Sin cortar un solo árbol producen «ecoleña»

Un grupo de emprendedores creó su planta "ecológica" en Roca. ¿De qué se trata? Leña que sólo se nutre de desechos de aserraderos. Los impulsores diseñaron y armaron maquinarias industriales.

Lo que se dice? ´un negocio redondo´. Es sustentable, ecológico y se nutrió solo de ideas, muchísima voluntad, y hasta el reciclado de materiales para armar poderosas maquinarias. Un «flor de emprendimiento», dirán muchos, que permite, sin cortar un solo árbol, disponer de la madera necesaria para hacer «leña ecológica» o, tal como lo dicen los emprendedores, su propia «ecoleña». ¿El fin? Calefaccionar, fundamentalmente, y proporcionar a la región otra alternativa donde no llega el gas.

Ellos son cinco socios. Profesionales, empresarios y docentes, que viven en Roca y desarrollaron, mientras todo tomaba forma, su profesión en paralelo.

Pero, antes que nada, ¿qué es la ecoleña? El aprovechamiento de los desechos de aserraderos o poda, que tras procesarlos en forma industrial reduciendo su humedad al mínimo, se los compacta a través de una prensa de alta presión y quedan listos.

Esteban González, ingeniero en Petróleo y docente investigador de la UNC; Héctor Renart, técnico mecánico y experto en metalúrgica pesada; el docente Álvaro González; Jonatán Lago, estudiante de Agronomía y el empresario Rubén Lago, fueron quienes se encargaron de echar a rodar la realidad de la ecoleña en el Valle.

Cada uno de ellos sin abandonar su profesión apostó por el emprendimiento. Durante tres años, se dedicaron a «armar» el proyecto. Esto es, investigar, explorar, y viajar para conocer experiencia, tecnología y adecuar todo esto a la región y a las posibilidades propias, incluido el bolsillo. Tal es así, que las pesadas y útiles maquinarias, que sólo para mirarlas hay que inclinar bastante el cuello hacia arriba, son «made in casa». Elaboradas por ellos y con materia prima reciclada.

«Miramos, investigamos y copiamos», cuenta Lago, «qué vamos a hacer, para otra cosa no nos daba, así que nosotros mismos hicimos los modelos», dice, sonriendo, y mostrando al fotógrafo unas pesadas ruedas de hierro, que hacen de prensa, y le dan duros golpeteos a la madera? algo así como más de 1.300 kilos que le pegan de lleno.

«¿A qué no saben de dónde las sacamos?», ríe Lago, «son volantes que conseguimos en industrias náuticas. Volantes de la sala de máquina de barcos», cuenta.

Son pesadas máquinas que procesan el material y trabajan en cadena. Una que hace una «molienda», otra que seca toda la madera tipo ´cantonera´ que entra al depósito, otra que compacta y otra que se encarga de dar el toque final para el embalaje. Son máquinas que cumplen con eficacia el fin para el cual fueron creadas. Pueden producir, en solo una hora, una tonelada de producto y se estima, en una primera etapa, llegar a obtener entre 300 y 400 toneladas por mes.

La «construcción» de cada una de las piezas llevó tiempo, pero se logró un encaje perfecto, cuentan los impulsores de la ecoleña en el Valle. «Fue una satisfacción enorme porque, después de tanto trabajo, no sabíamos cómo podía resultar. Y fue perfecto, porque cuando ensamblamos todo y lo pusimos en marcha? ¡anduvo!», narra uno de los integrantes, hasta con asombro.

Las mismas maquinarias, pero de fábrica industrial y «cero kilómetro» en otros países europeos, cuenta Lago, «pueden llegar a los 2 millones de dólares, pero acá hicimos todo por mucho menos, un 15 por ciento de eso». «Fue como hacer un auto, armarlo pieza por pieza y cuando le das arranque, ¡anda!», dice.

La planta, que se pondrá a fabricar la ecoleña, o «briquetas» como también las llaman algunos, se levantó en el Parque Industrial de esta ciudad. En un predio de unos 4.000 metros se montó toda la estructura. «Se nos va a hacer chicos», advierten los emprendedores, pero les sirve para arrancar.

Si todo marcha como lo tienen en mente, y ya con una vasta producción en puerta, a partir de las próximas semanas ya estarán listos para hacer llegar su producto hasta el mercado. El costo al público orillará los 1.200 pesos por tonelada. «Si uno necesita 1 tonelada de leña común, de esta ecoleña necesita la mitad. Así que nosotros decimos que el valor entre una y otra es similar o menor, pero la ecoleña brinda mayor poder calorífico», señala el empresario, remarcando el «slogan» de sus bolsas de 33 kilos de presentación: «cada 330 kilos de ecoleña se evita la tala de un árbol». «Ya hemos presentado el proyecto en muchos municipios, sobre todo en la Línea Sur porque esto es una alternativa para esas zonas donde no tienen gas», concluye, y donde los problemas y costos para pasar el invierno no son pocos.

 

SILVANA SALINAS

slsalinas@rionegro.com.ar


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