Cómo fue que un sello empujó los vinos de Río Negro hacia el mundo

El enólogo que encabezó el proceso recuerda el plan e incluso sugiere avanzar en un programa similar para potenciar el boom de la cerveza artesanal.

El objetivo de jerarquizar y defender la producción vitivinícola rionegrina fue lo que disparó en el año ‘83 el lanzamiento de los “Vinos finos de la zonas frías”. Una hoja de parra y una estrella de frío conformaban su logo distintivo. Lo respaldó un programa que incluía publicidad, capacitaciones y, principalmente, una política de estado que apuntaba a incentivar el despegue de una incipiente economía regional.

Eso fue, en resumidas cuentas, lo que impulsó un plan que se fundó en base a un emblema de calidad certificada. Se buscaba distinguir la producción local de vinos jóvenes, frescos, frutados y con el sabor de las variedades blancas y tintas que les daban origen.

El punto de partida fue estratégico: ponderar las particularidades de la producción en ésta región. “Son las 8.200 hectáreas más australes del mundo en donde se cultivan uvas finas”, pronunciaban en uno de sus folletos.

Contexto

En la década del ‘70, los argentinos consumían unos 120 litros de vino por persona al año. El país se ubicaba como el segundo consumidor mundial. Río Negro era la tercera provincia productora de la bebida en el país y contaba con 174 bodegas activas.

“Pero era un consumo de vinos comunes, no de calidad. La diferencia la da la uva con que se hace y en Río Negro no había un clima y un suelo ideal para el vino que más se consumía en ese momento. El clima y el suelo permitían uvas de alta calidad”, explicó Rubén Gaete (74), enólogo que en ese entonces era asesor vitivinícola de la provincia, en la gestión radical del exgobernador Osvaldo Álvarez Guerrero.

El consumidor empieza a experimentar un cambio. Nacen las gaseosas y los vinos endulcorados. Desde el estado se fomenta la vinculación de la oferta gastronómica con los vinos. Productores de la provincia participan de simposios, congresos, charlas, presentaciones. El turismo va de la mano, y se llevan productos a ciudades como Bariloche para experiencias de maridaje. Hasta se lanza un programa de televisión en donde un enólogo hace degustaciones de distintas botellas de los vinos con el sello de zona fría.

“La Argentina era mirada como un país caliente para producir uvas de calidad. Estábamos descalificados para exportar y también fue una lucha para que el resto del país nos reconociera”, recordó Gaete.

Hasta que años después, en 1987, dos vinos de una de las bodegas roquenses viajaron a Francia, a una exposición anual de la cual participaban unas 10.000 muestras de distintas partes del mundo. “Sacamos la medalla de oro del mundo con un vino de Canale y la de bronce con el otro. Esto consolida y da fuerza a l trabajo que se hacía con el programa de zonas frías”, resaltó el enólogo.

Al año siguiente se lanzó un nuevo desafío. “Había que llegar a la producción de champagne, se empezó con la espumatización. Armamos un programa para capacitar que terminó con el lanzamiento de diez champagnes de bodegas y un viaje a conocer cómo es la producción en las bodegas más grandes del mundo”.

El éxito del sello y el programa llegó a su techo años después. “Las economías regionales se caen con el menemismo. Se traen champagnes de afuera que cuestan menos que lo que tiene de costo un productor local. Las cooperativas vitivinícolas que eran un fuerte décadas atrás se caen y no tienen manera de salir”, se lamentó el enólogo que sostiene que “a pesar de que comercialmente cayó y eso es una pena, lo más grande que queda es lo que pudimos resaltar, que esta era una de las mejores regiones para la producción de vinos de buena calidad y eso es prestigio”.

“Lo más grande que queda es lo que pudimos resaltar, que esta era una de las mejores regiones para la producción de vinos de buena calidad”

Rubén Gaete (74), enólogo que fue asesor vitivinícola provincial.

¿Cómo potenciar la producción de la cerveza artesanal hoy?

Para Gaete en la actualidad se da una renovación en la producción de bebidas con alcohol en la región y en el país “que habría que apoyar”.

“Lo que en el mundo se llama ‘vino de garaje’ o lo que aquí se da tanto que es la cerveza artesanal, atraviesan lo mismo que ocurrió con el vino en la década del ‘80. No alcanza con que uno individualmente se haga todo bien, se tiene que tener un soporte de una organización para despegar, el Estado tiene que apoyar porque hoy no son una industria gigantesca, pero dan trabajo e imagen a éste lugar”, sostuvo el enólogo. Avanzar en lo que se llama una Denominación de Origen Controlada (DOC), tal como fue en su tiempo el sello de los vinos de las zonas frías.

2 consejos

“Importa tanto el contenido de la botella como el packaging. Se recomendaba a los productores de vino no descuidar sus etiquetas, que son la presentación”.

Aprender de la crítica. La evaluación técnica del enólogo de mayor renombre en el mundo de los vinos finos de las zonas frías determinó que un inconveniente en la molienda de la uva. “Y todos vinimos a ver las máquinas”, recordó.

Cuántos eran

Datos

“Lo más grande que queda es lo que pudimos resaltar, que esta era una de las mejores regiones para la producción de vinos de buena calidad”
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productores obtuvieron el sello de zona fría. Había bodegas de Roca, Huergo, Allen, Cipolletti, Luis Beltrán, Rio Colorado y Choele Choel.

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