Ser mujer es factor de riesgo

BARILOCHE

La Violencia de Género está reconocida en la ONU como el crimen encubierto más frecuente y la Argentina, como Bariloche, no es una excepción. La violencia ejercida contra las mujeres por el hecho de serlo es una violencia instrumental, que tiene por objetivo su control.

Es la violencia que sufren las mujeres la que tiene sus raíces en la discriminación histórica y en la ausencia de derechos que éstas han sufrido y continúan sufriendo. Y que se sustenta sobre una construcción cultural. Ser mujer es un factor de riesgo en nuestra sociedad.

Utilizar el término “violencia doméstica” cuando se está hablando de violencia de género forma parte de la ceremonia de la confusión en la que la sociedad se enreda para no examinar la realidad, analizarla y modificarla. Probablemente porque es demasiado vergonzoso enfrentarse a las cifras de mujeres maltratadas, violadas, agredidas, asesinadas, machacadas psicológicamente, que provoca cada año la violencia ejercida por los varones.

Esto nos sucede en la intervención y articulación con distintas instituciones, como en las intervenciones policiales que la Línea 102 (de atención a las víctimas de violencia de género en Bariloche) convoca a diario, o cuando una mujer se acerca a alguna comisaría para hacer la denuncia correspondiente. En la fuerza policial se sigue utilizando el término “violencia intrafamiliar” dando a confusión por un lado el origen del que proviene la violencia como así también haciendo una connotación de injerencia privada a la cual no es conveniente ingresar.

En el caso de los juzgados, en el ámbito de lo penal encontramos resistencias aún con las legislaciones y tratados internacionales vigentes al respecto, denominando a las distintas denuncias ejercidas por las mujeres maltratadas como “violencia familiar” y minimizándolas. Todas estas conductas responden a una sociedad patriarcal fuertemente instalada, en la que el sistema político es confiado a los hombres (históricamente y hasta el presente) incluyendo el conjunto de los poderes políticos, religiosos y económicos.

Las violencias están instaladas, y las hay de todo tipo. La feminización de la pobreza es un concepto que al solo nombrarlo a nadie se les escapa. Son las penurias económicas de las mujeres que ostentan tan solo el 1% de la riqueza del planeta, la falta de oportunidades, las cargas familiares, la doble y triple jornada que impiden que se profesionalice y aplique a mejores puestos de trabajo.

Además, como si esto fuera poco, siguen cayendo las barreras en función del mercado, las fronteras se han hecho permeables y ahora resulta mucho más fácil mercadear, prostituir, la esclavitud sexual, el tráfico de personas, la pornografía. De hecho, después del tráfico de armas y la droga, el negocio de la prostitución es el que más dinero mueve.

Ante este panorama desalentador, la Ley 26485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en los que desarrollen sus relaciones, es una herramienta adecuada que el Estado ha puesto en nuestras manos para equiparar derechos.

En cumplimiento con la declaración de la ley de emergencia por violencia hacia las mujeres en la ciudad de San Carlos de Bariloche, es que el 1 de Julio de 2013 se pone en funcionamiento la Línea 102, de atención a las mujeres víctimas de violencia de género, única en la provincia.

Los números obtenidos por la atención de la línea son temibles: de ya cerca de 2000 llamadas en casi un año y medio se han atendido en situación de crisis a más de 300 mujeres, esto es, una cada dos días o tres días. Para la población de Bariloche es un número considerable y sabemos que hay más mujeres en situaciones de violencia alarmantes que todavía no han llamado, o por desconocimiento del recurso o por temor, que es lo que generalmente sucede.

Desde la Dirección General de Equidad de Género y la Línea 102 consideramos que la violencia hacia las mujeres es la violación a los derechos humanos más frecuente, más invisibilizada y más impune. Erradicarla es un compromiso de todas y todos. El asesinato de Laura Domínguez recientemente a manos de su ex pareja en Dina Huapi, que la mató de tres tiros por la sencilla razón que ella había decidido por su autonomía, es un caso que nos desalienta pero también requiere de nosotros que trabajemos más comprometidamente aún.

Estamos convencidas de que la transformación, si bien es fundamental que comience en la singularidad, solo se vuelve tangible y libera en la medida en que sea colectiva. Para esto necesitamos de la participación, y si esta es organizada, mucho mejor.

(*) Directora General de Equidad de Género de la Municipalidad de San Carlos de Bariloche.

Mercedes Pietranera


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