Sanz, harto de “intrigas y egoísmos”

Harto. Así está el presidente de la UCR, Ernesto Sanz, en relación a lo que, se sabe, suele definir como “un mundo de intrigas y egoísmos” que signan hoy mucho de la vida interna del partido. –Tan harto que, cuando hace catarsis, quienes conocemos la historia del partido no podemos dejar de referenciar su irritación con la de Lisandro de La Torre cuando se fue del partido asqueado de Hipólito Yrigoyen y la mezquindad de su estilo para hacer política –comentó ayer a este diario una importante fuente asesora de varios de los integrantes del Comité Nacional de la UCR. Y acotó con un dejo de ironía: –Tan asqueado está Sanz de rosca y más rosca e interna y más interna, que así como Lisandro remató su renuncia diciendo: “Merecemos a Roca”, Ernesto puede llegar a decir: “Merecemos al kirchnerismo”. Desde el círculo inmediato de Sanz se señala que el enojo del senador mendocino responde fundamentalmente a dos razones: • Una, la poca predisposición que evidencian las líneas internas del partido para mejorar la calidad de gestión política tomando al radicalismo como un todo en juego más allá de quién se quede con la candidatura a la Rosada. • Otra, la poca predisposición de actores esenciales en las bancadas de diputados y senadores nacionales a asumir protagonismo firme destinado a manejar, con criterio y madurez, la luchas intestinas que por espacios de poder se dieron recientemente en ambos planos. Se sabe en este sentido, que Sanz se queja duramente de lo solo que se encontró a la hora de fijar la posición de la bancada de senadores en el tratamiento del presupuesto, un tema en que, como mínimo, la postura del partido se convirtió en un ida y vuelta con mucho déficit de solidez. Y se sabe también que Sanz cuestiona el hecho de que ambos bloques no hayan sabido resolver, con calidad de decisión y elegancia, disputas por espacio de poder en ambas líneas. Concretamente, el relevo de la presidencia en el bloque de la cámara baja, que pasó de manos del cobista Oscar Aguad al alfonsinista Ricardo Gil Lavedra. Un trámite muy viciado por carencia de estilo, señaló ayer a este diario una fuente parlamentaria del partido. Y acotó: –Sanz tuvo que intervenir como presidente del partido para sugerir que se definiera con grandeza ajustada no sólo a figuras en juego sino a la propia imagen del radicalismo en un momento en que está renaciendo del naufragio… Pero en materia de incidir directamente para mantener –Raúl Alfonsín mediante– “la casa en orden”, Sanz también se vio compelido a intervenir en el bloque de senadores. –Estaba en Francia, reunido con la máxima dirigencia europea de la socialdemocracia, cuando lo llamaron para decirle que un grupo de senadores cuestionaba la gestión del titular de ese bloque, Gerardo Morales. Y otras vez tuvo que salir a apagar el fuego o los fuegos… ¡Está harto de todo este internismo, todo rosca y rosca! –comentó la fuente. Y sumó: –Claro, sin rosca no hay radicalismo…

Sanz, con fuerte autocrítica.

carlos torrengo carlostorrengo@hotmail.com


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