Saddam aprovecha los errores de EE. UU. 1-4-03

La Guardia Republicana es el núcleo duro de Irak

Arrecian combates contra tropas de Hussein cerca de Bagdad

El Cairo.- En tiempos de paz, el régimen de Hussein mantiene en jaque a los iraquíes mediante el aparato de gobierno y los servicios secretos que se basan en el espionaje, la amedrentación y la propaganda. Sin embargo, en los primeros días de la guerra los funcionarios de Saddam aprendieron a tocar virtuosamente las teclas de los sentimientos religiosos y nacionales del pueblo. Con imágenes de niños muertos, tanques de aliados destruidos y llamados a la «guerra santa» para defender suelo musulmán, lograron atraer a su lado a varios iraquíes en el inicio de la guerra. Para ello, los funcionarios del partido gobernante Baath usan todo error estratégico de los estadounidenses y británicos y apuestan con éxito al orgullo de los iraquíes. A las imágenes de los prisioneros de guerra iraquíes que son empujados irrespetuosamente por los soldados extranjeros, contraponen otras más alentadoras de pilotos estadounidenses intimidados a los que con la habitual «hospitalidad iraquí» se les ofrece té y masas. Al convertir a simples campesinos en héroes de la resistencia que derriban modernos helicópteros, atacan valerosamente puestos militares e incendian tanques, dan a los iraquíes la sensación de que «todo el pueblo» lucha contra los invasores. Las imágenes de batallas en las que los soldados del Ejército iraquí salen perdiendo son evitadas. Sin embargo, según los analistas en la región, los estadounidenses cometieron su mayor error antes de que cayera el primer misil sobre Bagdad. «Todas las afirmaciones sobre la instauración de un gobierno militar estadounidense tras el derrocamiento de Hussein fueron un error mortal, ya que ningún iraquí aceptaría jamás algo así», opinó Hazim el Yussufi, portavoz de la Unión Patriótica de Kurdistán en El Cairo. El segundo mayor error fue dejar a un lado a los grupos opositores iraquíes. Al dejar abierto si reconocerán el comité de transición para después de la caída de Saddam, nombrado a fines de febrero por los grupos opositores en el norte kurdo de Irak, los estadounidense han generado gran desconfianza. «Cuando los miembros comunes del partido Baath en Bagdad ven esto, se preguntan: Si los estadounidenses hacen eso con la oposición, de la que buscan su apoyo, ¿qué harán con nosotros?», opinó El Yussufi. También cree que la situación en Basora, predominantemente chiita, podría haber sido distinta si Washington no se hubiera negado a otorgarle un papel al Alto Consejo para la Revolución Islámica en Irak (SCIRI) en los planes de guerra y posguerra. «Los iraquíes deben decidir sobre su futuro sin un mandato colonial», explicó el presidente del SCIRI, Ayatollah Bakr el Hakim, tres semanas antes de que comenzara la guerra. (DPA)

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