Fernanda Vallejos: “Sin mejora en los ingresos reales, no se puede recuperar la actividad ni el empleo”

La economista y diputada quedó en medio de la polémica con la publicación de la “Proclama del 25 de Mayo” y el ida y vuelta discursivo con Domingo Felipe Cavallo.

Exponente de una camada jóven de profesionales que incursionaron en la militancia política, y referente habitual de la usina de pensamiento económico kirchnerista, la economista y Diputada Nacional Fernanda Vallejos quedó en medio del debate público en las últimas semanas con la publicación de la “Proclama del 25 de Mayo” y el ida y vuelta discursivo con Domingo Felipe Cavallo. En diálogo con PULSO, la dirigente expuso su mirada sobre el escenario actual.


PREGUNTA: ¿Cómo evalúa la gestión económica del gobierno durante la pandemia?
RESPUESTA: Compleja, sin dudas. Primero porque no hay manuales para una situación como ésta. Pero, fundamentalmente, por el lugar del que veníamos: llegamos a la pandemia con una crisis económica y social que ya era dramática y, sobre ella, cayó el coronavirus. La gestión Macri había expandido 9 % la pobreza, incrementado de 16 a 21 veces la brecha de desigualdad, llevado el desempleo abierto a los 2 dígitos otra vez, y el tejido productivo había sido severamente dañado. La economía estaba hundida en la recesión y la inflación de 2019 fue la más alta en 3 décadas con casi 55%. A eso sumemos un Estado quebrado y desguazado, y con restricción externa.


P: ¿Fue correcta la respuesta a los desafíos que presentó la pandemia?
R: El congelamiento tarifario, el IFE, ATP, congelamiento de alquileres, en definitiva buscaban paliar el impacto tremendo de la pandemia. Un golpe que sufre el mundo entero pero que a nosotros nos tocó desde un lugar muy desventajoso. Pasados los meses más duros, empezaron una serie de señales de cierta recuperación en la actividad, pero el deterioro socioeconómico del primer año de pandemia fue profundo. En 2021 vemos señales de recuperación de la actividad, pero muy despareja, que no alcanzan para compensar los daños. El proceso inflacionario se aceleró, fundamentalmente por el efecto del alza en el precio internacional de las commodities de exportación que pega muy fuerte sobre el precio de los alimentos en el mercado doméstico, lastimando los ingresos reales en Argentina.

Las políticas de Domingo Cavallo me impulsaron a mí y a muchas y muchos de mi generación a la militancia política. Creo que me ve como exponente de una generación, no sólo de economistas heterodoxos, sino fundamentalmente de una generación con compromiso y representatividad política.

P: ¿Cual debiera ser la variable macroeconómica objetivo?
R: Necesitamos que los ingresos reales crezcan. El salario promedio registrado, medido por el RIPTE, era de casi u$s 1.800 a fines de 2015. La gestión Macri lo redujo a u$s 1.000 hacia finales de 2019. Hoy estamos en torno a u$s 800. Ni hablar de los trabajadores informales, o de los jubilados. Sin mejora en los ingresos reales no podemos pensar en recuperar niveles de consumo consistentes con la expansión de la actividad que necesitamos para recuperar el empleo que es la clave para empezar a cerrar las heridas de una pobreza del 42%. En ese sentido es una buena noticia que se haya desacelerado la tasa de devaluación.

P: El primer trimestre cerró con un déficit fiscal inferior al presupuestado ¿Es necesario un mayor énfasis en el gasto?
R: Los ingresos crecieron un 93% interanual, mientras el gasto primario creció solo 14%. Recordemos que la inflación anual del periodo es de 46%, o sea que los ingresos crecen mientras que el gasto, efectivamente, está muy por debajo. El menor gasto se explica mucho por la reducción del gasto covid. Hoy estamos en el peor momento de la pandemia, lo que habla a las claras de la necesidad de restringir la circulación para bajar los contagios y evitar muertes, para salvar vidas. La manera de asegurar que todos y todas podamos cuidarnos es asegurando un ingreso mínimo vital en una economía con 11% de desocupación y un nivel de informalidad muy alto. Por otra parte, el Estado podría apuntar a recaudar entre quienes tienen mayor capacidad contributiva. Es decir, complementar la holgura fiscal actual, con la contribución de las personas (físicas y jurídicas) de mayor capacidad contributiva.

P: ¿Que le genera el elogio de Domingo Cavallo a la estrategia fiscalista de Guzmán?
R: Un elogio a medias ¿no? Porque, en realidad, lo que hizo fue decirle al gobierno que tiene que ajustar. Lo cual sería un error terrible. Miremos, sino a las economías desarrolladas: Biden tiró a la basura las recetas ortodoxas, y reivindicó la inversión pública y el rol del Estado como un instrumento vital para impulsar el crecimiento, el empleo y una más justa distribución del ingreso y la riqueza.

P: ¿Le resulta llamativa la referencia personal hacia su persona de parte de Cavallo?
R: Para nada. Las políticas de Domingo Cavallo me impulsaron a mí y a muchas y muchos de mi generación a la militancia política. Nací a la política luchando contra aquellas políticas de ajuste y de desigualdad. Su crítica no hace sino confirmarme que he mantenido una coherencia. Eso, sinceramente, me hace sentir muy bien. Soy hija de laburantes, primera universitaria de mi familia materna: tengo claros los intereses que represento, que me colocan en las antípodas de Cavallo. Creo que me ve como exponente de una generación, no sólo de economistas heterodoxos, sino fundamentalmente de una generación con compromiso y representatividad política.

El precio internacional de los productos primarios que le vendemos al resto del mundo tiene sobre los alimentos, en la práctica, el mismo impacto que una devaluación.

P: ¿Es viable suspender los pagos de capital e interés como propone la Proclama del 25 de Mayo?
R: El pago privilegiado de la deuda no es compatible con la prioridad absoluta que exige el cuidado de la vida y la salud de los pueblos, primero, ni con la ineludible necesidad de reconstruir la economía, después de la pandemia. Hay una doble vara en el FMI, que perjudica a las naciones periféricas y semi periféricas o emergentes. Durante el primer año de pandemia el gasto se expandió cerca del 10% del PBI en países desarrollados; en los países de ingresos medios sólo 3% y 2% en los pobres. Sin embargo, el FMI sigue predicando el ajuste bajo el eufemismo de la “consolidación fiscal”. Es llamativo, porque sus principales accionistas, los países del G7 hacen todo lo contrario, ampliando el gasto. Las irregularidades en el stand by de Argentina con el FMI son evidentes. Esa deuda se contrajo violentando la manda constitucional y las leyes argentinas que rigen la contratación de deuda pública, cuando los mercados internacionales de crédito ya se habían cerrado para la Argentina y había comenzado una salida masiva de especuladores financieros que habían invertido en pesos a tasas astronómicas. Desde ya, las condiciones pactadas para el pago de capital e intereses son, lisa y llanamente, inviables. Nadie en su sano juicio -mucho menos técnicos avezados en el manejo de información económica, como los del FMI- podría suponer que nuestro país tendría posibilidades objetivas de pagar u$s 44.000 millones, dos tercios de nuestras exportaciones anuales, entre 2021 y 2023. No obstante, sigue siendo igual de irrazonable que ahora, como solución a un préstamo que se otorgó pasando por encima de todas las reglas del organismo, sin el aval de la sociedad ni del Parlamento argentino y con el solo objeto de permitir la fuga de divisas.

P: ¿Es correcta la mirada del gobierno en materia de precios?
R: Creo que es correcto que haya una menor tasa de devaluación, así como evitar mayores aumentos tarifarios. Y está en el camino correcto la decisión del Presidente, de suspender temporalmente las exportaciones de carne. Hay que trabajar en los instrumentos que le den al Estado las herramientas necesarias para desacoplar precios. Pensemos que la inflación es un fenómeno de costos, fuertemente impactada por la evolución de los precios fundamentales de la economía (aquellos que influyen sobre todos los demás precios): tipo de cambio, tarifas y salarios. El precio internacional de los productos primarios que le vendemos al resto del mundo tiene sobre los alimentos, en la práctica, el mismo impacto que una devaluación. Y, en la medida que podamos tener avances en materia de control de la inflación, seguir trabajando también en la reducción de las tasas de interés, que también son un costo.

P: ¿A que atribuye la insistencia política y mediática con el tema vacunas?
R: Creen que ese es el camino para preservar sus privilegios. Creo que ven en el fracaso de la política sanitaria y de vacunación, la posibilidad de hacer fracasar al gobierno del Frente de Todos y, con él, la posibilidad de volver a un modelo de exclusión sin matices con el que, evidentemente, se sienten más cómodos. Incluso aunque les vaya peor. Probablemente haya que darle la razón al célebre economista polaco Michal Kalecki cuando explicaba que “el poder económico prefiere incluso ganar un poco menos con tal de que el pueblo, con más empleo y mejores salarios, no se empodere”.

PERFIL
Fernanda Vallejos tiene 42 años y es Licenciada en Economía (UBA), Máster en Economía (UBA) y Máster en Políticas Económicas (UBA).
Se desempeña como docente universitaria y fue asesora de ‘Cuentas Nacionales’ del Ministerio de Economía durante la gestión de Axel Kicillof.
En 2017 fue elegida Diputada Nacional por la provincia de Buenos Aires, cargo que desempeña desde el 10 de diciembre de 2017.


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