Se fragmentan para sobrevivir

¿Desmantelaron al Cártel de Tijuana? Ésa es la pregunta que se hacían algunos analistas luego de la captura de otros dos capos del cartel. La mafia ya sufrió dos golpes a su cabeza: la detención de Benjamin Arellano Félix en marzo de 2002 y la presunta muerte de su hermano Ramón Arellano Félix, en un tiroteo un mes antes.

Pero los golpes a la cabeza no necesariamente significan el desmantelamiento de una organización como el Cartel de Tijuana, que según la Procuraduría General de Justicia, opera en 15 estados de México.

Y es que las autoridades están conscientes del peligro de «atomización del Cartel de Tijuana». Ahora se viene una lucha, según los especialistas, por el control de las operaciones: el transporte y distribución de cocaína, marihuana, heroína y metanfetaminas.

Los carteles de las drogas son grandes clanes familiares y la familia de los Arellano Félix está integrada por 11 hermanos, alguno de los cuales podría hacerse cargo de las operaciones o algún pariente cercano, después de todo se trata de un «negocio familiar».

Los especialistas consideran que con las capturas las disputas entre las bandas de narcotraficantes en México se agudizarán, pero no habrá disminución del flujo de drogas.

Los propios fiscales reconocieron que los prófugos Francisco Arellano y Eduardo Arellano Félix aún continúan controlando el tráfico. Experiencias anteriores así lo han demostrado, por ello, más que apuntarle a las cabezas, es necesario desmantelar las organizaciones delictivas y la erradicación o control del consumo de estupefacientes, que se da en EE.UU., dicen los analistas.

(Redacción, con datos de la BBC y Crónica de México)

  Nota asociada: La captura de dos capos es un duro golpe al Cártel de Tijuana  


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