San Lorenzo busca sí o sí recuperarse

Si no le gana al Vasco, podría comprometer su futuro.

RIO DE JANEIRO (Télam).- San Lorenzo, que perdió en su debut en la Copa Mercosur, intentará recuperar terreno para mantenerse con chances de acceder a la segunda fase cuando enfrente hoy en Río de Janeiro al Vasco da Gama de Brasil, que también cayó en la jornada inaugural del Grupo «E».

El partido se jugará a partir de las 20 en el estadio San Januario, de Río de Janeiro, y será arbitrado por el paraguayo Ubaldo Aquino.

El equipo conducido por Oscar Ruggeri tropezó de local ante el Atlético Mineiro, que lo superó por 4-3 el tres de agosto pasado en un partido altamente emotivo, en el que los brasileños desnudaron serias falencias defensivas de los argentinos.

Con la derrota, San Lorenzo achicó su margen de error, ya que al no sumar como local deberá adoptar un esquema más audaz en sus partidos de visitante, algo sumamente riesgoso ante rivales de la envergadura de Vasco da Gama, que tiene una dupla ofensiva conformada por Viola y Romario, dos goleadores de raza.

«Perdimos en nuestra casa y ahora no nos alcanza con ganar de local, si pretendemos clasificar a la ronda siguiente debemos sumar también de visitantes», se sinceró Ruggeri en diálogo con Télam, poco antes de partir hacia Río de Janeiro.

A pesar del hermetismo del entrenador, se supo que introducirá seis cambios respecto de la formación que superó 3-1 a Rácing el domingo pasado, por el torneo Apertura.

Así, Guillermo Rivarola reemplazará a Juan José Serrizuela, Lucas Pusineri a Guillermo Franco, Pablo Michelini a Ricardo Verón, Claudio Morel Rodríguez a Wálter Erviti, Raúl Estévez a Jorge Quinteros y Bernardo Romeo a Sebastián Abreu.

El conjunto carioca, por su parte, que también perdió por 4-3 ante Peñarol, necesita una victoria y deposita sus esperanzas en el poderío de Viola y Romario, los encargados de traducir en gol lo que genera el volante creativo Felipe.

Ruggeri juega a las escondidas

El técnico Oscar Ruggeri prefirió no adelantar la formación del equipo que va a enfrentar hoy al Vasco da Gama. «No se apuren, no se apuren. Ya saben que van a jugar varios de los que no juegan el domingo. Va a estar (Pablo) Michelini, va a estar (Lucas) Pusineri. Esperen que después voy a dar todo el equipo», dijo Ruggeri a la prensa, poco antes del viaje del plantel a Brasil.

Ruggeri no dio importancia para acelerar su decisión al hecho de que sus rivales den a conocer su formación.

«Con los apodos que ponen, es todo muy confuso, porque no aparecen como figuran en la lista y uno nunca sabe si son los mismos», ironizó.

El entrenador adelantó que por los pasados resultados «ahora tenemos que ir allá a equilibrar las cosas, porque nosotros queremos clasificarnos» para la segunda fase de la Mercosur.

«De verdad. Vamos a ir a buscar el partido. Necesitamos ganarlo para recuperar el terreno. Empatar no nos sirve y tenemos que ir con actitud de buscar el partido», completó.

Central tuvo su minuto fatal y no pudo hacer su negocio

En un minuto de distracción a Rosario Central se le derrumbó el esquema defensivo, se le escapó el empate que fue a buscar a Brasil y perdió 1 a 0 ante San Pablo, en su segunda participación en la Copa Mercosur.

El conjunto rosarino aguantó el resultado hasta la media hora del segundo tiempo con un planteo prolijo en defensa y sin ambición ofensiva, y por no animarse a buscar algo más frente a un equipo muy pobre como el paulista se quedó con las manos vacías.

A los 31 minutos del complemento, uno de tantos centros que San Pablo lanzó sobre el área visitante encontró solo en el segundo palo a Gustavo Neri, que de cabeza logró vencer a Buljubasich.

En la siguiente jugada, el zaguero Ricardo Canals vio la segunda tarjeta amarilla por una fuerte falta sobre Sandro Hiroshi y dejó a Central con diez jugadores, sin chances de revertir la historia.

Hasta la jugada del gol, los rosarinos no pasaron mayores sobresaltos y pareció que lograrían su propósito de volver con un punto a la Argentina, porque el local no encontró variantes a su juego monótono e inofensivo.

La derrota llegó, entonces, como un castigo a la falta de audacia de un Central que sigue sin rumbo en el 2000, aunque pareció premio exagerado para un San Pablo que está a años luz de aquel poderoso equipo del inicio de la década.

El equipo dirigido por Edgardo Bauza consiguió alejar el peligro de su arco, pero más lejos aún estaba del arco rival.

Rafael Maceratesi estuvo solo en la delantera, luchando en desventaja física y numérica con los cuatro zagueros brasileños, Ezequiel González y Pablo Sánchez más preocupados por la marca que por la creación, y el resto atado a su función defensiva.

San Pablo también salió a jugar con un delantero, Marcelo Ramos, y nunca mostró argumentos futbolísticos que avalaran su clara intención de ganar, ni aún cuando en el segundo tiempo sumó a Hiroshi al ataque.

Dos tiros libres del arquero Rogerio, uno de los cuáles exigió una volada de Buljubasich, fueron las únicas excusas para que los pocos hinchas presentes en el Morumbí cambiaron por entusiasmo su enojo contra el cuestionado entrenador Levir Culpi.


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