Siete años, siete momentos musicales

Ángel Frette, director del Festival Internacional de Percusión de la Patagonia, repasa la historia de este encuentro con los recuerdos más trascendentes. Son sabrosas postales de una reunión musical que convoca a algunos de los más destacados percusionistas del mundo en la Fundación Cultural Patagonia.

1. – Un gran momento, el primero, fue cuando subí al despacho del presidente de Fundación Cultural Patagonia, Tilo Rajneri, y le hablé del proyecto, de lo que estaba pensando hacer y que necesitaba su apoyo. Le conté de qué se trataba. Recuerdo que me dijo: «¿Y nosotros qué tenemos que poner?». Le explique cómo podía ser factible que tuviéramos un festival internacional de percusión como ocurre en todo el mundo y dio el OK. Ahí nació este festival. Corría el año 2003. 

2. – Ver llegar a los estudiantes de todo el país es algo inolvidable. Algunos de ellos viajan 30 horas en micro, duermen en las casas de mis alumnos, tirados en el piso. También es fuerte el hecho de descubrir a los chicos en el bar del INSA mirando a los profesores invitados. Los tienen ahí al lado, esos maestros que sólo podían conocer en las revistas o a través de internet ahora están hablando con ellos, preguntándoles cosas o haciendo que les firmen autógrafos. Por supuesto que en los últimos años se han acostumbrado un poco más a estos artistas, pero en los primeros festivales era tremendo ver a los chicos tan excitados.

3. – Las comidas en el restaurante de la Fundación Patagonia donde nos relajamos y hablamos de nuestra profesión, contamos chistes, nos relacionamos. No todos nos conocemos, entonces siempre se dan situaciones muy divertidas. Se arman mesas separadas y cada uno se va sentando en distintos lugares. Al final todos hablan con todos y es un lío de idiomas.

4. – Armar el festival es otro momento. En este caso, de tensión. Dado que nosotros no podemos cubrir los gastos de pasajes, eso limita un poco las invitaciones puesto que cada artista tiene que conseguir su pasaje. Entonces, en el armado uno invita a los percusionistas pero esto lleva un proceso hasta que ellos confirman que vienen o no. Claro, tienen que conseguir quién les pague sus pasajes, entonces no sabemos quiénes realmente van a confirmar su participación. Tengo que tener mucho cuidado con la cantidad de artistas que invito porque, si todos confirman, puede ser que no tengamos lugar en el hotel y, si invito pocos y luego no vienen, también puede pasar que me quede sin artistas. Es un momento de mucha tensión. A esto hay que sumarle el necesario equilibrio que debemos lograr en las distintas especialidades que participan. Que no se repitan los mismos instrumentos, por ejemplo. Además no puedo lanzar la publicidad de los artistas hasta que no esté asegurada su venida.

5. – Hay situaciones complejas. Casi siempre. Como cuando los músicos vienen del aeropuerto de Neuquén a Roca por la ruta y ven cómo los autos se cruzan de mano. Todos hablan de lo mismo y del estrés que es para ellos ya que no están acostumbrados. También recuerdo que el año pasado Aerolíneas Argentinas suspendió un vuelo y la gran mayoría tuvo que viajar en micro. Muchos perdieron sus vuelos internacionales. Está el caso de Lin Chin Chen, de China, que por un motivo similar hace dos años perdió su vuelo internacional y la línea aérea Iberia no le reconoció su pasaje a Europa. Tuvo que pagar otro pasaje. ¡Yo me quería morir!

6. – Situaciones divertidas. Cuando vimos a la esposa de Frank Kumor todo el día con un barbijo. Rebecca Kite, amiga de ellos, finalmente nos contó que era la primera vez que Frank y su mujer salían de Estados Unidos y que estaban muy asustados. Se pusieron miles de vacunas y días antes de venir la esposa lloraba porque tenía miedo. Pero al cabo de unas horas, la mujer se aclimató sin problemas, se olvidó de todo y Frank volvió dos veces más. Y otra, Maraca Two, el dúo inglés: me volvieron loco con preguntas acerca de quién los iba a esperar en el aeropuerto, si necesitaban visa, si era seguro, qué comidas teníamos, la temperatura. Para colmo tuvieron un viaje larguísimo. Llegaron a la noche asustadísimos. Al otro día ya estaban hechos unos locos y a la noche mejor ni les cuento. También nos divertimos a costa del nombre del dúo: Macara Two (la traducción sería Dos Maracas).

7. – Víctor Mendoza tocando en el cierre del festival «Como dulce de pera», el tema que le dedicó a Roca con toda la gente parada cantando. Eso siempre fue muy fuerte. Víctor es parte del festival y este año lo vamos a extrañar mucho. Su presencia le da una energía extra al evento.


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