“Ruta 22: ¿seguridad o comercio?”

Observamos con asombro cómo en General Roca se pretende interrumpir el tránsito para beneficiar a los comerciantes que están sobre la ruta. La esperada ampliación de la Ruta 22 tiene como fin básicamente mejorar la fluidez del tránsito (ahorro de tiempo) y evitar accidentes (salvar algunas de las 8.000 vidas y evitar los miles de accidentes que se producen en el año en Argentina). Nos preguntamos si esto cuenta en los balances económicos de los comercios allí ubicados; quizás estén pensando en algún seguro para resarcir a los familiares de las víctimas o a los damnificados. Lo que sí deben tener en cuenta los responsables del proyecto, inspectores de obras, funcionarios y empresas contratistas es que es de su entera responsabilidad en la obra que se paga con impuestos de todos lograr que la misma sea funcional a los que circulamos y que se deberán evitar absolutamente todos los cruces en un mismo nivel. Creo que el gran tema a definir es si las ciudades próximas a la ruta tienen derecho a interferir el tránsito. Por cuestiones históricas hay casos como el de la ciudad de Neuquén, que ya está armada sobre la ruta, pero la cuestión es mejorar las situaciones existentes, no empeorarlas. Nos alcanza con la experiencia de Villa Regina, donde una ruta nacional pasa por el centro con cuatro semáforos nunca sincronizados y una rotonda, lo que pone en riesgo la vida de miles de personas que cruzan diariamente desde el centro a los barrios. Seguramente ante cada accidente que se produce en la zona los responsables de cambiar el proyecto original se presentan y piden disculpas. La Ruta 22, que cruza gran parte del país y por la que cada día circulan miles de vehículos, no se amplía para beneficio de unos pocos. Pensemos: si los que viajan de Buenos Aires a Bariloche tuvieran que parar en cada ciudad a la vera de la ruta, ¿cuánto tardarían? Carlos Blackhall, DNI 11.604.022 Neuquén

Carlos Blackhall, DNI 11.604.022 Neuquén


Observamos con asombro cómo en General Roca se pretende interrumpir el tránsito para beneficiar a los comerciantes que están sobre la ruta. La esperada ampliación de la Ruta 22 tiene como fin básicamente mejorar la fluidez del tránsito (ahorro de tiempo) y evitar accidentes (salvar algunas de las 8.000 vidas y evitar los miles de accidentes que se producen en el año en Argentina). Nos preguntamos si esto cuenta en los balances económicos de los comercios allí ubicados; quizás estén pensando en algún seguro para resarcir a los familiares de las víctimas o a los damnificados. Lo que sí deben tener en cuenta los responsables del proyecto, inspectores de obras, funcionarios y empresas contratistas es que es de su entera responsabilidad en la obra que se paga con impuestos de todos lograr que la misma sea funcional a los que circulamos y que se deberán evitar absolutamente todos los cruces en un mismo nivel. Creo que el gran tema a definir es si las ciudades próximas a la ruta tienen derecho a interferir el tránsito. Por cuestiones históricas hay casos como el de la ciudad de Neuquén, que ya está armada sobre la ruta, pero la cuestión es mejorar las situaciones existentes, no empeorarlas. Nos alcanza con la experiencia de Villa Regina, donde una ruta nacional pasa por el centro con cuatro semáforos nunca sincronizados y una rotonda, lo que pone en riesgo la vida de miles de personas que cruzan diariamente desde el centro a los barrios. Seguramente ante cada accidente que se produce en la zona los responsables de cambiar el proyecto original se presentan y piden disculpas. La Ruta 22, que cruza gran parte del país y por la que cada día circulan miles de vehículos, no se amplía para beneficio de unos pocos. Pensemos: si los que viajan de Buenos Aires a Bariloche tuvieran que parar en cada ciudad a la vera de la ruta, ¿cuánto tardarían? Carlos Blackhall, DNI 11.604.022 Neuquén

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