Desde hace 22 años alimenta a niños en Allen y sueña con un espacio más grande

Antes del medio día María Colipi ya tiene lista la olla con mostacholes con tuco para los 45 chicos que vienen a almorzar al comedor “El Sol” de Allen. A las 12 los pequeños que tienen entre 4 y 16 años llegan con su plato para disfrutar de la exquisita comida.

Unos les dan un beso, otros un abrazo a María, a la que conocen como Maruca. Luego le pasan su plato y esperan con paciencia sentados en la mesa mientras esa mujer solidaria empieza a servir.

“Para unos niños soy la abuela y para otros tía y para otros la mamá”, contó Maruca emocionada.

Aquí no hay límites para las porciones y Juan, que vino con su hermanita, puede repetir.

El comedor está ubicado en el asentamiento Aeroclub, cerca de las bardas, en el extremo del barrio Norte.

Maruca tiene 62 años y desde los dos vive en Allen. Su familia era de La Pampa. Ella es jubilada y tiene algunos animales como chanchos y gallinas que engorda y vende para comprar alimentos y cocinarle a los chicos.

Cuando levantó su casa en el asentamiento Aeroclub, vio como el hambre golpeaba a los niños de esa zona.

“Sus padres iban temprano a un basural que lo llaman el mercado y traían los restos de comidas que desechaban los restaurantes. Había pan que estaba en descomposición. Ellos le sacaban la parte mala y el resto lo calentaban en la parrilla”, recordó.

En 1996 junto a otra vecina pidieron colaboraciones al municipio y comercios de la ciudad.

Luego con mucho esfuerzo levantó un salón de 5 metros por 8. Una iglesia evangélica colaboró con materiales. Además vendió una chancha y con esa plata compró unos viejos tirantes que eran de la fabrica de salsa de tomates Bagliani y una fundación alemana ayudó con una cocina.

Durante la crisis del 2001 Maruca cocinaba pan casero y lo cambiaba por verduras y caldos de gallina en la feria frente a la municipalidad. Años más tarde comenzó un nuevo sueño que era construir un comedor más grande. A principios de diciembre pasado se inició la construcción también en el patio de su casa. La cerámica Cunmalleu le donó los ladrillos y Maruca contrató a un albañil que levantó las paredes. El nuevo espacio tiene 25 metros por 12 pero le falta todo el techo y el piso. Los que estén interesados en ayudar con el comedor El Sol pueden comunicarse al celular 299 15508-6984.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios