Sarkozy asume al frente de una UE en crisis con duros cruces verbales

Sobre inmigración dijo: "No vamos a aceptar toda la miseria del mundo"

PARÍS, 1 Jul 2008 (AFP) – El presidente francés, Nicolas Sarkozy, tomó las riendas este martes de la presidencia de la Unión Europea (UE) en un clima de crisis, agravado por el rechazo del presidente polaco a ratificar el Tratado de Lisboa y las críticas candentes procedentes de Bruselas. Y entre sus prioridades figurará endurecer la política inmigratoria con un «pacto» entre los 27 países del bloque que prohíba las regularizaciones masivas de extranjeros sin papeles como las que han concedido España e Italia en la última década, aumentar los controles fronterizos para evitar la llegada de inmigrantes indocumentados al bloque.

«Francia, o Europa, no va a aceptar toda la miseria del mundo», dijo Sarkozy el lunes a la noche en una entrevista televisiva, citando una expresión del ex primer ministro francés Michel Rocard. En 1990, Rocard dijo una frase similar, pero agregó que Francia debía «saber asumir fielmente su responsabilidad» en el tema migratorio.

Según diversas fuentes, los planes franceses para la UE podrían irritar más a los países latinoamericanos, que aún protestan por una reciente directiva europea sobre la expulsión de extranjeros sin papeles.

Pero quizás éste sea el menor de sus problemas. Ayer, el mismo día en que entraba en vigor la presidencia francesa por seis meses, Sarkozy recibió dos malas noticias seguidas.

La primera llegó de Varsovia cuando el presidente Lech Kaczynski anunció por sorpresa que no ratificaría el Tratado de Lisboa por considerar que «no tenía sentido» después del «no» irlandés a ese texto.

Sarkozy aseguró que «no podía imaginar» que su homólogo polaco «pudiera poner en entredicho su propia firma», la que él mismo estampó en la parte inferior del documento, primero en Bruselas y luego en Lisboa.

El segundo revés del día vino de Bruselas, pues el comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, consideró «injustificados» los ataques que recibe de Sarkozy. Y estimó, sobre todo, que estas críticas perjudicaban la unidad europea en las negociaciones en el seno de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Sarkozy arremetió el lunes por televisión contra una posición defendida en la OMC, en nombre de la UE, por Mandelson sobre la agricultura y aseguró que no «dejaría hacer».

De todos modos Mandelson viajó a París el martes junto con los restantes miembros de la Comisión Europea, llegados con su presidente José Manuel Barroso. Asistió a un almuerzo seguido de una reunión con el primer ministro francés, François Fillon, y su gobierno. En la escalinata de este palacio, Sarkozy quiso restar importancia a sus «desacuerdos» con Mandelson, diciendo que las discrepancias son el resultado del debate y que en Europa no se debate lo suficiente. «No está prohibido tener desacuerdos en Europa (…) Es porque en Europa no se debate lo suficiente que no se consigue hacer comprender los desafíos europeos», añadió.

Barroso por su parte habló de «una Europa a prueba». Sarkozy tiene mucho por hacer a raíz del rechazo en Irlanda del Tratado de Lisboa, un texto que aspira a rescatar a Europa de la crisis institucional en la que quedó sumida por los «noes» de Holanda y Francia a la Constitución Europea.

El rechazo del presidente polaco se suma a la incertidumbre reinante entre los checos, en un momento en que Sarkozy quería que el problema quedase reducido a Irlanda.


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