Si juega Marabunta, hay fiesta en el Hormiguero

Las imágenes se viralizaron y generaron un gran orgullo en aquellos que comandan la institución: el Hormiguero de fiesta, repleto, efervescente.

Fue el sábado 10 de septiembre cuando incluso se habló más de rugby que de otro deporte, en una ciudad como Cipolletti, futbolera como pocas.

Es cierto, Marabunta cayó ante la jerarquía de un Neuquén RC que llegaba con pronósticos generales algo desfavorables. Igual, para los cipoleños se trató de una participación más que interesante en el torneo de Cuyo.

Primero, por haber accedido a instancias finales. Pero, además, porque fue un paso adelante en el proceso de identificación que buscan generar con los niños y adolescentes que juegan al rugby y al hockey en esa entidad.

La historia

Marabunta Rugby Club se fundó hace exactamente 46 años, pero tiene una historia anterior. Los primeros tries se concretaron en 1957 y con la camiseta de Cipolletti, entidad de la que se fueron los pioneros en 1962. Después de algunas idas y venidas, de pensar nombres (se barajaron otros), de recalar en algunos predios de manera temporal (en 2 y 4 Esquinas), el 3 de octubre del 1970 se puso la piedra fundacional y cinco años más tarde se consiguió el enorme predio del ex Paraje Pichi Ruca, donde actualmente se ubican sus instalaciones (al final de la calle Mengelle).

Ahí, en esa zona de la localidad donde el aire comienza a tener una sensación más pura (cuando no queman plumas cerca), el actual presidente Facundo Báncora tiene un sueño: que el club de sus amores, ese donde pasó buena parte de su infancia, tenga una mayor inserción social y logre crecer en infraestructura. Para eso dice trabajar a diario.

Se equivoca aquel que crea que Marabunta es simplemente un club de rugby, porque el hockey pisa firme y el objetivo de los dirigentes es comenzar a penetrar en sectores de la ciudad donde aún miran de reojo a la institución. No es novedad que aún hoy, en pleno siglo XXI y después de cien mil publicidades de Los Pumas apelando a lo popular, lo masivo, a la importancia de vestir la camiseta albiceleste, el rugby se siga viendo como un deporte elitista, de unos pocos.

Báncora sabe que debe convivir con esos fantasmas. Y que provocar una mutación en la imagen del deporte es la única vía para espantarlos.

“Existe esa idea todavía, pero te puedo asegurar que en la región, el elitismo del rugby es un eufemismo, nunca se vivió como en Buenos Aires, por ejemplo. Hoy el rugby es mucho más popular y la gente lo practica cada vez más”, afirma.

P- Uno de los objetivos de Marabunta está en provocar una fuerte inserción social.

R- La meta del club apunta a una integración más fuerte con la sociedad, a lograr identificarnos con la gente de Cipolletti. Buscamos apuntar a los chicos y a los grandes, hombres y mujeres. Por eso lo de hockey femenino. Hay categorías que empiezan a los 6 años y veteranos que todos fines de semana están acá. La franja etaria es amplísima. Nosotros tenemos un sistema de becas para que todos puedan acceder al club. Es muy importante pensar y abocarse a lo social, integrar a los chicos de todos los barrios. Eso se ve ya en Marabunta.

P- ¿Desde dónde hay que mirar hoy a Marabunta? ¿Es un club que se expande o que espera?

R- Estamos en un proceso de crecimiento. Crecimos y crecemos mucho en lo deportivo y necesitamos mejorar en infraestructura. Necesitamos una cancha nueva de hockey, aún sabiendo que es una inversión muy grande. Otro paso muy importante fue el cambio de estatuto, porque Marabunta era un club de rugby con hockey femenino, ahora incorporamos hockey masculino.

P- Jugar y superarse en el torneo de Cuyo fue más que buenos resultados deportivos.

R- Te diría que en lo deportivo fue un salto muy grande, aunque hay que ser francos, y también fue un gran esfuerzo en lo económico (por los viajes). La idea es seguir el año que viene, pero tenemos que evaluarlo ya que se trató de un sacrificio más grande del que pensábamos. El objetivo con este torneo fue generar una competencia superadora que motive a los jugadores, y eso se logró.

P- Y eso ayuda en alimentar la identidad.

R- Es que el crecimiento del club se debe al entusiasmo y la pasión que pone la gente, los jugadores, los dirigentes… Hay una identidad marcada a fuego con el club y eso genera sentido de pertenencia. Tenemos que apuntar a seguir creciendo en lo deportivo y en infraestructura.

Una formación que empieza desde chicos

En números

22.000

kilómetros recorrieron los jugadores en lo que va del año entre el torneo local y el de Cuyo.

80

jugadores integran los planteles de rugby de primera e intermedia.

25

jugadores practican hockey masculino en las instalaciones del club, tras un cambio en el estatuto.

Hay equipo. Y hay hinchada. El clásico reunió a una multitud.