Rumbo a la veranada, una postal que se repite
Trashumancia en marcha. La añeja costumbre de llevar las chivas al corazón mismo de la montaña.
Juan Carlos Parada
CHOS MALAL (ACHM).- Los crianceros trashumantes del norte neuquino comenzaron con el arreo de sus animales de los campos de invernadas a los de verano, en esta oportunidad un poco más tardío que años anteriores. Esto debido a que las invernadas están propicias, mientras que las veranadas recién se están despejando de la nieve y con muy poca pastura, elemento vital para la superviviencia del ganado.
La trashumancia es un hecho histórico, forma parte la idiosincrasia del lugar y consiste en el traslado de los animales entre dos sectores distantes, veranadas e invernadas, siguiendo un ritmo estacional en busca de las pasturas para el ganado.
El traslado de los animales de invernadas a veranadas se produce generalmente a partir de octubre y permanecen en ese lugar hasta abril, en que regresan a las invernadas.
Este año van con un atraso de dos o tres semanas dado que recién en las últimas horas comenzaron con el arreo de los animales. Ello debido a que aprovecharon al máximo las invernadas, que se encuentran en buenas condiciones a raíz de las lluvias y las precipitaciones níveas que se registraron durante el invierno.
En tanto las veranadas recién comienzan a despejarse de la nieve y además existen pocas pasturas.
Uno de los primeros arreos es el de Juan Ramón Vázquez, que partió de Curaco al paraje Manzano Amargo. Serán varios días en los que sólo transitarán la inmensidad en la agreste geografía del norte neuquino por callejones de arreo y rutas en los que recorrerán un poco más de 200 kilómetros.
Su capital lo constituyen los chivitos y unos pocos yeguarizos. Lo acompañan el peón Rolando González y los perros chiveros , dado que es un trabajo sacrificado que muchas veces se realiza en soledad, acompañado sólo en tramos por familiares, que se trasladan en vehículos.
El caso de Juan Ramón es el de cientos de crianceros de la zona norte de la provincia que para poder garantizar pasturas y agua para sus animales deben trasladarse a los lugares que aseguren el alimento y la superviviencia de su capital.
En algunos “alojos” donde aprovechan para descansar o en su paso por las distintas localidades de la región, los crianceros aprovechan para poder vender algunos chivitos nuevos, que son los más buscados, y de esta manera se asegurar el ingresos de algunos fondos para la economía familiar
Juan Carlos Parada
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