¿Será el Mercosur un nuevo polo de poder?
En la Cumbre del Mercosur, efectuada en Brasilia el 31 de julio pasado, se oficializó la incorporación de la república bolivariana de Venezuela como quinto miembro pleno del bloque (posibilidad planteada en el 2006). Eso generará un “nuevo polo de poder” que permitirá cerrar “la ecuación de la energía, los alimentos y los minerales”, según la presidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK). Y hasta previó que “este espacio se constituye, después de los Estados Unidos, China, Japón y Alemania, en la mayor economía del mundo”. Será todavía mayor para “los crecimientos del comercio y las inversiones y la integración de las cadenas productivas”, pronosticó Dilma Rousseff, la mandataria brasileña. El Mercosur es “la locomotora más grande para garantizar la independencia y acelerar el desarrollo”, supuso Hugo Chávez, el presidente venezolano. Por separado, CFK y Chávez firmaron una declaración conjunta por el acuerdo entre las respectivas petroleras estatales: PDVSA e YPF. El Mercosur fue el principal destino de las exportaciones locales en el primer cuatrimestre del 2012 (el 25% del total) y el mayor origen de las importaciones (30%). No obstante, la balanza entre Brasil y la Argentina cerró el 2011 con un saldo positivo para Brasil de unos 5.800 millones de dólares, por lo cual sus negociadores comenzaron a buscar soluciones para incrementar las ventas de la Argentina y así reducir aquella diferencia, en la que las autopartes incidieron con un 60%. En julio, Brasil compró aquí por 1.491 millones, -26,9% menos que en el mismo mes del 2011, como consecuencia de las barreras levantadas por la Secretaría de Comercio Interior y, además, la menor demanda interna. En igual mes, la Argentina vendió allí por 1.334 millones, o sea una baja interanual del 12,5%, por la menor demanda interna brasileña y sus licencias no automáticas. Las reuniones casi siempre concluyeron con representantes de ambas partes procurando convencer que hubo “un buen entendimiento, pero parecería ser que sólo las de Cristina y Dilma destrabaron situaciones complejas.
En la Cumbre del Mercosur, efectuada en Brasilia el 31 de julio pasado, se oficializó la incorporación de la república bolivariana de Venezuela como quinto miembro pleno del bloque (posibilidad planteada en el 2006). Eso generará un “nuevo polo de poder” que permitirá cerrar “la ecuación de la energía, los alimentos y los minerales”, según la presidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK). Y hasta previó que “este espacio se constituye, después de los Estados Unidos, China, Japón y Alemania, en la mayor economía del mundo”. Será todavía mayor para “los crecimientos del comercio y las inversiones y la integración de las cadenas productivas”, pronosticó Dilma Rousseff, la mandataria brasileña. El Mercosur es “la locomotora más grande para garantizar la independencia y acelerar el desarrollo”, supuso Hugo Chávez, el presidente venezolano. Por separado, CFK y Chávez firmaron una declaración conjunta por el acuerdo entre las respectivas petroleras estatales: PDVSA e YPF. El Mercosur fue el principal destino de las exportaciones locales en el primer cuatrimestre del 2012 (el 25% del total) y el mayor origen de las importaciones (30%). No obstante, la balanza entre Brasil y la Argentina cerró el 2011 con un saldo positivo para Brasil de unos 5.800 millones de dólares, por lo cual sus negociadores comenzaron a buscar soluciones para incrementar las ventas de la Argentina y así reducir aquella diferencia, en la que las autopartes incidieron con un 60%. En julio, Brasil compró aquí por 1.491 millones, -26,9% menos que en el mismo mes del 2011, como consecuencia de las barreras levantadas por la Secretaría de Comercio Interior y, además, la menor demanda interna. En igual mes, la Argentina vendió allí por 1.334 millones, o sea una baja interanual del 12,5%, por la menor demanda interna brasileña y sus licencias no automáticas. Las reuniones casi siempre concluyeron con representantes de ambas partes procurando convencer que hubo “un buen entendimiento, pero parecería ser que sólo las de Cristina y Dilma destrabaron situaciones complejas.
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