Sin tiempo

Análisis

Estados Unidos reaccionó con alegría y preocupación ante las noticias del ingreso de la Alianza del Norte hacia Kabul. Y es que con el alborozo por los éxitos militares de sus aliados se mezclaba la preocupación por que esto pudiera poner en peligro el objetivo político de crear una gran coalición formada por los principales grupos étnicos de Afganistán.

Por ello, ahora se suceden bajo una fuerte presión las reuniones y consultas sobre la creación de un gobierno interino. Tanto Estados Unidos como Rusia y los países que rodean a Afganistán -China, Irán, Pakistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán- desean que el gobierno que rija sobre los afganos sea multiétnico, políticamente equilibrado y que tenga una amplia base.

Pero la atención recae también sobre el «segundo frente» de la guerra, en el sur del país, la zona de los talibán La verdadera capital de los talibán es Kandahar, aseguró el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.

«El éxito de la guerra en el sur estará condicionado por lo que ocurra en los próximos días en Kabul», admite el Pentágono.

Si bien la fuga de los talibán de la capital de Afganistán puede inducir a los moderados del grupo pashtún -la tribu que es la columna vertebral de los talibán- a tomar distancia del régimen que agoniza, los hechos de violencia y las masacres de los guerrilleros del Frente Unido en Kabul y en otras ciudades conquistadas podrían tener el efecto opuesto.

El control del norte garantiza a EE.UU. importantes ventajas en el envío de provisiones, el control de los aeropuertos y, sobre todo, en la inteligencia sobre la situación en Kandahar, cuartel general de los talibán y de Al Qaeda.

Si las esperadas defecciones no se verifican, el Pentágono deberá recurrir a la segunda opción, es decir, sus fuerzas de tierra. Esta posibilidad requerirá, sin embargo, miles de efectivos y también meses de preparación.

Los talibán se refugian en las montañas y optarán por la guerrilla, pero no será seguramente como cuando derrotaron a la URSS, porque entonces había un aliado extranjero (EE.UU) y ahora nadie apoya ni quiere a los talibán.(DPA/ANSA)


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