San Pablo, en plena transición

Algunos de los fundadores del Club Social y Deportivo San Pablo aseguran que la institución se fundó en una de las aulas de la Escuela 33, una noche de invierno del año 1989. Allí se definió además que los colores serían verde, por la esperanza, y amarillo en homenaje al barrio y al Papa Juan XXIII, el nombre de la centenaria escuela que vio nacer a ese espacio. En aquellos primeros años, el club se volvió un pilar de las familias jóvenes con hijos que hicieron sus casas en el sector.

El deporte que siempre caracterizó al club fue el handbol. El equipo que se conformó en el predio ubicado en el corazón del barrio San Pablo no sólo consiguió ser campeón nacional en repetidas ocasiones, sino que también fue el de mayor peso en el Alto Valle.

Allí tuvo un rol fundamental Marcelo Angriman, quien acompañó y guió a los primeros grupos de jóvenes que llegaron a lograr un nivel competitivo. Así, por ejemplo, se formó en los años 90 un seleccionado rionegrino, del cual, y no casualmente, casi la mitad de los jugadores eran del club San Pablo.

Ese seleccionado aunó además a jóvenes de Viedma, de San Antonio (que por aquel entonces también era uno de los mejores clubes de la región) y de algunas otras localidades de la provincia. Localmente, el clásico se disputaba contra el Club San Martín, otro de los clubes de barrio pilares de Cipolletti.

El club, hoy por hoy, se encuentra atravesando una etapa de transición. No solo cambió su comisión directiva sino que está siendo el reflejo de la mutación social que el mismo barrio viene experimentando. San Pablo es un barrio que históricamente tuvo una población joven, lo cual impulsó el crecimiento de un club social y deportivo que, al cabo de poco tiempo supo concentrar y hermanar ese sentimiento de pertenencia.

En los últimos años, antes del ultimo boom inmobiliario que vivió la ciudad, el barrio, y por consecuencia el club, habían sufrido los embates de esta situación. Sin embargo, los actuales dirigentes están empeñados en rescatarlo y volver a transformarlo en ese espacio de encuentro que supo ser.

Desde la nueva comisión directiva, que tiene la particularidad de estar compuesta en su mayoría por mujeres, aseguraron que encontraron al club en muy malas condiciones, y con una gran baja en cuanto a profesores, alumnos y categorías.

Carla Santos, que es secretaria del club y tesorera de la comisión directiva y la revisora de cuentas, Verónica Matiheu, resaltaron que “hay que remarla de a poco para salir adelante”.

A excepción del salón y los baños, las instalaciones siguen siendo las mismas, evidenciando una notable deuda en infraestructura. Asimismo explicaron que necesitan una mayor presencia de la Municipalidad, ya que desde allí se pueden gestionar profesores becados, como lo es por ejemplo, la profesora de hockey del club.

En números

150 chicos

concurren al club a realizar handball mixto, fútbol varones y mujeres y hockey femenino. En el salón se practican artes marciales mixtas, vale todo, taichi y yoga.

7 profes

entrenan a quienes concurren al San Pablo y de ellos tres son becados por la Municipalidad.

27 años

cumplió la institución el domingo 18 de septiembre. Se fundó en 1989 y siempre fue una autoridad en handbol.

El hockey femenino

suma voluntades