Sandra Mihanovich con amor

NEUQUEN (AN).- La vida no se anima a mellar a esta mujer. Desde la platea, en la coqueta globa de eventos del casino Magic, a Sandra Mihanovich se la ve en retrospectiva: idéntica con su rostro juvenil, sus ondulados cabellos y la voz a prueba de años. «¿Son todos de mi edad?» pregunta y ausculta al público. Es la medianoche del viernes y ella se inquieta con «Qué va a ser de mí»: el único tema de su autoría incluido en el disco «Sin tu amor», que vino a promocionar a Neuquén, donde la sorprenden con todos los afectos vigentes.

«Hay aquí gente de todas las edades…» comprueba después de reconocer que «Sobrevivientes» en la versión para la musicalización del programa Vulnerables por televisión, le arrimó de niños a nonos. Largó el concierto con Todo brilla (1992) y tras cartón Asfalto, Nadie nos vio, De madrugada…

Sabia en el manejo de la escena, viajó del pasado al presente sin querer imponer su disco número 15, salvo cuando con fruición cantó «Separados» -de Lerner y Lebón- y Juez. Pero después sus zambullidas eran con conocimiento de profundidades: Puerto Pollensa (1982) enloqueció a los gorditos con lentes y a las flacas de buena visión. Justamente una mini-barra de cuatro, cinco mujeres le pedían a gritos y devoción «¡el pañueloooo!». Sandra no lo podía creer «¿Qué piden? ¿el pañuelo?» (acababa de secarse el sudor con tisú) «¡Qué asco, asco! ¡Compren en el kiosco!» y aún confundida porque no es su estilo decía «¡Neuquén se deliró…!».

Con toda su potencialidad, sus delicadezas, sus gravísimos y agudos, haciendo gala actoral, trascurrió «Por tu ausencia», «Todo me recuerda» y el estrenado «Sin tu amor». Cuando arremetió con «Es la vida» y se fue, la globa repleta casi por unanimidad le exigió que regresara. Entre bises y cantos colectivos, Sandra Mihanovich no sólo comprobó que su vigencia sigue intacta como el amor de su gente, sino que confirmó que es un lujo de intérprete. Y que la canción -excelente selección como en su repertorio- es un género de reflexión y disfrute manso y tranquilo. Con distinción e intención. (B.S.)

Nota asociada: ¡Bello… bellísimo, pero con adiós!  


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