Con emotivos mensajes se despidieron de la “seño Titina”, de la Escuela 27

En Allen la conocen como “Titina”. Francisca Soto de García era docente en esta histórica escuela rural y fue una persona muy querida por toda la localidad. Falleció de un ACV el 13 de este mes.

Hace algunas semanas falleció en la ciudad de Allen una mujer que fue profundamente querida por la comunidad. Ella era cordobesa “hasta la médula”, según cuentan, y fue docente en la histórica Escuela Rural 27. A “Titina” la recuerdan con enorme cariño, y muchos de los que fueron sus alumnos se pusieron a escribir y le dedicaron estos hermosos mensajes.

Francisca Soto de García, o “Titina”, como casi toda la ciudad la recuerda, es cordobesa y trabajó muchísimos años en esta escuela rural ubicada en el ejido de Allen. Falleció el 13 de septiembre de un ACV, pero su recuerdo seguirá vivo por siempre.

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En Allen cuentan que Titina “derrochaba vocación y alegría” y además que era una “gran contadora de cuentos y chistes”, pero lo que más dicen es que enseñaba, no solo matemáticas, sino que inculcaba valores, respeto y mucho cariño.

“´Seño´ Titina, cómo solíamos decirte, no fue el tiempo que compartimos, sino, la calidad de lo compartido lo que dejó huellas. Nos inculcaste respeto, compañerismo, responsabilidad. Junto a mi ´seño´ María Angélica formaron un equipo, el que me eligió abanderada. Gracias, por tu vocación, por tu dedicación”, escribió una exalumna, Soledad Acuña.

“No te digo adiós, sino hasta pronto, ahora estarás haciendo reír a los ángeles en el cielo. Fuiste y serás una de las maestras de la vida, siempre alegre, divertida. Te recuerdo en la galería haciendo y enseñando ejercicios de cuello y cervicales – aún hoy, los sigo realizando-”, recordó Pablo Adrián Yáñez, otro de sus alumnos que quiso despedirla.

“Amabas cantar”, le dice Dante Javier Antinao, y la recuerda “en el comedor de la escuela con aroma a mate cocido y a dulce de batata, y a esa esencia que transmitía la manzana y la menta. Hace días me tocó llevarte en la ambulancia en los momentos más difíciles de la vida”, contó con tristeza.

“Tengo muy presentes mis últimos años de primaria, tus charlas, tus consejos, tu forma de enseñarnos matemática. Por mi parte, la amé“, aseguró Silvana Elizabeth Vanegas.

Miriam Meza dijo que su recuerdo de Titina es que era “alta, con una voz fuerte y una tonada graciosa”. “Contabas chistes, pero cuando decías: ´callados!´, era callados”, evocó con una sonrisa. “Sos uno de mis mejores recuerdos de la Escuela 27”, aseguró.

“Nunca olvidaré el tiempo que dedicábamos a cada canción patria, y lo hacías desde el alma”, le habló a su seño Viviana Jofre, que recordó la “simpleza, dedicación, tan auténtica y pura. Sos parte de mi niñez, cierro los ojos y te recuerdo en aquella galería con olor a tibia leña, riendo, pañuelito al cuello. El cielo ganó una estrella, seguirás brillando”, se despidió.

“Recuerdo tu sonrisa , tus chistes, lo buena que fuiste conmigo y con todos los chicos de la escuela 27, te voy a llevar en mi corazón, ahora y siempre”, dijo Rubén Omar Jofré.

“Nos despedimos, Titina, entre murmullos de niños en la galería de la escuela. Hasta siempre. Volá alto con tu guardapolvo blanco. Te queremos, y no te olvidaremos jamás”, prometió Dante Antinao.

“Amabas cantar. Te recuerdo en el comedor de la escuela con aroma a mate cocido y a dulce de batata, y a esa esencia que transmitía la manzana y la menta. Hace días me tocó llevarte en la ambulancia en los momentos más difíciles de la vida”,

contó con tristeza el exalumno Dante Javier Antinao.

“Te recuerdo alta, con una voz fuerte y una tonada graciosa. Contabas chistes, pero cuando decías: ´callados!´, era callados. Sos uno de mis mejores recuerdos de la Escuela 27”,

recordó con alegría Miriam Meza.

“Sos parte de mi niñez, cierro los ojos y te recuerdo en aquella galería con olor a tibia leña, riendo, pañuelito al cuello. El cielo ganó una estrella, seguirás brillando”,

se despidió Viviana Jofre.

Datos

“Amabas cantar. Te recuerdo en el comedor de la escuela con aroma a mate cocido y a dulce de batata, y a esa esencia que transmitía la manzana y la menta. Hace días me tocó llevarte en la ambulancia en los momentos más difíciles de la vida”,
“Te recuerdo alta, con una voz fuerte y una tonada graciosa. Contabas chistes, pero cuando decías: ´callados!´, era callados. Sos uno de mis mejores recuerdos de la Escuela 27”,
“Sos parte de mi niñez, cierro los ojos y te recuerdo en aquella galería con olor a tibia leña, riendo, pañuelito al cuello. El cielo ganó una estrella, seguirás brillando”,

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