Silencio, vergüenza, perdón: Alemania recuerda a víctimas de neonazis
Trenes detenidos, calles en silencio, fábricas paralizadas y una Angela Merkel de luto: Alemania entera recordó hoy a las diez víctimas del grupo neonazi destapado en noviembre.
Los asesinatos de nueve inmigrantes y una policía perpetrados entre 2000 y 2007 “no tienen precedentes” y son “una vergüenza para nuestro país”, dijo Merkel ante unos 1.200 asistentes al acto central de recuerdo, celebrado en el Konzerthaus de Berlín.
Ataviada de negro en un escenario austero y a media luz, Merkel comenzó nombrando a las víctimas una a una, pidió un minuto de silencio e hizo un alegato en contra de “la indiferencia, que deja a las víctimas sin nombre, sin rostros, sin cara”.
“Por eso enviamos aquí una señal”, dijo mostrando una hilera de 11 velas colocada a su lado. “La undécima es en honor a todas las víctimas desconocidas de la violencia de ultraderecha. También para ellos está dirigido este acto”.
Las fuerzas de seguridad descubrieron que la serie de crímenes era obra de un trío de neonazis sólo en noviembre del año pasado, cuando dos de los extremistas aparecieron muertos y una tercera se entregó a la policía.
Los neonazis actuaron durante años a sus anchas y en todo el país, mientras policía y servicios secretos atribuían los asesinatos a ajustes de cuentas o a grupos mafiosos, basándose sólo en que las víctimas eran inmigrantes.
“Incluso algunos familiares quedaron injustamente bajo sospecha”, remarcó Merkel. “Esto es especialmente angustiante. Les pido perdón por eso”.
La canciller prometió una investigación exhaustiva para que los culpables sean condenados. Pero también pidió reflexionar sobre las causas más profundas del fenómeno neonazi.
“Debemos admitir que en parte hemos fracasado”, señaló. “Llegamos a una situación grave si los neonazis reclutan jóvenes porque nadie más se ocupa de ellos”.
En el momento más emotivo de la ceremonia, la joven Semiya Simsek recordó el asesinato de su padre, un hombre turco, primera víctima de la serie, el 9 de septiembre de 2000. “Durante 11 años ni siquiera pudimos ser simplemente víctimas”, dijo sobre el drama de vivir bajo sospecha.
Gamze Kubasik, hija de otro inmigrante asesinado en 2006, soñó con “un futuro marcado por una mayor solidaridad”. Como símbolo de ello ambas jóvenes tomaron una de las velas y las llevaron fuera de la sala entre el aplauso del público.
Entre los asistentes hubo varios ministros y el futuro presidente, Joachim Gauck. Paradójicamente, el acto celebrado hoy fue organizado por su antecesor, Christian Wulff, forzado a dejar la presidencia la semana pasada en medio de un escándalo por presunta corrupción.
La jornada de recuerdo y homenaje a las víctimas se extendió a toda Alemania a las 12:00 horas (11:00 GMT) con un minuto de silencio convocado por sindicatos y empleados públicos de todo el país.
La televisión, que se plegó a la iniciativa, mostró imágenes de trenes frenados y pasajeros esperando cabizbajos en los andenes, fábricas con los empleados en silencio y el tráfico de algunas ciudades detenido.
También se sumaron al minuto de silencio la radio pública, trabajadores del sector público, maestros, policías y bomberos.
dpa
Los asesinatos de nueve inmigrantes y una policía perpetrados entre 2000 y 2007 “no tienen precedentes” y son “una vergüenza para nuestro país”, dijo Merkel ante unos 1.200 asistentes al acto central de recuerdo, celebrado en el Konzerthaus de Berlín.
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