Dos clásicos para recordar

Dos de los hechos que seguramente marcaron la historia de la Fiesta Nacional de la Manzana y de la comunidad que año a año la espera y disfruta fueron la creación del grupo El Quincho y la aparición de Ricardo “Chiqui” Pereyra y su lanzamiento a los más importantes escenarios del país. Desde 1969, y durante muchos años, el Grupo El Quincho fue un gran partícipe de la fiesta y aún son recordadas en la ciudad algunas de las ambientaciones que realizaron estos vecinos que cada año definían un tema diferente para el espacio. Eran vecinos que organizaban durante todo el año cenas, desfiles o cualquier otro evento para poder juntar fondos para las actividades que organizaban en los días que duraba la Fiesta de la Manzana. Generalmente unos días antes organizaban una cena con una ambientación diferente cada año. Este evento es el precursor de lo que hoy conocemos como la “Cena de Gala” ya que contaba con un espectáculo de salón, generalmente un cómico, y terminaba con un divertidísimo baile. “EL PIBE DE LAS MANZANAS” En 1978 Silvio Soldán llegó a Roca con su troupe para participar de la fiesta y conoció en un concurso a un joven que se convertiría en un ícono del Valle. Era Ricardo Chiqui Pereyra a quien inmediatamente Soldán definió como “El pibe de las manzanas” y convocó hacia la capital. Pocos meses después, “Chiqui” cantó por primera vez en Buenos Aires y luego en Mar del Plata. En 1979 recordaba en una entrevista: “Tuve la suerte de ir dentro de un cartel bastante importante donde iban Guillermito Fernández, María Garay y Alberto Podestá. Un elenco muy bueno, y allí, entre el montón, entró “Chiqui” Pereyra. La primera noche fue la prueba. Yo había estado ya en diciembre en Mar del Plata y la gente me había aceptado. Pero el público de temporada es muy difícil, porque hay que cantar para muchos, para distintos gustos. Y las cosas salieron diez puntos. Hemos trabajado mucho. Hemos hecho 66 noches consecutivas y siempre con el estandarte de nuestra ciudad y de nuestra gente”. Este cantante que se instaló definitivamente en Buenos Aires sigue siendo parte indispensable de la fiesta.