Se derrumban exportaciones de cordero patagónico

Ganadería

Fue un emblema durante el inicio de la era kirchnerista. Desde que asumió en 2003, Néstor Kirchner se propuso convertir al sector ovino -y más puntualmente al cordero patagónico- en uno de los principales negocios de exportación del país.

Las razones eran obvias: la mayor parte de la producción de cortes ovinos argentinos están centralizadas en la provincia de Santa Cruz, de donde provienen, no solo los Kirchner, sino también varios de los máximos referentes del Gobierno.

Fue así como, para garantizarse el éxito del negocio, el ex presidente dispuso que las exportaciones del sector no estén grabadas. O, mejor dicho, que tengan un derecho de exportación del 5% con un reintegro del 5% (es decir: una retención efectiva del 0%).

El negocio funcionó muy bien durante varios años. Inclusive, La Política Online dio a conocer en 2010 el misterioso éxito del frigorífico ovino Faimali S.A, situado en Río Gallegos, que en ese momento exportaba sin restricciones a la Unión Europea.

Dicho frigorífico, que estuvo al borde de la quiebra en la década del 90, fue vendido a un empresario santacruceño mencionado en la zona como testaferro de Kirchner (al poco tiempo la firma logró convertirse en líder absoluto en el mercado local).

La cuestión es que en lo que va de 2014 se declararon exportaciones de cortes ovinos por 841 toneladas, que representaron un valor total de apenas 3,61 millones de dólares, según publicó este lunes el sitio especializado valorsoja.com.

El dato es que en durante el primer cuatrimestre del año pasado se exportaron unas 1418 toneladas por un valor de 6,38 millones de dólares. Para tener una idea, la caída representa casi la mitad en volumen y más del doble en divisas.

Pero los lugares que va perdiendo la Argentina, lo ganan los países vecinos. En este caso Uruguay que, en el mismo periodo, registró ventas externas por 3558 toneladas (seis veces más) por un valor de 21,2 millones de dólares.

Así las cosas, el fracaso del negocio es de tal magnitud que ni siquiera pudo sobrevivir el frigorífico ovino Santa Elena, perteneciente al Grupo Indalo del empresario Cristóbal López. Dicha firma se abrió en febrero de 2013 en Chubut y cerró en abril de 2014.

En este contexto, LPO se comunicó con empresarios del sector, quienes atribuyeron la crisis a la suba de costos internos, a la falta de competitividad, a la caída de la demanda internacional, al encarecimiento de los créditos y a diversos problemas climáticos.

Fuente: La política online


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