Rusia vota en busca de la grandeza perdida 

Putin apela al patriotismo para ganar la presidencia.

Moscú (EFE).- Rusia cerró ayer la campaña para las elecciones presidenciales del domingo con apatía y la única duda de si el favorito indiscutible, Vladimir Putin, logrará el triunfo por mayoría absoluta en la primera vuelta.

Arruinada, hastiada de escándalos y en crónica crisis política y económica pero con su orgullo de gran potencia en alza, Rusia irá a las urnas mañana unos comicios parlamentarios vitales para el país, los ciudadanos y el Kremlin.

El presidente interino, que en las últimas semanas ha registrado cierto descenso de popularidad, afrontó el último día de campaña con la seguridad de que, con él en el Kremlin, Rusia recuperará su condición de gran potencia.

Putin pidió por televisión a los ciudadanos que acudan sin falta a las urnas para elegir al «presidente de la nueva Rusia», y recordó que el país «no sólo elige al jefe del Estado, sino también designa al comandante supremo de las Fuerzas Armadas». «Somos una poderosa potencia nuclear, y esto lo saben no sólo nuestros amigos. Repito: elegimos a un presidente cuya obligación es levantar la economía, devolverle al país su prestigio, su lugar en el mundo», manifestó el número uno del Kremlin.

Las últimas encuestas conceden a Putin una intención de voto de entre el 48 y 55%, cuando para ganar en primera ronda necesita más de la mitad de los votos emitidos. El equipo de Putin ve otra amenaza en un posible sufragio negativo masivo de una población cada vez más apática y desconfiada, pues las elecciones se declaran inválidas si el voto «contra todos los candidatos» supera el obtenido por el aspirante más votado.

El principal rival de Putin, el líder comunista Guennadi Zyuganov, segundo en las encuestas con una intención de voto de entre el 23 y 32%, aseguró que el presidente interino no obtendrá la mayoría absoluta. «Estamos seguros de que llegaremos a la segunda ronda. La tarea más importante ahora es controlar la limpieza de las elecciones», dijo.

Mientras, el país se ahoga en una gigantesca deuda externa, se empobrece a marchas forzadas pese a un leve respiro por la subida del precio del petróleo y se agota en virulentas guerras políticas que retrasan una y otra vez el debate sobre el futuro del país.

La guerra de Chechenia «apareció» en el momento previsto y más adecuado, según los analistas . En un santiamén, el conflicto checheno unió el ángulo interno de la crisis rusa y el de la presencia internacional de Moscú. La desaforada intervención militar dio oportunidad a Putin y al Kremlin de frenar una valoración ciudadana que estaba por el suelo, «encontrar» el patriotismo como punto de comunión entre todos los rusos y mirar al mundo con altivez.

Con nula o poca tradición democrática, proverbial paciencia y credulidad sin límites, hasta los 50 millones de rusos que según las estadísticas viven bajo el umbral de la pobreza se vieron confortados por la «firmeza» con los chechenos y con Occidente.

Así explican los sociólogos y politólogos el meteórico ascensión de Putin, algo que sólo pasa en Rusia. Después de todo, tras ocho años de gobierno reformista todo está todo por hacer o se hizo tan mal que sólo ha beneficiado a unos pocos y no ha creado instituciones sólidas ni una cultura democrática estable.

La mayoría de los ciudadanos irán a las urnas sin comer o con nutrición deficiente, pero depositarán el voto con su dignidad a salvo gracias a Putin.

Entre escándalos y la KGB

Washington (EFE).- El candidato presidencial ruso Vladimir Putin afrontó ayer el último día de campaña bajo el peso de acusaciones de corrupción por desvío de hasta 820 millones de dólares.

Pero impávido ante las versiones de sus supuestas actividades irregulares hace años en San Petersburgo, Putin prometió que si gana se rodeará de antiguos colegas suyos del KGB para luchar contra la endémica corrupción en el país.

Un periódico de oposición reveló ayer la presunta vinculación del presidente interino en un oscuro caso de corrupción y evasión de capitales a España.

El periódico «Nóvaya Gazeta» afirmó que cuando era alto cargo municipal en San Petersbrugo, Putin gestionó créditos a bajo interés y subvenciones a la corporación Trust-20.

«Con ayuda de funcionarios de San Petersburgo, Trust-20 transfirió entre 1993 y 1995 a empresas en España y Finlandia más de tres millones de dólares, un millón de marcos finlandeses y doce millones y medio de pesetas», afirmó el rotativo.

Parte del dinero se invirtió en la construcción del complejo urbanístico «La Paloma» en Torrevieja (Alicante), que sirvieron primero para viajes turísticos y luego se vendieron, según el periódico. La Agencia de Noticias Políticas (APN) divulgó otros datos sobre corrupción con un título explosivo: «Acusan a Putin de robar 820 millones de dólares».

Pero Putin, en una entrevista para la cadena estadounidense de televisión ABC aseguró hoy que luchará a fondo contra la corrupción en el país.

«Voy a atraer a mi círculo próximo a gentes de los cuerpos de seguridad que no están ligados de ninguna manera con las personas y estructuras que puedan estar vinculadas a cualquier forma de corrupción», dijo en la entrevista.

Cuando el periodista se refirió a la serie de antiguos miembros del KGB soviético que ha llamado al Kremlin desde su llegada al poder hace pocos meses, el presidente interino replicó: «Sí, he traído a algunos». 


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