Sigue el juicio a los hermanos

VIEDMA (AV).- Cinco testigos declararon ayer en el juicio por el crimen del anciano Santiago Ulloga, ocurrido en mayo de 2008 en San Antonio Oeste. Por el hecho están imputados por “tentativa de robo seguida de homicidio” los hermanos Rocío y Gerardo Pazos. El testimonio de Mayra Arcángel, esposa del imputado, fue el más conmovedor. “Me desmoroné” dijo la joven ante la consulta del Tribunal sobre lo sucedido con el anciano. “Me enteré de todo cuando un día llegué a mi casa y estaba la Policía, con mi nene chiquito y mi marido esposado. No lo podía creer”, dijo. Aunque afirma que “perdió todo”, sostiene que “ahora sólo quiero apoyarlo psicológicamente. No quiero preguntarle nada sino que salga de ahí y que vuelva a casa con mi hijo”. Dijo que trabajó como empleada doméstica con Ulloga antes del hecho y que renunció porque no se sentía cómoda “por las miradas y los gestos” del anciano. En su lugar ingresó su cuñada Rocío. El testimonio más complicado fue el de Armando Piutrillán, un hombre mayor a quien la presidenta del Tribunal le recordó más de una vez que no decir la verdad era motivo de detención. Admitió que tenía una relación “secreta” con Rocío y que días antes del homicidio estuvo en la casa del hermano de la joven, donde vio a Gerardo algo nervioso. Piutrillán recordó que esa noche se fue con la joven hasta donde ella vivía, que ingresaron a la casa por la ventana y que se fue rápido porque ella escuchó ruidos y le pidió que se retirara. Dijo que días después ella lo buscó pidiendo ayuda pero el no pudo atenderla.


VIEDMA (AV).- Cinco testigos declararon ayer en el juicio por el crimen del anciano Santiago Ulloga, ocurrido en mayo de 2008 en San Antonio Oeste. Por el hecho están imputados por “tentativa de robo seguida de homicidio” los hermanos Rocío y Gerardo Pazos. El testimonio de Mayra Arcángel, esposa del imputado, fue el más conmovedor. “Me desmoroné” dijo la joven ante la consulta del Tribunal sobre lo sucedido con el anciano. “Me enteré de todo cuando un día llegué a mi casa y estaba la Policía, con mi nene chiquito y mi marido esposado. No lo podía creer”, dijo. Aunque afirma que “perdió todo”, sostiene que “ahora sólo quiero apoyarlo psicológicamente. No quiero preguntarle nada sino que salga de ahí y que vuelva a casa con mi hijo”. Dijo que trabajó como empleada doméstica con Ulloga antes del hecho y que renunció porque no se sentía cómoda “por las miradas y los gestos” del anciano. En su lugar ingresó su cuñada Rocío. El testimonio más complicado fue el de Armando Piutrillán, un hombre mayor a quien la presidenta del Tribunal le recordó más de una vez que no decir la verdad era motivo de detención. Admitió que tenía una relación “secreta” con Rocío y que días antes del homicidio estuvo en la casa del hermano de la joven, donde vio a Gerardo algo nervioso. Piutrillán recordó que esa noche se fue con la joven hasta donde ella vivía, que ingresaron a la casa por la ventana y que se fue rápido porque ella escuchó ruidos y le pidió que se retirara. Dijo que días después ella lo buscó pidiendo ayuda pero el no pudo atenderla.

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite desde $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios