Se fugaron los cuatro internos del hogar Convivir

Fue en Bariloche. Los menores habían discutido con el director.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Los cuatro internos del hogar Convivir se fugaron el domingo por la noche, luego de discutir con el director del instituto, creado para rehabilitar a los menores en conflicto con la ley. Los chicos eran intensamente buscados ayer por los operadores de Promoción Familiar, que aspiraban lograr el retorno voluntario de los jóvenes y evitar la intervención de la policía. La delegada local, Elsa Palomo, minimizó el hecho y confirmó que los menores se fugaron por la ventana posterior de la «casita 17» luego de la discusión mantenida con el director Martín Perdriel. Palomo aseguró que «este tipo de discusiones son cotidianas» dentro de la dinámica de recuperación de los menores en conflicto con la ley, al igual que las fugas, y que Perdriel ya se había retirado cuando se produjo la huida masiva. En cambio fuentes cercanas al hecho aseguran que el director estaba en el hogar junto a dos operadores cuando los internos se fueron, aprovechando una falla de seguridad.

 

Las responsabilidades

 

Por su parte, la policía deslindó responsabilidades en la justicia, que limitó la custodia al perímetro externo del Hogar Convivir luego de la golpiza que habrían propinado a dos menores mientras dormían.

La medida preventiva fue dictada la semana pasada por el juez Martín Lozada ante la presunta irrupción de cinco policías que, el 17 de febrero último, habrían golpeado a dos de los internos mientras dormían, ocasionándoles lesiones de importancia.

El magistrado fundamentó el hábeas corpus en la nece

sidad de «suprimir las condiciones de maltrato» y garantizar «su protección, resguardo y promoción integral de sus derechos y de su desarrollo personal».

También recordó que «la casita 17» es «un recinto cerrado que en función de sus objetivos y funciones debe contar con personal capacitado para llevar adelante los ya de por sí complejos fines a los cuales se orienta».

El Hogar Convivir funciona en la casa 17 del complejo de viviendas IPPV, en el barrio Ayelen, y es foco permanente de cuestionamientos que dan cuenta de sus falencias. En diciembre pasado un grupo de operadores denunció la presencia drogas y alcohol, la falta de medidas de seguridad y pidió «un urgente cambio en el programa de recuperación de jóvenes en conflicto con la ley».

Palomo reconoció la presencia de estimulantes como parte del conflicto que llevan los menores internados en el hogar y sobre el cual se trabaja y atribuyó las denuncias a la falta de idoneidad de algunos operadores.


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