Se derrumbó
<b>Desgarrado, Diego dijo que estaba sin fuerza, aunque no se sabe si seguirá o no. Le restó méritos a Alemania.</b>
Fue desgarrador ver otra vez al hombre de las resurrecciones, al mito viviente, al mejor de todos los tiempos, reducido a un ser sufriente, que los ojos nublados, entrecortada su habla, con la guardia baja. Jamás pensó Diego Maradona que la despedida de su equipo del Mundial de Sudáfrica sería con una goleada ante Alemania, justo ante el mismo rival que lo vio consagrarse y tocar el cielo con las manos, ese mismo que en el Italia 90 lo devolvió a tierra y lo hizo ver como un terrenal común y corriente, indignado, insultando, llorando…
No derramó lágrimas Diego en la conferencia de prensa que tuvo hasta aroma a despedida, que no dolió como aquella vez que se le escapó el “me cortaron las piernas”, pero que la trajo a la memoria, con todo lo que eso significa. Dijo “no tengo fuerzas para nada”, puso en dudas su continuidad y aclaró que sólo agradecimiento para sus dirigidos.
El viernes, el periodista Rob Hughes escribió una inusual carta en The New York Times pidiéndole “perdón” a Maradona por críticas previas y agradeciéndole su trabajo en Sudáfrica. Richard Williams dijo en The Guardian que “la resurrección de Maradona es la historia del año”.
No fue posible. El Mundial que perdió en primera fase a sus dos finalistas de 2006 y al anfitrión, en octavos a Inglaterra y en cuartos a Brasil y a Ghana, único africano en pie, se quedó ayer acaso sin su historia más magnética, la milagrosa Argentina de Maradona.
“Esto es lo más duro que me tocó vivir. Estar al frente de tan buenos jugadores y tan buenas personas… Es una trompada de Muhammad Alí. No tengo fuerzas para nada”, dijo Maradona tras el partido, apagado y triste, lejos del histrionismo de sus conferencias anteriores.
“En manos de Dios”, había titulado la propia prensa argentina tras la designación en reemplazo de Alfio Basile, pero no dándole divinidad a Maradona, sino temerosa de que sea el nuevo DT, consciente de que se iniciaba una aventura que, efectivamente, comenzó tormentosa, en medios de fuertes polémicas y durante unas eliminatorias en la que se clasificó con angustia.
En la previa, el clásico con Alemania era con resultado abierto, por las similares características de los equipos y porque ambos son potencias. Pero además, los dos seleccionados habían llegado cuestionados a Sudáfrica. Es más, tras las eliminatorias, nadie daba a la Argentina como favorita. Pero con el correr de los partidos el ballet de Messi se mostró fino y agresivo en ofensiva y eso llevó a que Maradona se ilusionara, y con él millones y millones de argentinos.
Alemania jugó con la inteligencia de un equipo que se ensambló durante años. Es cierto, tuvo la suerte de anotar de entrada, pero salió a buscarlo. “Le dimos ideas a Alemania”, dijo Maradona. Le quitó mérito al rival y no estuvo bien, porque el equipo germano salió con un libreto que no abandonó hasta el final, acaso sorprendida por la falta de carácter de Argentina para reaccionar.
Maradona no lo entendió así: “Teníamos todo estudiado, con marcas definidas y en el primer centro nos hacen el gol. Creo que le facilitamos las cosas. Y ellos, en ventaja, empezaron a tener ideas y aprovecharon bien las situaciones que generaron”, agregó. Para el DT “el resultado no es lo que pasó en la cancha, pero esto no me quita el orgullo de estar al frente de los jugadores”.
Según el Diez, “no se cumplió el sueño, pero se marcó un camino. Yo me puedo ir mañana, pero me gustaría que estos chicos siguieran demostrando lo que son, sin misterios y sin peleas”.
“Yo tuve jugadores que ganan fortunas y vinieron aquí por la gloria, por eso estoy orgulloso de ellos. El final no fue el esperado. Pero yo creo que el que venga debería seguir este camino”, apuntó.
Consultado por Messi, indicó que “Lio jugó un gran mundial y si no hizo un gol fue porque los arqueros rivales fueron figuras”. Y en relación a las críticas que seguramente le caerán a su heredero, señaló que “verlo llorar a Messi en el vestuario me mostró que el que dice que no siente la camiseta es un estúpido”.
A punto de cumplir 50 años, poco hay en el Maradona entrenador que remita al jugador que no se rendía, al de los milagros. Nadie sabe aún si será el final de la “era Maradona” en la selección argentina. Habrá que esperar.
Fue desgarrador ver otra vez al hombre de las resurrecciones, al mito viviente, al mejor de todos los tiempos, reducido a un ser sufriente, que los ojos nublados, entrecortada su habla, con la guardia baja. Jamás pensó Diego Maradona que la despedida de su equipo del Mundial de Sudáfrica sería con una goleada ante Alemania, justo ante el mismo rival que lo vio consagrarse y tocar el cielo con las manos, ese mismo que en el Italia 90 lo devolvió a tierra y lo hizo ver como un terrenal común y corriente, indignado, insultando, llorando...
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios