Santiago, bombero desde la primera hora

Una pareja de bomberos de Roca tuvo un varoncito el mismo día en que los voluntarios de la ciudad festejan su aniversario. Ya piensan en inscribirlo en la Escuela de Cadetes.

ROCA (AR).- Todos coinciden en que se agrandó la familia de los bomberos voluntarios de Roca y no es para menos. A las 3.05 de la tarde del mismo día del aniversario de la Asociación de Bomberos Voluntarios, el 29 de diciembre, nació Santiago, hijo de Gabriela Brizuela integrante de la primera generación de bomberas y Daniel Martínez, quien ya es cabo de la Asociación.

Los felices padres, que ya piensan en inscribirlo en la Escuela de Cadetes, se conocían de vista porque Federico, el hermano de Gabriela, es bombero hace siete años. Sin embargo, recién cuando ella empezó su entrenamiento como aspirante en noviembre del 2005 se habló por primera vez con Daniel. Ya en enero eran novios y cuando Gabriela juró como bombera, a mitad de año, estaba embarazada de un mes y medio y nadie en el cuartel tenía idea de que el juramento valía por dos.

«Primero queríamos que supiera la familia, cuenta Daniel, luego se lo dijimos a los jefes y después se enteraron todos».

El día del parto, «cayó una banda de gente», contó Daniel pero todos se quedaron con las ganas de conocer a Santiago porque todavía está internado en neonatología para superar los 2,400 kilos de peso y hacerle algunos controles.

Gabriela comparte con su marido una pasión que le viene de toda la vida. «Desde chica me gustó. Mi tío es bombero y mi

mamá nos contaba siempre de él. Después, cuando mi hermano se hizo bombero y sonaba la sirena nosotras le sacábamos la bici y lo despertábamos», contó Gabriela. Por eso, cuando se abrió la posibilidad de ingresar a la fuerza no lo dudó ni un minuto y junto a su hermana se anotó en la Escuela de Aspirantes.

 

El llamado de la sirena

 

Mientras pudo no dejó de acudir al llamado de la sirena y con 4 meses y medio de embarazo salía con la autobomba. A partir de ahí se tuvo que conformar con ir a reemplazar al compañero de guardia para que él saliera con la unidad. «Iba caminando despacito hasta el cuartel (Alfonsina Storni) que me queda a dos cuadras», cuenta la joven.

A pocos días de dar a luz Gabriela no ve la hora de volver a calzarse el uniforme, aunque sabe que va a pasar más de un mes para que eso suceda y cuando sea el momento alguien va a tener que quedarse a cuidar a Santiago. Por eso ya se pusieron de acuerdo con Daniel: «El que se ponga las zapatillas antes es el que sale», explicó casi al unísono la joven pareja, «sino no es justo», agregó Gabriela.

Sabiendo que ahora tienen que cuidarse mucho más por su hijito, Daniel cuenta que hay veces que suena la sirena y duda de ir, pero la responsabilidad y el gusto por lo que hace es más fuerte y siempre responde al llamado.

Tanto es así que si fuera por ellos inscribirían a Santiago en la escuela de cadetes desde ahora, contaron.

Todos en el cuartel están ansiosos por conocer al que sin duda se convertirá en «la mascota» de la Asociación y más de un compañero le dijo al padre que para festejarle el cumpleaños a Santiago ya tiene asegurado el asado, haciendo referencia a que todos los 29 de diciembre festejan el aniversario de la institución con un buen asado y de ahora en adelante, el cumpleaños del primer hijo de una pareja de bomberos voluntarios.


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