Salud no tendrá políticos ni médicos de cabecera en Río Negro

Rivoire presentó algunos de los planes a poner en marcha.

ROCA (AR).- El sistema de médicos de cabecera desaparecería en Río Negro, una provincia en la que los directores de hospitales pasarán a tomar muchas de las decisiones que hoy define la administración central de Salud Pública, haciendo del sistema algo infinitamente burocrático. Además, en los niveles de conducción del Consejo Provincial de Salud Pública no existirán políticos, ya que será condición excluyente ser técnico conocedor de la problemática del sector.

Estos son los ejes principales del cambio que propondrá Mario Rivoire al asumir como titular de Salud Pública en Río Negro.

Gran parte de la transformación de la cartera se resolvió ayer en Roca entre el médico, los responsables de los hospitales de Viedma, Bariloche, Cipolletti y Roca y encargados de las áreas de Programas, Recursos Humanos, Personal y Maternidad e infancia.

Durante nueve horas, los profesionales debatieron las políticas a implementar desde el 12 próximo, cuando Rivoire reemplace a Claudio Di Tella.

Tres aspectos fueron considerados primordiales por la nueva conducción:

Como instrumento de cambio se decidió la puesta en vigencia de un Sistema Unificado de Atención de la Salud (Seguro Provincial de Salud). Esto no es otra cosa que la eliminación del sistema de médicos de cabecera, hoy administrado por la Federación Médica de Río Negro. Actualmente, 50 profesionales designados por la entidad cobran alrededor de 900 pesos mensuales para la atención de pacientes derivados por Salud Pública. Un allegado a Rivoire aseguró que la intención es dejar de aplicarlo y utilizar los más de 500.000 pesos anuales en el nuevo sistema, manejado por el Consejo Provincial de Salud.

Desde lo operativo, habrá descentralización con presupuesto. Esto significa la desburocratización del nivel central de decisiones, con una autonomía mucho mayor para los directores, que hoy deben pedir autorización a Viedma «hasta para comprar una gaza».

Como filosofía del Nuevo Plan Provincial de Salud, la meta es jerarquizar la atención primaria de la salud, con fuerte apoyo a los centros periféricos de cada ciudad.

«Ahora o nunca»

En la reunión de ayer primó una idea. «O hacemos mucho en los primeros 30 días o no hacemos nada».

Por eso se anticipó que en lo inmediato se realizará capacitación a nivel gerencial, de médicos generalistas, agentes sanitarios y enfermeras comunitarias. Además se jerarquizará el programa de residencias médicas con la creación de las mismas en Cipolletti y Viedma. También se redefinirán los contratos de generalistas.

Otro de los objetivos de la nueva conducción es la inmediata reformulación de la Ley de Emergencia Financiera para poder cubrir vacantes médicas con la mayor celeridad. «Si Educación tiene un sistema de suplencias, Salud puede hacer lo mismo», fue la conclusión.

En lo relacionado a los recursos humanos, se pondrá en marcha un sistema de incentivos monetarios y no monetarios (capacitación) que se adecue a los objetivos fijados por el Plan de Salud. La gestión y control de los premios también quedará en manos de los directores y se priorizará a los agentes de salud que se desempeñan con dedicación exclusiva y médicos generalistas.

El cónclave entre Rivoire y los técnicos que lo acompañarán también decidió la unificación e integración de programas preventivos que hoy funcionan con éxito en Salud Pública y el Ipross.

Lo mismo pasará con los sistemas de denuncia e informes para ambos sub sectores (enfermedades de denuncia obligatoria, certificados de defunción, reacciones adversas a medicamentos, registro de tumores, etc.)

Los nuevos responsables de Salud saben que para llevar adelante el Nuevo Programa, el presupuesto será fundamental. Por eso se acordó que en el 2002 la previsión de recursos y gastos sea por programas, entre los que se priorizó las áreas materno infantil, primeras causas de muerte (cardiovasculares, cáncer), enfermedades prevalentes (asma, diabetes, enfermedades respiratorias, etc.) y accidentes.

Si bien la nueva conducción asumirá el 12, ya está tomando cartas en la situación hospitalaria.

Impresiones de un cambio que oxigena el actual deterioro

Las perspectivas de conjugar propuestas constructivas para la salud pública en Río Negro en el actual contexto resultan muy difíciles de armar.

Hay vectores irrenunciables como para pensar una política de salud digna, solidaria, eficaz y eficiente a la hora de modificar el actual cuadro terminal de situación sanitaria en la provincia. Ideas no faltan. El cambio de conducción «es una bocanada de oxígeno en la decadencia», confesaron médicos y trabajadores de la salud. Sus impresiones de los cambios que se vienen:

– Jerarquizar la Salud independizándola de la Acción Social y elevarla a ministerio de Salud es una buena jugada política del gobierno, pero no resuelve en sustancia la crisis sanitaria que depende en parte del desfinanciamiento provincial.

– La mejor inversión en salud es volver a la prevención y promoción de la misma, muchísimo más barata. Implica concebir una salud a mediano y largo plazo; ésto exige una política de Estado en salud.

– La política de salud de los últimos años se ha trasformado en el mejor ejemplo de la perversión de sus fines. La entrega y sumisión de la administración hacia un gerenciamiento de la salud privado-gremial ha resultado nefasto en términos generales.

– La crisis terminal de la salud se explica también por la ingerencia de esos cuerpos extraños con sus intereses alejados del bienestar común ciudadano, habiéndose «comprado las tercerizaciones, entrega de sectores decentralizados a corporaciones y a miniemprendimientos destinados al fracaso por falta de política de apoyo oficial». Y haber adquirido asimismo la ideología empresarial con sus peculiares criterios de rendimiento y productividad que no se ajustan ni siempre ni adecuadamente a las necesidades de este bien de la comunidad. Y cuyos rindes solo pueden visualizarse desde otros ángulos, esto es una inversión sanitaria con y por la comunidad que revierte positivamente en la economía general a través de la mejora en las tasas e indicadores usuales.

– Concebir al Estado recapturando su esencia protectora implica un compromiso ideológico y operativo lejano a la concepción de «gestión» del gobierno actual, plasmada en la patética implementación de los cursos a los agentes de la función pública para hacerlos funcionales a esa idea de «reconversión del estado». Una vez mas, la mixtura político-gremial con que se allana este plan de desinformación y confusión de valores de los agentes públicos, ha sido nefasta.

– El cambio valorativo e ideológico supuesto de retorno a lo declarado en la Constitución provincial como funciones indelegables del Estado en protección de los derechos de la comunidad, se vería consagrado en al aumento presupuestario para el funcionamiento garantido de los programas y planes básicos a su cargo. A la luz de las últimas medidas del gobierno rionegrino, ésto aparece como muy lejano.

Esto es lo que dijeron algunos profesionales y empleados de la salud. Quienes, además, insisten en algo básico: darles un auténtico lugar privilegiado de protagonismo a la comunidad organizada a partir de su involucramiento e ingerencia en la fijación de las necesidades de salud de la población, en su participación fundamental en los Consejos Locales de Salud y en el control de la gestión. Simultáneamente, expresan, habría que poner en práctica y defender la carrera sanitaria; educación permanente, capacitación específica y actualización. «Son impostergables e innegociables».

El tiempo no perdona, concluyeron los protagonistas del cambio que viene. (AR)

Tendencias del nuevo hospital que hoy se piensa

¿Cómo pensar en la salud sin referirnos al (no) trabajo, al desempleo, a las formas hoy denominadas atípicas? No hay dudas, dice la socióloga experta en salud Inés Cortazzo: las condiciones y la calidad de vida están ligadas al concepto de trabajo, el tenerlo o no es crucial en términos de salud. En diálogo con «Río Negro», la profesional dio su visión del «nuevo hospital» que necesita la gente.

Los funcionarios, dirigentes, profesionales y empleados de la Salud deben pensar en nuevas formas de gestión y servicios, dando cuenta de los desafíos planteados por el fenómeno de la exclusión. ¿Y por qué? Los «sujetos sociales» son otros, los desocupados, los nuevos pobres; por lo tanto, la política social debe ser otra, muy distinta a la de años atrás. De no hacerlo así, pierden tiempo y dinero.

Hay que dejar de pensar en el médico como el pivote central de la atención hospitalaria. Entonces se impone, indican las tendencias, la revalorización de todos quienes conforman la cadena de funcionamiento de un hospital: enfermeros, anestesistas, parteras y todos los demás. ¿Y qué se hace con la burocratización que algunos de ellos vive? Capacitación, aprendizaje constante. Pasantías en otros lugares de trabajo para comparar y rectificar. Eso sí, básico: buenos sueldos y pago a tiempo.

Los bienes sociales -salud, educación, vivienda- son tratados como separados de la realidad social, de manera que el acceso a esos bienes es visto como una opción individual. Debiera entenderse, consecuentemente, que la posibilidad de acceso a los bienes sociales -por parte de las diferentes clases sociales- no es productos de opciones individuales. Por lo tanto, todo cambio pasa por decisiones políticas de Estado, no por los esfuerzos aislados de los profesionales de un hospital.

Establecer una relación estrecha entre salud y política puede en un primer momento parecer extraño, pero es más que necesaria. La experiencia muestra que en cada indicador está oculta una historia colectiva de vida: la presencia o falta de políticas sociales, de leyes y cuidados con la salud y seguridad del trabajador, el nivel de organización de la política asistencial y de educación. El avance en la organización de los servicios depende: del interés de los usuarios, de la ética al interior de la corporación de los profesionales de la salud, de la capacidad de la sociedad de ejercer plenamente su papel en procesos de «accountability», única forma de deshacerse de la confusión entre autoridad y arbitrariedad. La formación de una conciencia sanitaria es también un proceso político por excelencia. (AR)


Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $2600 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora