Conectados: “Secreto de bolsillo”

Ella amaba ese enterizo de breteles finos. Corte a la cintura con rombos de colores amarillos, verdes, rosas y marrones. Le recordaba a las formas clásicas de un arlequín. Cada vez que se lo ponía, había algún comentario en torno a esa elección. No le importaban, ni las acotaciones que hacían sus hijas sobre éste, ni lo payasesco que les parecía. Tenían un secreto, y por eso lo amaba.

Siempre defendía y explicaba todo con tanto detalle y énfasis. Pero cuando lo tenía puesto, solo miraba a sus detractores con una sonrisa apenas marcada. Los dejaba sin explicación. Y si lo hacía, tal vez podía escaparse el porqué de su amor. No fue a primera vista. En verdad, cuando lo compró, no le gustó. Como tantas cosas que compraba por las dudas, por si lo necesita, o porque simplemente algo tenía que adquirir. El amor nació una mañana de verano. Mientras paseaba pensativa por el parque de avellanas. Ese junto al río, que tanto amaba. Fue entonces cuando introdujo sus manos en los bolsillos y descubrió que en la parte interna del derecho, un pequeño orificio dejaba que su dedo índice cruce al vacío.

Su perfección y su inmediatez, hicieron que regresara prontamente a su casa. No vaya a ser que sucediera algo, un accidente, un desmayo, una señal no manejable. Quizás, pudieran descubrir en ella cierta dejadez, desdén o imperfección. Entró a su hogar y se dirigió rápidamente en búsqueda de su caja de costuras. Tenía que remendar ese desperfecto que arruinaba su esmero. Siempre presente en todo lo que hacía.

Tomó su costurero, como quien se aferra a los textos apócrifos del libro de la sabiduría. Sujetó una aguja y un carretel de hilo, proponiéndose confirmar a sí misma que su vida era como los encastres de aquel puzzle de castillos y jardines que tanto tiempo le llevó armar. El que tiene encuadrado en uno de los rincones de su biblioteca. Le encanta escuchar de aquellos que por primera vez lo observan comenten: “¿quién es el pintor?” y se regocija por dentro al confirmar que ellos no pueden observar a simple vista las divisiones de las piezas.

Con los lentes puestos, se sacó la prenda. Recordando, mientras la ponía al revés, que hoy le llaman “mono” y sin poder hacer una conexión del porqué de su nombre. Hilvana con premura la aguja, hace un nudo en una de sus puntas, verifica el orificio, su extensión y cuando está a punto de realizar la primer puntada, se frena. Lo mira, e introduce su dedo nuevamente en el orificio, generándole cierto placer.

Pincha la aguja en el almohadillero, guarda el hilo, cierra el costurero. Da vuelta su prenda, se la pone de nuevo, camina hacia la puerta de entrada, y vuelve a salir. Llega al parque, respira profundo e introduce sus manos en los bolsillos. Confirma con su dedo índice que sigue ahí. Y una vez más, una mezcla de paz y calma vibran en su ser.

perfil

Rossana Martínez

Datos

Nació en Monte Caseros Corrientes y se radicó en la provincia de Río Negro. Es licenciada en Relaciones Públicas, consultora y capacitadora. Dicta seminarios y cursos y brinda conferencias en el ámbito empresarial.
En el 2013, motivada por la ecología, publicó una novela para niños, “Dufy un duende excepcional”, que ha sido reconocida a nivel provincial y municipal por su intención educativa. Va por su cuarta edición.
En el 2017 fue invitada a editar su obra “Todo por robar una oveja” por el Fondo Editorial Municipal de General Roca con el fin de dar inicio a su colección de literatura infantil y juvenil de autores regionales.

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