Sobreseyeron al juez García Berro de una denuncia

Un testigo lo había acusado de detenerlo ilegalmente e instigarlo a mentir. Pero la investigación determinó que esos delitos no existieron o no fueron cometidos por el juez de Bariloche. Por eso lo sobreseyeron en forma definitiva.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La jueza Silvia Baquero Lazcano consideró que su par Juan Manuel García Berro no incurrió en ninguno de los delitos que podrían desprenderse de la denuncia formulada contra él por un testigo en una causa por violación, y resolvió sobreseerlo en forma total, al igual que a la secretaria Alejandra Bartolomé, actuaria en esa causa.

De acuerdo con su denuncia, el testigo se habría visto obligado a mentir para satisfacer el requerimiento del magistrado y así recuperar su libertad, luego de permanecer durante más de 12 horas en un calabozo de los tribunales. «Me detuvieron injustamente, me presionaron psicológica- mente y lograron que diga lo que no es cierto», repitió José Venegas ante «Río Negro», tal como lo había denunciado ante el fiscal Guillermo Lista, que inició la causa por la presunta comisión de los delitos de privación ilegítima de la libertad, coacción e instigación al falso testimonio.

La denuncia contra el titular y la secretaria del juzgado 2 fue presentada por el testigo y su esposa, Alicia Miranda, después de asesorarse con organismos de derechos humanos.

La causa iniciada por Venegas está vinculada con la que se originó el pasado 18 de mayo, cuando García Berro ordenó la detención de José Guillermo Saavedra Loayza, un curandero ecuatoriano al que acusan de haber violado a una menor de 13 años que concurría a su consultorio acompañando a su abuela.

Lo que el juez habría tratado de determinar cuando interrogó a Venegas, es que el testigo había llevado en un auto a la menor el día en que presuntamente resultó violada por Saavedra Loayza.

En la denuncia, Venegas definió como «severo y amenazante» el trato que recibió de parte del juez, y esa circunstancia fue la que valoró la jueza Baquero Lazcano al interrogar al denunciante. Ante la jueza, Venegas explicó que la expresión «severo y amenazante» hacía referencia a que el juez le hablaba en un tono de voz alto, le pedía que dijese la verdad o quedaría detenido, y lo cortaba en su relato y no dejaba que lo concluyera.

Baquero Lazcano expuso que «la expresión aludida no constituye una amenaza sino que ha sido una advertencia formulada por el juez, que estaba obligado a hacer a quien, como Venegas, prestaba declaración testimonial», y recordó las previsiones del artículo 275 del Código Penal, que advierte sobre el delito del falso testimonio, y del artículo 233 del Código Procesal, que establece las formalidades de ese tipo de declaraciones.

Baquero Lazcano entendió que una de las acusaciones no encuadraba en ningún delito penal, y la otra no había sido cometida por el magistrado, y lo sobreseyó totalmente «en orden a los hechos por los cuales se le promoviera la acción penal, con la expresa mención que la formación del presente no afectó el buen nombre y honor de los que gozare».

De la misma forma sobreseyó a la secretaria Alejandra Bartolomé, porque «tanto Venegas como su esposa, Miranda, la desvinculan totalmente».

La causa que dio origen a esta denuncia, en la que se encuentra imputado Saavedra Loayza, ya fue elevada a juicio y es probable que antes de fin de mes sea debatida por la Cámara Segunda.

El testigo aseguró que ese día no las trasladó a la casa del curandero, y que al día siguiente llevó a su vecina hasta la comisaría y la esperó afuera.

«Casi una hora después salió un oficial para buscarme y el comisario me preguntó si había llevado a la chica a la casa de la calle Rivadavia. No me creyó cuando le dije que no, y después recibí una citación del juzgado para que me presente a las 9 del 22 de mayo», relató Venegas. «Llegué a las 8,30 y me hicieron pasar al despacho de García Berro -siguió comentando-, pero insistía en que yo las había llevado a esa casa y me dijo que quedaría detenido. No me permitió hacer un llamado con mi celular y me dejaron esposado en un calabozo. Ahí recibí una llamada de mi esposa, que llegó al juzgado pero no dejaron que me viera. A las 22 la llamó el juez y le dijo que si no decía la verdad quedaría detenido, y tuve que mentir para poder quedar en libertad cerca de las 23».

Venegas hizo la denuncia ante el defensor Ricardo Maggi, quien la trasladó al fiscal Lista. Después de diversas excusaciones, la causa recayó en el juzgado de Baquero Lazcano.


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