Salida laboral a puntada y tijera

Jefas de hogar de Sierra Colorada, en la región Sur rionegrina, se cansaron de depender de la dudosa seguridad de los subsidios al desempleo y cristalizaron un proyecto propio. Como resultado, montaron talleres de costura y confección que se encuentran en plena producción.

SIERRA COLORADA (AJ).- Jóvenes de esta localidad de la región Sur rionegrina lograron independizarse y trabajar en lo que les gusta luego de que desde Nación se les aprobaran distintos proyectos productivos.Por ellos, en Sierra Colorada funcionan tres talleres que son micro emprendimientos en costura y confección que llevan adelante una decena de ex beneficiarias del Plan Jefas de Hogar. Allí fabrican todo de tipo de prendas de vestir, además de realizar arreglos y vender mercería.

Como en la mayoría de los pueblos de la Línea Sur, en Sierra Colorada los y las jóvenes son quienes más sufren la falta de oportunidades. Sin embargo, el ingenio y las ganas de progresar llevaron a un grupo de mujeres a ver el futuro con más optimismo. La mayoría realizaba tareas en el marco del Plan Jefas de Hogar hasta que decidieron formular un proyecto que fue aprobado por el gobierno nacional y hoy trabajan en talleres de costura y mercería.

Según cuenta Guadalupe Páez, de 24 años y madre de un bebé, la idea surgió porque veían que el Plan Jefas era «pan para hoy y hambre para mañana». Por eso quisieron hacer algo que tenga sustentabilidad en el tiempo.

«Presentamos un proyecto, lo aprobaron y empezamos a trabajar en este taller que hemos denominado ´Ana Capri´ que es el nombre de una tela. Nos gusta lo que hacemos, podemos manejar nuestro tiempos y además generar mayores ingresos que con un plan» afirma, mientras prueba en un maniquí una chaquetilla que confecciona para una banda de música.

La mujer agrega que con el dinero compraron máquinas de coser, tela y artículos de mercería para utilizar en la confección y para vender.

Junto a ella trabaja Ana Eulogio, también de 24 años y madre de un hijo. Ana aclara que cuando empezó en el taller no sabía coser, pero que con el tiempo aprendió el oficio y hoy les va muy bien. «Ahora estamos terminando de confeccionar 40 trajes para la Guardia de Honor del municipio de Ramos Mexía. Además vendemos tela por metro y artículos de mercería. Tenemos que devolver parte del dinero que nos dieron y luego el taller será totalmente nuestro. Es una buena posibilidad para independizarse».


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