“Situación para aprovechar con inteligencia”

La economía argentina nace desde la producción agropecuaria. Es el motor impulsor de generación de divisas, resultado de las exportaciones de los productos obtenidos de la dedicación esmerada de los trabajadores, productores y empresarios relacionados con la actividad. Hoy contamos con una producción superior en más de diez veces a la demanda del consumo interno, por lo que habría un saldo exportable muy significativo. Ante una gran necesidad de alimentos en el mundo debido a la expansión demográfica y poblacional y el escaso desarrollo productivo en el mundo, esta situación deberíamos aprovecharla con inteligencia y activa participación en el comercio internacional para la colocación de nuestros saldos exportables, que bien estarían compensando el sacrificio y el riesgo que demanda la actividad, lo que aportaría mayor rentabilidad al productor para la inversión en pos del mejoramiento de la producción y la remuneración del personal ocupado. Esta actividad derivaría en una demanda de maquinarias que fortalecería la industria agropecuaria, una demanda de insumos que favorecería a la industria manufacturera, una demanda de consumo que favorecería a la industria alimenticia y al comercio interno. Esto despertaría la industria automotriz, electrodoméstica (como alguna vez tuvimos), textil y tecnológica; demandaría más obras públicas; habría más recaudación impositiva, más ocupación laboral. Por todo esto generaría un mayor bienestar, los asalariados tendrían mayor poder adquisitivo, tendríamos un comercio interno fuerte y, al tener un comercio interno fuerte, podríamos hacernos fuertes en el comercio internacional. Pero debemos entender y conocer la conformación natural y estructural de nuestro propio país, en especial desde el arraigo mismo de los habitantes del campo, del interior, los que aman su terruño y luchan contra la adversidad para conservarlo y vivir en él, más allá de las consecuencias –las que tienen que asumir por malas decisiones políticas influidas por funcionarios que no conocen en profundidad la diversidad inmensa de la actividad, en la que confluyen factores, climáticos, zonales, de tierras, animales, plagas y la fluctuación de rindes de producción–. No todas las zonas son iguales. Algunas son aptas para agricultura, otras para tambos y lechería, otras para reproducción y cría, otras para engorde y terminación, y en cada una de ellas hay una diversidad de manejos e implementación; de hecho existen los distintos granos y sus variedades, las distintas ganaderías y sus razas. Debemos analizar las decisiones gubernamentales, cuando se otorgan subsidios a empresas extranjeras con el convencimiento de que vienen a invertir en el país, cuando en realidad lo que nosotros creemos es que han invertido para ellas, no han hecho más que una erogación de gastos por costos operativos de explotación. Muchas veces son empresas “golondrinas” que, cuando no les conviene se van, y estamos dejando de lado a los argentinos que están arraigados desde siempre en sus terruños, afianzados, convencidos e inclaudicables en sus actividades. Jesús Alberto Chaves, DNI 4.698.661 Neuquén

Jesús Alberto Chaves, DNI 4.698.661 Neuquén


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