograma).
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